El arte de ideologizar frente al de desideologizar

 

Por: Francisco Quintanilla

Tanto Ignacio Martín-Baró como Ignacio Ellacuría, le atribuyeron, el primero a la psicología social y el segundo tanto a la filosofía como a la misma universidad, una función desideologizadora.

La desideologización para entender su esencia, es inevitable, contraponerla a la función ideologizadora que han cumplido a lo largo de la historia de la sociedad humana, las instituciones que han estado y continúan estando al servicio de los que tienen el poder económico y político en un momento y en una sociedad determinada.

Ignacio Ellacuría por lo menos en dos de sus libros: Cursos universitarios (2009) y en Escritos filosóficos (2001, tomo III), libros publicados post mortem, sostenía que el mismo Karl Marx a la hora de que analizó la ideología, fue el que más destacó el fenómeno de la ideologización, el cual va ocurriendo cuando la ideología, y en concreto la ideología de la clase dominante, progresivamente va sustituyendo en la conciencia de las clases dominadas, la realidad. Esta ideología la transmiten e imponen a las clases dominadas fundamentalmente por medio de la educación con todas sus formas de expresión.

De hecho, como lo sostiene Aníbal Ponce en su libro, Educación y lucha de clases (2015), que la educación en cada periodo de la historia de la humanidad, siempre está al servicio de las clases sociales dominantes. Esto indica, que la educación que se imparte y se impone a las clases dominadas, es una educación que tiene como finalidad última transmitir e inyectar la ideología de la clase dominante a las clases dominadas, de tal forma que en la medida que la ideología va sustituyendo a la realidad objetiva, las clases dominadas terminan percibiendo, no la realidad tal como es, sino la realidad que la clase dominante quiere que vean y asimilen en forma acrítica y acreativa.

La función ideologizadora de las clases más poderosas económica y políticamente, queda clara, cuando desde el punto de vista marxista, se considera a la ideología como una falsa conciencia en la cual se presenta una imagen que no corresponde a la realidad, a la cual encubre y justifica a partir de los intereses de la clase dominante.

A ese proceso, donde las clases dominadas, en forma inconsciente, terminan “percibiendo” la realidad que las clases dominantes quieren que vean, es lo que Martín-Baró y sobre todo Ignacio Ellacuría, le denominó, ideologización.

En otras palabras, ideologización es la habilidad que han tenido las clases opresoras de hacer que las clases dominadas no sean capaces de ver y escuchar la realidad tal como es, sino que la “perciban” tal como quieren las primeras que la vean las segundas. Dicho, en palabras más populares, la ideologización, es ponerle un velo, un trapo en los ojos de las clases dominadas para que sean incapaces de capturar la esencia de la realidad, y terminen viendo la realidad no con los ojos de los pobres sino desde los ojos de los ricos. Convirtiéndose en sordas y ciegas ante la misma realidad.

Actualmente esta función ideologizadora, le es más fácil a las clases que tienen el poder económico y político a nivel nacional y mundial, desarrollarla, ya que sobre todo con la educación informal que se realiza por medio de las herramientas tecnológicas, por medio de las redes sociales, más hábilmente, adormecen a las mayorías pobres y a las mayorías asalariadas.

Frente a ese carácter ideologizador, encubridor de la realidad real que continúan jugando los medios masivos de “información”, que están al servicio de las clases económica y políticamente más poderosas, es que Ignacio Martín-Baró y Ignacio Ellacuría, exigían que tanques de pensamiento académico como las universidades deberían de jugar un papel desideologizador, es decir, descubridor de la realidad.

Los tanques de pensamiento, como las universidades deberían de contribuir a que la población mayoritaria de El Salvador, para el caso, aprendan a quitarse el velo, el trapo de los ojos y los tapones de los oídos; trapos y tapones que se los ha puesto e impuesto las clases económica y política dominantes, para que actúen como ciegos y como sordos ante la realidad real, ya que siendo sordos y ciegos, terminan sintiendo, pensando y actuando como quieren esas clases dominantes a nivel nacional y mundial, que sientan, piensen y actúen.

A partir de esta exposición somera de la ideologización y desideologización, se puede de alguna manera, valorar lo que actualmente está ocurriendo en El Salvador, y en todos los países empobrecidos.

Si se valora, la línea evolutiva de la sociedad salvadoreña, por lo menos a partir de lo que ha ocurrido en los últimos 31 años, se puede demostrar y poner al descubierto que todos los gobiernos que han estado en el poder han ejercido desde su situación de privilegio, una línea ideologizadora, una línea encubridora de la realidad y de lo que ellos han hecho para mantenerse en el poder y enriquecerse a costa del sufrimiento del pueblo salvadoreño.

Durante los cuatro gobiernos de ARENA (Cristiani, Calderón Sol, Francisco Flores y Saca), la oposición les señaló que eran gobiernos corruptos, destacando en ellos por lo menos tres aspectos sumamente relevantes, uno de ellos que habían robado enormes cantidades de dinero a las arcas del Estado, por lo tanto a los impuestos del pueblo trabajador salvadoreño, dos que habían hecho trato con las padillas para sacar ventajas electorales en varias de las elecciones tanto presidenciales como de diputados y de alcaldes, que este partido ganó, y tercero, que fueron los responsables de privatizar instituciones como ANTEL, el Fondo de Pensiones Públicas, así como responsables de dolarizar el país y de desaparecer como arte de magia, enormes cantidades de colones.

En cuanto al tercer aspecto, fue más que obvio que fueron los responsables de dejar al Estado salvadoreño en una situación sumamente complicada al haber privatizado instituciones, que constituían una fuente principal de ingresos económicos para el Estado.

Con respecto a los primeros dos aspectos, es decir, a la corrupción, a la estafa del Estado salvadoreño y al trato con las padillas para obtener beneficios electorales por parte de ARENA, manifestaron en su momento, la dirigencia de este partido de de que eso era una mentira y que más bien era una persecución política.

Con el transcurrir del tiempo, ya cuando ARENA no estaba en el poder del ejecutivo, se demostró con datos evidentes, que todo eso era verdad, de tal forma que dos expresidentes de la república fueron procesados legalmente y uno fue condenado por una estafa millonaria al Estado salvadoreño, el otro presidente, a pesar de que no se determinó si era culpable o inocente, por las razones conocidas, todos los datos apuntaban que también era culpable.

Varios miembros del gabinete de ambos gobiernos salieron salpicados, bien untados de dicha corrupción, a pesar de que los fiscales respectivos, no profundizaron en las investigaciones del caso, por esta razón varios ministros, viceministros, diputados, etc. no fueron procesados ni mucho menos condenados, a parte que los otros dos gobiernos de ARENA no fueron investigados ni procesados, sin embargo, el primer presidente de la república de origen arenero, hoy en día está volviendo a salir su nombre a nivel nacional e internacional en el caso del asesinato de los sacerdotes jesuitas en noviembre de 1989.

Este destapamiento a medias de la olla de la corrupción arenera, generó las posibilidades de que el FMLN llegará por primera vez a la presidencia de la república, despertando muchas esperanzas que por fin El Salvador, tendría un gobierno realmente diferente a los que hasta entonces se había tenido, sobre todo porque antes de ser partido político el FMLN, había sido un ejército guerrillero que había luchado en favor de los intereses del pueblo salvadoreño, de las mayorías populares.

Sin embargo, esa esperanza del pueblo salvadoreño que se había cultivado a fuerza de sangre y sacrificio, muy pronto comenzó a verse frustrada y ahogada. El primer gobierno y el segundo del FMLN, lejos de responder a esa esperanza de las mayorías populares, continuó sirviendo a los intereses de las minorías ricas y a sus propios intereses. El FMLN como gobierno se constituyó en un continuo de los gobiernos que le habían precedido y sobre todo de los gobiernos areneros, es decir, fueron más de lo mismo.

El gobierno de Mauricio Funes decepcionó profundamente a la gente y el de Sánchez Cerén, le pegó el tiro de gracia a las esperanzas del pueblo salvadoreño.

A los gobiernos del FMLN, la oposición, en este caso ARENA y posteriormente por el actual presidente Bukele, les acusó de ser gobiernos corruptos y de que habían hecho trato con las pandillas para sacar réditos electorales. Los dirigentes del FMLN, dijeron que eso era mentira, y que más bien se trataba de una persecución política.

El tiempo demostró que estas acusaciones eran ciertas. En el gobierno Funes, hubo, según la fiscalía general de la república una estafa millonaria del erario público y donde varios miembros de su gabinete, amigos y familiares salieron untados de dicha corrupción, pero también se les demostró que el trato con las pandillas para sacar ventajas electorales y de esta forma disminuir los homicidios a nivel nacional, era verdad.

Al gobierno de Sánchez Cerén, se le agregó que al igual que los gobiernos de ARENA, había sido también altamente nepótico, es decir, que utilizaron su poder para insertar laboralmente a buena parte de sus familiares en puestos estatales con sueldos jugosos.

Toda la disconformidad generada por la naturaleza de los cuatro gobiernos areneros y sobre todo por la profunda decepción provocada por la antinaturaleza de los dos gobiernos del FMLN, generó que Bukele ganará las elecciones presidenciales, quien hábilmente penetró en la subjetividad de la mayoría del pueblo salvadoreño, y les vendió, de nuevo la esperanza de que seria un gobierno totalmente diferente a los de ARENA y a los del FMLN,; un gobierno que estuviera a favor de los intereses de las mayorías populares.

Después de un año y medio del gobierno de Bukele, los indicadores de este gobierno van mostrando, que de ninguna forma es un gobierno diferente a los de ARENA y el FMLN. Todo va señalando que es más de lo mismo.

La oposición, ARENA, FMLN y el PDC le han señalado de corrupción, de que varios de sus ministros están estafando millonariamente las arcas del Estado, segundo de que han hecho, según publicación del periódico El Faro, trato con pandillas, para bajar los homicidios a nivel nacional, además de que su gobierno es también nepótico como los gobiernos de ARENA y del FMLN. El presidente Bukele, varios de sus ministros (de ganadería, de trabajo, de salud), así como una comisionada de la presidencia, les han señalado que han utilizado su poder para incorporar a varios familiares a plazas estatales y de malversar fondos del estado.

A toda esta realidad de corrupción, de nepotismo y de trato con las pandillas, ciertas instituciones como la Procuraduría de los Derechos Humanos, la Organización Probúsqueda, la UCA, y otras organizaciones sociales y no gubernamentales, han señalado de que el gobierno de Bukele se opone a que los familiares de las víctimas del Mozote tengan acceso a los archivos de la Fuerza Armada, impidiendo con esto tener más posibilidades de conocer la verdad.

En este suceso de que el presidente Bukele como Comandante General de las Fuerzas Armadas, de impedir que los familiares sobrevivientes de las victimas del Mozote, así como otras autoridades involucradas en el proceso de investigación, tengan acceso a los archivos de la Fuerza Armada, se logra denotar la contradicción fundamental en qué ha caído este gobierno, ya que por una parte, le ordenó  a la Fuerza Armada, retirar el nombre del coronel Domingo Monterroza al cuartel de la Tercera Brigada de Infantería en San Miguel, por ser el principal artífice de la masacre del Mozote, así como también invitó a los familiares sobrevivientes de esta masacre a desayunar en Casa presidencial comprometiéndose ante ellos en hacer justicia ante tal espantoso genocidio, y por otra, les cierra la puertas para que no puedan conocer la información que contiene estos archivos.

Esta contradicción en el proceder de este gobierno ante la masacre del Mozote, refleja a todas luces, que, en él, existe y convive una fuerte dosis de hipocresía, de mentira y de utilitarismo proselitista, igual que en los gobiernos pasados.

Otro aspecto importante, que han publicado los diferentes medios de comunicación, es la información que presentó el anterior presidente del Banco Central de Reserva, sobre que el actual gobierno ha tenido acceso y ha gastado buena cantidad de millones de dólares, dejando al descubierto, que el presidente Bukele, es un mentiroso al asegurar que la Asamblea legislativa no le había aprobado ni un centavo partido por la mitad. Este acontecimiento, provocó que veinticuatro horas después, el presidente del BCR, “renunciara”, que muchos miembros de la oposición, consideraron que no fue una renuncia, sino que el presidente Bukele lo destituyó, por haber tenido la osadía de contradecirlo.

El actual gobierno respaldado sobre todo por GANA, el CD, el PCN y el llamado diputado independiente, al igual que ARENA y el FMLN, dicen que esas acusaciones no son ciertas, de que se trata de una persecución política.

Todo este comportamiento de corrupción y de mentira, que le señalan no sólo la oposición política, al gobierno de Bukele, sino que también diferentes organizaciones sociales, religiosas e instituciones académicas, es un reflejo, de que, de ser completamente ciertas, entonces, estamos ante un gobierno, que no es más que un continuismo de los gobiernos anteriores.

Ante los anteriores señalamientos, que todo va indicando que son ciertos, surge la pregunta, ¿por qué buen porcentaje de la población salvadoreña sigue creyendo y dándole un fuerte apoyo al actual gobierno?

Hay varias razones, la primera de ellas, es que la oposición al gobierno actual, es una oposición profundamente desacreditada política y moralmente. En este sentido ARENA, el FMLN y el PDC, al no ser partidos solventes política y moralmente, prácticamente, se constituyen en una nula oposición al gobierno del actual presidente de la república salvadoreña.

Una segunda razón, es que el FMLN, con lo que hacen lejos de contrarrestar su descredito moral y político, lo agrandan cada día más. Por ejemplo, dos indicadores de ello: su asociación con el partido ARENA, que a lo largo de la historia fue siempre su oposición, siempre fue su antítesis política e ideológica y un segundo indicador, meterse a defender lo indefendible, como es defender al diputado Rodolfo Parker, quien, desde que fue publicado el informe de la comisión de la verdad, titulado “De la locura a la esperanza” el 15 de marzo de 1993 hasta el proceso judicial reciente del coronel Montano y encontrado culpable del asesinato de los sacerdotes jesuitas de la UCA, realizado en España, se menciona su involucramiento en tal magro acontecimiento, ocultando o desapareciendo información sobre todos los que tuvieron involucrados en tal asesinato, que por cierto, también sale salpicado, el ex presidente de la república Alfredo Cristiani.

Una tercera razón, es la profunda decepción causada sobre todo por los gobiernos del FMLN en la población salvadoreña; esta decepción generó una especie de alergia y empacho político, de tal forma que el bukelismo se constituyó en una medicina antialérgica y antiempacho. Este rechazo a todo lo que huele a FMLN se extiende también a todo lo que huele a ARENA, ya que el primero por su antinaturaleza y el segundo por su naturaleza, fueron y continúan siendo una expresión de corrupción, con el agravante en el caso del FMLN, de que también hiede a traición.

Una cuarta razón, es que a pesar de que buena parte de la población salvadoreña despertó para darse cuenta del engaño y de la corrupción tanto de los gobiernos de ARENA y del FMLN, lamentablemente se volvió a dormir, una vez iniciado el gobierno de Bukele. La porción de la población que es grande y que sigue creyendo y apoyando al actual gobierno, se acomodó en sus dulces sueños como un bebé que se duerme tranquilamente ante el arrullo y caricias de su mamá, y que al despertar seguirá siendo amamantado por su progenitora.

Una quinta razón, que está vinculada con la anterior, es la capacidad que ha tenido y tiene este gobierno de ideologizar, de ponerle un velo, un trapo en los ojos de la población y de tapar sus oídos, para que nos sean capaces de capturar la esencia de la realidad salvadoreña, para que no sean capaces de distinguir la verdad de la mentira, lo claro de lo oscuro, para que no sean capaces de darse cuenta que el actual gobierno es más de lo mismo, para que no sean capaces de darse cuenta que el actual gobierno no ha cumplido con lo que prometió, romper con la lógica de la corrupción arenera y efemelenista, olvidándose de inmediato de uno de sus eslogan de batalla proselitista: “El dinero alcanza cuando nadie roba”. Resulta que tantos préstamos millonarios que han hecho, que debería alcanzarles, pero nunca les alcanza.

Una sexta razón, es que una de las habilidades del actual gobierno que supera con creces a los gobiernos de ARENA y del FMLN, es la capacidad de inducir a la población a que asimilen la ideología del actual presidente, de tal forma que la realidad real es sustituida por la realidad del presidente Bukele, por su ideología. En este sentido, quien no vea la realidad como la ve el presidente de la república es considerado un enemigo del presidente, de la verdad y de la justicia.

Ante un continuo de la mentira y de la corrupción por parte del actual gobierno, que no lo diferencia y distancia de los gobiernos de ARENA y del FMLN, ante tanto ocultamiento de la realidad y de presentar la mentira con rostro de la verdad, continua siendo tan válido como antes el carácter desideologizador a que recurrieron académicamente Ignacio Ellacuría e Ignacio Martín-Baró para combatir esos procesos ideologizadores, ocultadores de la realidad, ocultadores de la verdad, a que recurren la estirpe hipostasiada de la escuela maquiavélica, de que el fin justifica los medios, de tal forma, que si es necesario mentir para conquistar y mantener el poder, pues hay que mentir y engañar a la población de votantes.

El problema es profundamente grave, ya que por una parte la gente, con justa razón no quiere regresar al pasado, no quiere que gobiernos de ARENA y del FMLN regresen al poder, pero por otra, no quiere en su horizonte esperanzador, aceptar que la esperanza muera, no quiere aceptar, que el actual gobierno, hasta el momento no ha hecho la diferencia, no quiere aceptar, que el actual gobierno, con la mal llamada canasta solidaria y con los $300, les ha comprado su voto no sólo para las elecciones próximas sino que para todas las venideras, augurándose con esto, un retorno, a dinastías como la familia Meléndez Quiñonez, quienes estuvieron en el poder durante 14 años,  de 1914 ha 1928.

Para terminar esta reflexión, queda por señalar, que tanques de pensamiento como las universidades y otras instituciones académicas, así como organizaciones sociales, religiosas, etc., a que jueguen un papel desideologizador, que posibilite que buen porcentaje de la población salvadoreña se quite el velo de los ojos y los tapones de los oídos, que lo han convertido en sujeto ciego y sordo, que lo ha convertido en una especie de sujeto pasivo y adormecido, para que despierte de una vez y para siempre y asuma las riendas de su propio destino, que debe ser un destino liberador.

25/08/2020

 

 

 

 

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