Raíces de la psicología de la liberación. Parte 2

Las teorías y modelos en psicología, que se orientan por el positivismo y por el modelo médico, que es un modelo individual e intrapsíquico, por su naturaleza son exclusivas de los acomodados y excluyentes de los empobrecidos. Es decir, la psicología desde el modelo médico que es el que ha predominado en la historia de la psicología, es un modelo que además de encubridor de las causas reales de lo que los expertos de esta ciencia conciben como enfermedades mentales, es un modelo elitista.

En la línea del positivismo también se encuentra el modelo experimental, que como sostiene Monedero Carmelo (1995) “el nacimiento de la psicología “científica” a finales del siglo pasado, supuso un divorcio premeditado de los propósitos humanos. El tiempo de reacción, el reflejo psicogalvànico, el aprendizaje de las silabas sin sentido, los umbrales sensoriales, etc., supusieron el estudio de lo irrelevante” (p. 75). Al estudiar lo irrelevante, la psicología se alejaba de lo verdaderamente humano, se alejaba de los avatares, de los sufrimientos como de la esperanzas históricamente humanas, reduciendo lo humano a lo objetual.

En este sentido, ningún modelo elitista, ni experimental, podrá desde su especificidad contribuir a la liberación de los oprimidos, por el contrario, consciente o inconscientemente, los que guían su práctica desde estos modelos, se constituyen en un instrumento, como diría Martín Baró e Ignacio Ellacuría, ideologizador, encubridor de las causas estructurales, de sus males y problemas, o como diría Gramsci citado en Díaz Salazar Rafael (1993), se convierten en intelectuales orgánicos a favor de la hegemonía, de las clases sociales dominantes.

La psicología y los psicólogos en buena parte, no sólo no han contribuido, a esa urgente tarea de liberación, sino que por el contrario, han contribuido muchos de ellos inconscientemente y otros conscientemente a la opresión progresiva de los pueblos empobrecidos como El Salvador.

A estas alturas, se va clarificando un poco porque se afirmaba al inicio de este documento, que las raíces de la psicología de la liberación, no habría que buscarlas tanto en otras ciencias y saberes, ni tampoco en la psicología como ciencia, sino en la psicología como reflejo de la realidad, ya que en este reflejo, que es un reflejo de un sujeto individual o grupal, se encuentra el accionar de las personas, de las organizaciones sociales y de los pueblos que luchan y han luchado por su liberación. Reflejo que debería constituirse en una de las fuentes principales de estudio y de enriquecimiento de la psicología como ciencia, si ésta quiere responder científicamente a esta realidad, y quiere comprometerse con la liberación, de quien le da sustento epistemológico, científico y axiológico.

Un psicología que continúe como la actual, contaminada por el modelo médico, no sólo por sus conceptos, sino también por su praxis, por su delirio de grandeza y del síndrome de la chaqueta blanca del que han padecido y padecen la medicina y muchos médicos, de espaldas a las realidades de los empobrecidos, y que no sea capaz de escuchar y de procesar racionalmente el conocimiento popular, que no sea capaz de capturar los latidos de las realidades humanas que la circundan, que no sea capaz de guiarse por los marginados y excluidos, que son la inmensa mayoría, es una psicología que está condenada a estar al servicio de los interés más oscuros, y condenada a marginarse de los marginados, condenada a deshumanizarse como la medicina y como buena parte de médicos, que en términos generales se olvidaron de los preceptos éticos y humanos que van desde Esculapio hasta el juramento hipocrático.

Esta psicología orientada y guiada por el modelo médico y experimental se constituye no sólo en una teoría y en una praxis “científica” que va de la teoría a la realidad, sino que constituye algo más que un ejercicio profesional, se constituye en un estilo o modo de vida, en el cual se tiene la tendencia a cosificar a los que llaman pacientes, negándole y robándole su dimensión humana.

¿Quién entonces ha incidido más en los proceso de liberación de los pueblos latinoamericano, la psicología como ciencia o la psicología como reflejo de la realidad individual o grupal?

Los hechos en la historia demuestran que la psicología como reflejo de la realidad de las fuerzas sociales e individuales son las que han contribuido más a su propia liberación que la psicología como ciencia.

La psicología como ciencia no ha contribuido a esa ingente tarea, salvo en algunos casos excepcionales, como se señaló anteriormente.

Esta ciencia psicológica no ha contribuido a esa ingente tarea por varias razones; la primera razón, es porque la psicología al ser importadora de teorías y modelos, se vuelve no sólo en dependiente, sino que también en esclava de sí misma, por lo tanto para poder contribuir a la liberación, tiene que primero que liberarse de sí misma, de los lastres encubridores e ideologizadores, productos de esa importación, que la llevan a orientarse por un modelo intrapsìquico, que no sólo se lo aplican a las personas cosificándolas, sino que también a ella misma. Al aplicárselo a ella misma, busca las causas de su desarrollo en ella misma, en la teoría misma, y no en la comprensión de la realidad que le circunda, la cual es dinámica e histórica; y una segunda razón, es porque su desarrollo, se ha sustentado, en la importación de teorías y modelos, y no en la comprensión y explicación de la realidad misma que le circunda en general, y de los movimientos sociales e individuales en particular que buscan y construyen su liberación.

La psicología en este sentido al no poderse liberar a sí misma, se ha vuelto esclava de su accionar importador, ya que no sólo importa teorías y modelos, sino que junto con esto, ha importado realidades distintas a las latinoamericanas, como también, valores y formas de ver y actuar ante la realidad, que son propios de la mirada de los dominadores y no desde la perspectiva de los dominados, es decir se ha negado a comprender e interpretar como miran la realidad los dominados.

La psicología hasta este momento, al ser ajena a las realidades latinoamericanas en general y de los movimientos y fuerzas sociales e individuales en particular y “desarrollarse” al margen de ellas, no tiene ni tendrá la capacidad de insertarse en los sufrimientos como en las aspiraciones, de las mayorías que sueñan y anhelan con un mundo más libre y liberador.

La Psicología como ciencia, además de que debería aprender a cargar la cruz junto con los empobrecidos, debería ser capaz de aprender del camino que han seguido o siguieron en su momento otras ciencias y otros saberes, que también han sido o fueron absorbidos por el arte de la dominación, como son el de la pedagogía y el de la teología.

 

Continuará…

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