Sin lugar a dudas el tema de la semana es el del transporte público. Y no es para menos, los últimos accidentes de tránsito han conmocionado a los salvadoreños por el número de muertos y heridos. Como bien lo decía un entrevistador de televisión, parecieran accidentes de aviación debido al número de víctimas. Los salvadoreños pasamos de la conmoción a la indignación y luego a las propuestas reactivas. Endurecer las leyes, no tener piedad con los motoristas cafres, no darles el subsidio, que se nacionalice o se municipalice el transporte público, etc. Todas estas propuestas son en general buenas, pero insuficientes.
El problema de fondo es que ha colapsado el sistema de transporte en el país, por cualquier ángulo que lo veamos lo encontramos en profunda crisis. Si la crisis fuera solo en el transporte público de pasajeros, sería relativamente más fácil de resolver, pero abarca otros sectores. El transporte de carga también está en crisis, el transporte privado igual. La gran mayoría de los accidentes y heridos se producen en accidentes entre vehículos particulares.
Los grandes actores que están involucrados en la temática no son capaces de resolverla. Los transportistas o empresarios del transporte han demostrado que lejos de ser parte de la solución siguen siendo parte del problema. El Estado ha mostrado debilidad, complacencia e incapacidad para enfrentar el problema. Los usuarios, que en el caso del transporte de pasajeros, son los cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas empobrecidos que se ven obligados a usar el servicio de transporte público, ni siquiera aparecen participando en las propuestas de solución.
A lo anterior hay que agregar el mantenimiento del sistema de red vial. Calles en mal estado provocan accidentes. En los últimos años creció sin precedentes la red de calles y carreteras, esto es positivo, pues la conectividad es pieza fundamental del progreso y el desarrollo Pero nadie hizo las cuentas de cuanto más costaría el mantenimiento de la red ya ampliada. A mayor extensión de calles y carreteras, más gasto para mantenerla en buen estado, pero el FOVIAL, que es el impuesto para ello, no crece. Sirve de poco que crezca la factura petrolera, pues el impuesto se paga por galón y no por el precio de este.
Cualquier “Mesa” de discusión del tema del transporte en que solo participen los empresarios y el gobierno está destinada al fracaso o a producir únicamente medidas paliativas de corto alcance. En el debate sobre la solución debe haber representantes de los usuarios, que en una perspectiva integral son los usuarios del servicio de pasajeros, pero también los empresarios que necesitan del transporte de carga para movilizar sus mercancías.
El sistema de transporte debe ser uno de los grandes temas de nación. Se debe abordar con integralidad y con visión de largo plazo. Esto lleva a recuperar la visión del transporte de pasajeros como servicio público, por lo cual, según nuestra Constitución el Estado puede tener injerencia. El transporte público de pasajeros debe ser visto como un servicio de primerísima necesidad y como un derecho humano. Por ello no puede tener como fin primordial la ganancia privada y monetaria. La ganancia fundamental debe ser social.
Los problemas sociales que se vuelven complejos hay que abordarlos con visión de proceso. Definir prioridades en base a las urgencias. La mayor urgencia, en el caso del transporte, es la preservación de la vida humana, las carreteras y calles deben dejar de ser un lugar de muerte. Esto es lo primero que se debe enfrentar. La compensación de las víctimas es el segundo elemento.
Para ello hay que superar algunos vacíos de las leyes y los reglamentos, pero al mismo tiempo hay que fortalecer la capacidad del Estado para hacer cumplir la normativa. De poco sirven leyes duras si no hay quien las haga cumplir. Debe impulsarse una fuerte campaña educativa. La alta velocidad y la violación de las leyes de tránsito no es un problema solo de los buseros, es un problema de todos, es increíble ver picachitos viejos, que los corren como si fuesen Ferraris ultimo modelo.
Hace algún tiempo un ex embajador gringo daba su última entrevista a la prensa al final de su período. Un periodista le preguntó, que le recomendaría al pueblo salvadoreño para que el país sea mejor, a lo que el embajador le contestó: “Mi esperar que al menos cumplir la Ley de Transito”
Ayutuxtepeque, viernes, 25 de febrero de 2011.