El nombramiento del general en retiro, David Munguía Payés, quien fungía como Ministro de Defensa, y la polémica desatada ha sido el colofón de la novela de la seguridad púlica salvadoreña.
Desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, muchos sabíamos que la posguerra sería peor que la guerra misma para la población civil y recuerdo que en la celebración de fin de año de 1991 cuando era un hecho la próxima firma de los acuerdos, hice patente mi ecepticismo respecto a la paz lo que me granjeó las críticas de todos los presentes.
Hubo otras entidades interna y externas que tambián lo sabían e intentaron crear una estructura de prevención para minimizar los efectos de la posguerra, pero la ayuda y los recursos fué utilizada por el gobierno de ARENA bajo los mandos tanto de Felix Alfredo Cristiani como de Armando Calderón Sol, para reforzar las juventudes nacionalistas, empresarios juveniles y sus estructuras juveniles, tal como lo relato en el post: “Los grandes robos y la situacion de violencia actual”.
Es casi una ley natural que en el período de posguerra, sobre todo cuando se ha sufrido una guerra civil, las naciones entran en un período de descomposición social que afecta al desarrollo de la misma y que pueden retrasar el logro de la reconciliación civil.
Los niveles de violencia criminal fueron subiendo en una espiral incontenible al no llevar a acabo las acciones preventivas que se propusieron y que hubieran evitado caer en el cisma social que actualmente vivimos.
Ante la ola de violencia desatada, la respuesta de los gobiernos de Francisco Flores y de Antonio Saca no se hizo esperar y recurrieron a medidas populistas y cosméticas como las Manos Duras y Super Duras, con el conocido pero poco publicitado rotundo fracaso, que llevó los índices de criminalidad hasta los niveles en que se encuentra actualmente.
Con el cambio de gobierno se esperó que hubiese un giro diferente en la forma de atacar el problema, se sabía que el mal estaba hecho y que toda respuesta tardaría años en mostrar resultados, pero los cambios en materia de seguridad pública no fueron en realidad profundos, sino una adecuación de los anteriores, Manuel Melgar no era el incompetente que los medios querían hacernos creer pero no quiso o no pudo cambiar el modelo de acción y se mantuvieron bajo el esquema de hacer prevalecer la represión como principal medida con la salida del ejército a las calles, la crimininalización de las pandillas (Ley antimaras) o el aumento del rigor a las penas de adolescentes, en este blog lo dijimos y lo mantenemos, la represión por si sola no es la solución.
Sin embargo para la derecha que había perdido el control del ejecutivo la presencia de un ex guerrillero en control de la cartera de seguridad era un potencial peligro de perder la impunidad que han gozado desde siempre y desde el inicio desataron una campaña para que la población fuera conciente de los terribles niveles de crimen y violencia que vivimos en El Salvador, luego de años de ominoso silencio, los medios se desataron mostrando a la población lo que habían venido ocultando durante años.
Sumado a esto, Mauricio Melgar no era para nada grato a las administraciónes norteamericanas, por su suspuesta vinculación con el crimen de la Zona Rosa, lo que llevó a que tuviésemos un Ministro de Seguridad impopular para fuertes sectores de la sociedad salvadoreña y del ámbito internacional.
El mantenerse plegado a los viejos planes hizo que los resultados de su gestíon fuesen muy poco visibles y casi imperceptibles en el aspecto de los índices de crimen y violencia. hasta el punto en que ya sea por todas las presiones internas o externas se vió obligado a renunciar, dejando el camino libre a que se considerara la posibilidad de poner un militar al frente de la cartera de seguridad.
Un militar es mas potable para la derecha y para los Estados Unidos y Funes, cuyo gobierno ha buscado un cambio “seguro”, es decir que sea aceptable para las élites dominantes, sin tocar a fondo las estructuras socio económicas, se ha plegado al modelo norteamericano y lo considera socio estratégico en la implantación de una política integral de desarrollo, apostándoles a la alianza para el desarrollo que le ofrece el gobierno norteamericano, con lo cual podría darle los réditos políticos que no ha logrado obtener con su gestión.
También se habla de que para Munguía Payés es una oportunidad de lograr el estrellato político que lo llevaría a una posible candidatura presidencial el 2014 en alianza con Funes y otras fuerzas sociales que ya mueven sus piezas en torno a nuevas alianzas políticas.
Sobre todo este entorno se juegan muchos intereses políticos, económicos y de seguridad, el FMLN quiere el control de una institución que le permita territorialidad, vigilancia y control sobre la población y sobre las personas “de interés”, la derecha no quiere un ministerio de seguridad totalmente ajeno a sus intereses, los Estados Unidos se quita una espinita en su control hegemónico de nuestra nación, por lo que toda esa discusión en torno a que si es constitucional, que si es un retroceso en los acuerdos de paz, que si la seguridad se va a miliatirzar, que si fué o no la mejor decisión, es al final, totalmente irrelevante para los intereses y necesidades de la nación.
La presencia de un Militar no va a resolver el problema de la delincuencia, aunque sea uno de «trayectoria limpia y honesta», por lo que habrá que esperar si los componentes de el denominado Asocio para el desarrollo realmente traen consigo elementos que ataquen efectivamente a la solida estructura criminal enquistada en el gobierno, en la Empresa Privada Salvadoreña y en la sociedad misma.
La pregunta obligada es que si la alianza con los Estados Unidos es en realidad la mejor apuesta que se puede tener, porque recordemos que los Estados Unidos son los que han creado a sus propios monstruos, por ejemplo Noriega, Osama Bin Laden, Sadam Husein, el grupo criminal Los Zetas son comandos élite del ejercito mexicano formados y entrenados por los Estados Unidos, supuestamente para combatir a la guerrilla zapatista y que terminaron siendo seducidos por las posibilidades de poder y dinero ofrecidas por el narcotráfico.
A menos que el famoso Asocio por el desarrollo considere dentro de sus componentes el cambio de la estructura de exclusión neoliberal que empobrece y crea terreno fertil a la delincuencia e incorpore un fortalecimiento de la lucha contra la impunidad, la nueva dirección será solo “mas de lo mismo”.l
Los Estados Unidos no es que velen por sus paises vecinos, sino que protejen sus intereses y en este caso se trata de proteger la esencia de la estructura globalizada de nuestra economía, estos intereses no son los mismos de la oligarquía criolla que quisiera mantener la cuota de poder que tradicionalmente tuvieron en el país y el FMLN devenido en una máquina electoral y modus viviendi de toda una generación de ex-guerrilleros también necesita controlar la estructura de seguridad nacional para proteger sus propios haberes.
El problema de la seguridad es un problema de nación y el nombramiento de un titular en materia de seguridad pública es atributo del presidente electo y sea militar o civil, sea obedeciendo a lineamientos o intereseses determinados no cambia la necesidad de seguridad del ciudadano y no resolverá el problema de la delincuencia, pero se puede mervar el efecto y el riesgo solo si tomamos un compromiso como nación para luchar contra el crimen, libre de partidarismo o politequería barata, compromiso contra la impunidad, contra la corrupción, contra el crimen y la exclusión, solo si estamos a favor de la educación, de la prevención y de la tolerancia podremos sacar al país de la espiral de violencia en la que sigue sumergíendose.
¿Y usted que opina?
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