La incertidumbre es un concepto que bordea muchos ámbitos del saber humano, desde los filosóficos, físicos (el principio de de Heisenberg), económicos, psicológicos, una definición operativa para lo que nos interesa puede ser esta:
“La incertidumbre se refiere a la carencia de certeza. Es un estado en el que se ha limitado la información y por ende es imposible realizar una descripción del estado actual, los futuros resultados o los estados posibles. Es decir, al no tener suficiente conocimiento no puede tenerse conclusiones de como se está, que vendrá a futuro o de que otras maneras se podría estar.”
Los seres humanos nos desenvolvemos en un mundo caótico nuestra propia finitud nos vuelve frágiles nuestra salud la podemos perder en un instante: hoy estoy sano, productivo, mañana puedo encontrarme debilitado, enfermo o con mi vida pendiendo de un hilo, lo mismo que nuestros seres queridos. Por ello uno tiende a tratar de conocer anticipar y controlar los sucesos del entorno que nos rodea, establecemos ritos o patrones de comportamiento para tener la sensación de seguridad, buscamos certezas que nos den confianza, hay una tendencia de caminar en la vida por los senderos conocidos cuando más lo conocemos mejor nos prepara para afrontar las vicisitudes. Si nos arrancan de cuajo el mundo conocido, de “nuestra zona de confort” esto nos genera una tensión si esta se vuelve prolongada, incierta con un potencial peligro para mi integridad, las amenazas aumentan mi sensación de desasosiego, inseguridad e impotencia con ello todo un torrente de sensaciones desagradables aparece la omnipresente ansiedad.
En terminos generales la ansiedad:
“es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos, y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.”
Como tal la ansiedad no es buena ni mala, es más bien un mecanismo adaptativo ante eventos disruptivos que movilizan la energías del organismo para responder de manera adecuada ante estas demandas o exigencias, un examen final puede ser fuente de mucha ansiedad, pero esto puede impulsar al sujeto a realizar actividades que le permitan prepararse mejor para esta eventualidad. El problema es cuando esta se va volviendo más intensa, prolongada o impredecible, cuando menor control tenga sobre ella nos puede provocar trastornos mas patológicos, estrés, pánico, fobias, depresión, ira, consumo excesivos de alcohol o drogas etc. Llegando incluso a la depresión.
Las respuestas de la ansiedad pueden darse en los tres sistemas de respuesta del individuo: a nivel fisiológico, a nivel cognitivo y a nivel conductual.
Para que la ansiedad pierda su carácter adaptativo y se vuelva una fuente de malestar e incomodidad, incluso una franca patología deben de ocurrir ciertas condiciones:
• Será desproporcionada y/o injustificada ante estímulos o situaciones ambientales cotidianas,
• Escapará del control voluntario de la persona afectada,
• Tendrá un carácter intenso y recurrente,
• Generará disforia, es decir, incomodidad y malestar significativos,
• Interferirá negativamente en la vida de la persona en múltiples ámbitos.
La actual coyuntura mundial derivada de la pandemia por el Coronavirus ha obligado a ejecutar medidas aunque extremas han sido necesarias, de hecho hay que reconocer que las autoridades del país se adelantaron a muchos, el problema se ha dado en la ejecución de las mismas donde se ha mostrado la incapacidad e improvisación lo que ha provocado tantos errores que solo la fuerza de la denuncia ciudadana han logrado que el gobierno se mueva para corregir algunos de ellos.
Aunque en la mayoría de los países se considera que el período de incubación del Coronavirus va de los cinco a 14 días, algunos investigadores incluso lo prolongan por 24 días en El Salvador, se ha establecido sin mayor base científica qie el confinamiento de los sospechosos de portar la enfermedad deben pasar una cuarentena de 30 días, en muchos casos denunciados estos confinamientos han sobrepasado ese tiempo. Las personas en cuarentena o que han sido detenidas por violar la misma han entrado en lo que parece ser una novela de Kafka, un mundo donde la burocracia de la ineptitud se vuelve totalmente desesperante, la improvisación de mezclar personas con mas tiempo en cuarentena con recién llegados obligando a los más antiguos a comenzar de cero el confinamiento, el desorden, las decisiones arbitrarias, falta de información, la desidia de las autoridades; todo ello en su conjunto genera incertidumbre que terminará por causar un grave impacto psicológico en estas personas provocando consecuencias devastadora para su salud mental.
Los cuadros que estas personas podrán manifestar estarán entre otras: la labilidad emocional (llanto espontáneo sin causa aparente), miedos y temores, pesadillas, sensaciones de angustia, temor a espacios reducidos, pobre tolerancia a la frustración, estallidos de ira, insomnios, depresiones, incluso ideación suicida.
Los que llevan la peor parte son las personas detenidas por violar la cuarentena, esto ha dado toda una ola de denuncias de arbitrariedades, incluso en personas afines al gobierno, los medios de comunicación con frecuencia muestran estas irregularidades (Ver El Faro, el Diario de Hoy)
En todo caso cualquiera de nosotros puede terminar en un confinamiento, sea porque este laborando en salud pública, privada o de seguridad social, la cantidad de médicos y enfermedades contagiados es alarmante, o por ser familiar de alguno de ellos, o por contagio de la enfermedad en todo caso hay que tener un plan para lidiar con esa eventualidad o aquellos que ya sufren del encierro pueden manejar ciertas acciones que les permitan disminuir el impacto en la salud mental.
- Entender el mecanismo del miedo para poder controlarlo (pueden consultar: El miedo al miedo, los ataques de pánico), el conocimiento permite tener mejor control de las emociones, saber “donde estamos parados” nos da la posibilidad de saber que tanto esfuerzo hay que hacer para salir adelante.
- Tratar de controlar la incertidumbre, lo ideal sería que las autoridades sanitarias tuvieran protocolos bien establecidos y previsibles además que la persona o el paciente esté al tanto de su enfermedad, sin embargo eso no depende de nuestros deseos y al parecer esa información tiene carácter de secreto de estado. Lo que implica que nuestras expectativas deberán ser lo más realistas y flexibles posible, sin plazos fatales, protegerse y no bajar la guardia durante el confinamiento con respecto a las medidas higiénicas y de distancia social, según las condiciones en que se encuentre.
- La paradoja de la ansiedad, resulta que cuando más la tratamos de evitar esta aflora con más fuerza, entender que toda emoción aún las aparentemente “negativas” tienen su función y razón de ser, si comienza a sentir la oleada de ansiedad hay que tratar de objetivarla, estúdiela, diseccione sus síntomas, eso le permitirá comprender mejor sus propias emociones, todos en un momento hemos tenido dificultades para conciliar el sueño, entre más se quiere dormir y se preocupa por ellos aleja más al sueño, sirve dejar de luchar y dedicarse a realizar algo, con el tiempo el sueño lo alcanza y si esa noche no duerme, lo hará la siguiente noche.
- Controle su rutina, lo que más agobia a las personas es la falta de actividad, hay que ocuparse, si le dan la oportunidad de recoger cosas personales de su casa, lleve aquello que le permita estar entretenido durante su confinamiento, libros, música, juegos de mesa, rompecabezas lo que tenga a la mano, hay personas que tienen habilidades con el bordado o el tejido, son actividades que relajan y mantienen ocupado a la persona, hay que establecer diversos horarios, para todo ello, el tiempo de las comidas, el aseo personal, tiempo para compartir con sus familiares amigos vía chat o redes sociales. Los aparatos electrónicos resultan bastantes oportunos, para leer, escuchar música ver videos, películas, ver noticias, también para hablar. Si una persona sabe administrar sus actividades no sentirá el tiempo, verá que el día parará rápido.
- Fortalecer su cuido personal, la higiene, el aseo es importante, también la actividad física, el tiempo que permanezca puede aprovechar para desarrolla una rutina de ejercicios físicos de preferencia a la misma hora, sobre todo en la mañana cuando todavía es fresco, con la alimentación ni modo habrá que adaptarse a lo que le entreguen, si se es escrupuloso con los alimentos es una buena oportunidad para aprender a comer de todo, comer poco lo puede debilitar exponerlo a que sus defensas bajen, lamentablemente la calidad del alimento no depende de usted.
- Trascender la ansiedad existencial: Una de las mayores fuentes de miedo, ansiedad, pánico etc. es el miedo a la muerte, este es un tema que normalmente evitamos con nuestros amigos o familiares no lo tocamos, vernos en el espejo de nuestra propia mortalidad nos puede agobiar de gran manera, de hecho este temor es el que causa mayores estragos y secuelas, el famoso estrés postraumático. Esta experiencia puede ser una oportunidad de ponerlo en contexto, preguntarnos por el sentido de nuestra vida, ¿para que estoy acá? ¿para quien?, evite la pregunta ¿porque a mi? Esta nunca tendrá respuesta satisfactoria, mejor preguntarse ¿para qué, que voy a sacar de esto? Si ud. es religioso esto puede fortalecer sus propias creencias, si no es religioso también puede darle sentido a lo que usted crea, en todo caso cuando un entra en una situación dura, algo va a aprender de ella, si vive la experiencia sin aprender nada de ella, entonces habrá sido un agujero negro en su vida.