Con un margen de casi el 10% sobre Henrique Capriles, Hugo Chávez ganó su cuarto período presidencial en Venezuela. Para los expertos en elecciones y para los analistas serios de la política este resultado no representa ninguna novedad ni sorpresa. Pues simplemente se cumplió lo que las encuestas habían pronosticado, que la diferencia entre ambos candidatos era de aproximadamente un 10% a favor de Chávez.
Tanto las encuestas que ordenaba Chávez, como Capriles y las independientes eran coincidentes en esta diferencia. Lo que sucede es que ningún perdedor puede aceptar antes su derrota. De esta manera comienzan los juegos con los números para buscar otras interpretaciones más favorables. Para la derecha, tanto venezolana como latinoamericana y estadounidense era contraproducente aceptar que toda oposición venezolana, aglutinada en torno a Capriles no tenía la capacidad de ganar electoralmente al Socialismo del Siglo XXI de Chávez.
Fue así como buscaron explicaciones adicionales a lo que las encuestas decían. Uno de los argumentos más usados en el país, era que al haber un aproximado de treinta por ciento de indecisos y tomando en cuenta el clima de miedo que mantenía Chávez, este porcentaje escondía en forma mayoritaria su simpatía por Capriles. Por tanto era la carta escondida que le daría la victoria a la oposición venezolana. Muchos “analistas políticos” que escriben en los medios de comunicación masivos esgrimieron esta tesis, para mantener un clima de esperanza a la oposición venezolana.
En los EUA miles de venezolanos se gastaron sus ahorros en pagar un boleto de avión para ir a votar, con la esperanza de ser parte de la gran victoria contra Chávez. Cuando iban todo era fiesta y alegría, el retorno era confusión y tristeza. Igual pasó en varios restaurantes de ese país, donde al estilo de los chupaderos salvadoreños cuando juega el clásico del futbol español, miles llegaron a ver en pantallas gigantes el resultado electoral. Después de los primeros resultados, la fiesta se fue convirtiendo en velorio.
También en El Salvador, la manipulación de los grandes medios de comunicación llevó a muchos a pensar que Chávez iba a perder. En los últimos días había muchas teorías sobre lo que significaría para la izquierda salvadoreña la derrota de Chávez. El candidato presidencial de la derecha se lamía los bigotes pensando en esta posibilidad y las ventajas que le traería.
Ahora, la realidad se impone y hasta Capriles ha tenido que aceptar con humildad y hombría su derrota. Hoy los grandes medios de comunicación tienen que aceptar la victoria de Chávez en enormes titulares periodísticos. De no hacerlo así perderían “objetividad”, son los costos de pregonar la “información objetiva”.
No sería raro que ahora regresen los titulares sobre la enfermedad del mandatario. Pensar que tendrán Chávez por los próximos siete años, es difícil de admitir y pensar. Es mejor creer la posibilidad de su pronta muerte. Ya algunos habían adelantado que era probable que en diciembre su situación se agravara ya de forma irreversible. La verdad es que nadie sabe con exactitud la verdadera dimensión de su enfermedad. Hace unos meses, un señor que decía haber sido el médico de cabecera de la familia, predecía que Chávez no llegaría vivo al día de la elección.
La única realidad es que todo el mundo pudo ver un Chávez muy activo durante toda la campaña de su reelección, dando dos y hasta tres discursos de más de hora y media, por día. Según algunos esto es posible a base de novedosos procedimiento médicos de los cubanos. Pero lo que hay de fondo son los juegos de poder en los cuales los grandes medios de comunicación son pieza importante. Si llega diciembre y Chávez sigue vivo y coleando, armarán otra historia.
Lo importante es que tomemos conciencia de esto, solo así evitaremos caer como ingenuos en las trampas que nos ponen. Esto es bueno tanto para los de izquierda como para los de derecha. Así evitan los izquierdosos caer en las angustias que les vende el aparato de información y los derechosos dejarán de hacer el ridículo para luego frustrarse cuando la realidad los abofetea.
Ayutuxtepeque, lunes, 08 de octubre de 2012.
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