Creo que todos recordamos el caso de violencia de género protagonizado por diputado Alfredo Samayoa, ex – íntimo amigo de don Tony Saca quien fue expuesto ante los medios como un ejemplo de mal funcionario, machista, abusador y todas las características que lo convertían en un auténtico monstruo machista.
Igual sucedió con el ex asesor de la Asamblea Legislativa Luis Edgardo Arévalo quien fue condenado a seis años de cárcel por agredir a su pareja en un sonado caso.
Las organizaciones feministas inmediatamente tomaron postura y declararon guerra mediática contra los agresores.
Sin embargo estas mismas organizaciones conocieron recientemente un caso que involucra a un ex funcionario público que acaba de renunciar, nos referimos al hoy ex ministro de Justicia y Seguridad Pública, Douglas Moreno, quien ha sido acusado de abusos y golpiza a su pareja, al grado de incapacitarla por siete días, y tomaron una actitud mas cautelosa.
En el juzgado donde se ventilaba la causa no se permitió el acceso a la prensa: «Por tratarse de un caso de un ex funcionario de Gobierno, tengo órdenes expresas de la jueza y del secretario del tribunal de no dejar pasar a ningún periodista», dijo un agente policial.
El Instituto de Estudios de la Mujer, «Norma Virginia Guirola de Herrera» (Cemujer), Las Dignas y Las Mélidas, por su parte no quisieron ahondar en detalles del caso ante la prensa, que estaba visiblemente interesada en los pormenores, porque de alguna manera pueden sacar “raja política”.
Esta vez por tratarse un funcionario del gobierno actual, (enemigo de ellos), los medios funcionan en forma diferente a como trataron el caso del ex Gerente General de Excel Automotriz, distribuidores de los vehículos KIA, Manuel Dagoberto Gutiérrez Reyes, de 49 años, procesado por el delito de feminicidio agravado en perjuicio de su esposa Lidia María Huezo de Gutierrez, cuya cobertura mediática se restringió a un par de publicaciones en línea, sin que la noticia y sus detalles íntimos fuera objeto de primeras planas o notas principales en los grandes periódicos y noticieros del país.
Lo que se ve aquí es pura hipocresía de todos lados, tanto de las organizaciones feministas por tratar de minimizar un repugnante acto de machismo, mientras en otros casos han armado hasta manifestaciones, como de los medios de comunicación por magnificar unos y volver invisibles otros según la “importancia”, para ellos, del sujeto.
Todo es según la conveniencia política, el agresor de mujeres, ya sea de izquierda o de derecha pertenece a la misma especie de cabrón disfuncional, sin que en ningún caso su ideología sea agravante o atenuante, pero es repudiable que prevalece el interés político a la hora de aplicar la exposición ante los medios e incluso a la hora de aplicar justicia.
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