El debate público sobre las circunstancias en que murió Osama Bin Laden ha tomado un rumbo inesperado para el presidente Barack Obama. A las grandes transnacionales no les interesa el discurso presidencial o las declaraciones de altos funcionarios. Quieren fotos del cadáver, videos de la operación, planos de la preparación de la operación, etc. Lo que no se ve no existe. Corrigiendo: lo que no se ve en los medios de comunicación no existe.
Desde los tiempos de la primera elección de Ronald Reagan esto quedó claro para muchos. La televisión era el medio del futuro. Los republicanos lo entendieron primero y esto les dio la ventaja en esa elección. Reagan se convirtió en el primer presidente de la televisión (Aunque algunos sostienen que fue Kennedy). Incluso, Reagan llegó a reconocer en público que nunca leía noticias, que le bastaba con ver la televisión.
Las dos invasiones a Irak y la de Afganistán fueron fenómenos mediáticos. Fueron las primeras guerras de la televisión. El peso noticioso que en la actualidad tiene CNN lo debe en buena medida a que fue la cadena noticiosa escogida para marchar con las tropas estadounidenses e informar a esa nación y al mundo durante la primera invasión a Irak. Todavía recuerdan muchos el espectáculo de ver “En Vivo” los tanques norteamericanos avanzando en las arenas del desierto.
Muy pronto veremos todo lo que pasa en el mundo sin necesidad de salir de la casa, nos anunció hace muchas décadas nuestro profeta latinoamericano Gabriel García Márquez en “Cien años de Soledad”.
Osama Bin Laden también supo esa verdad. El impacto televisivo de su ataque terrorista a las Torres Gemelas era enorme. El mundo estaba frente a un espectáculo mediático de terror. Las decenas de miles de personas que murieron en la primera invasión a Irak, no existían, pues sus muertes no fueron filmadas por la televisión. Tanto lo sabía Osama, que estaba desarmado y casi no había armas en su residencia. Su principal arma iba a ser el impacto noticioso de su muerte.
Ahora Osama Bin Laden, después de muerto, da otra interesante batalla. Con su muerte entra a ser parte de la próxima campaña presidencial de los EUA. La noticia elevó 11 puntos la popularidad de Obama. Pero la batalla de los medios contra la Casa Blanca exigiendo fotos de la operación y el cadáver puede modificar la opinión ciudadana.
Si Barack Obama quiere contar con el favor de los medios en su campaña electoral, tiene que darles lo que le piden. La seguridad nacional es un pobre argumento frente al valor monetario de las noticias acompañadas con las fotos adecuadas. Las fotos a cambio de la reelección.
Si existiera el paraíso islámico, Bin Laden estaría en estos momentos rodeado de varias docenas de vírgenes, muerto de la risa por los apuros en que está su verdugo.
Ayutuxtepeque, jueves, 05 de mayo de 2011.
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