La imagen quedará permanentemente fija en el Inconsciente colectivo Salvadoreño, el ex Presidente Francisco Flores, esposado y escoltado por agentes de la policía rumbo a una bartolina, como un delincuente común.
Alguien preguntó aireado por las redes, si eso volvía a El Salvador un país más seguro o con más justicia, y la respuesta es que, un país más seguro, definitivamente NO, puesto que la seguridad pública es un tema muy aparte, pero con más justicia, SI.
Porque por lo menos en apariencia se sienta un precedente simbólico de que el poder no es absoluto en nuestro país, por lo menos no como lo era antaño.
La impunidad ha retrocedido un pequeño, pero importante paso, sin embargo habrá que ver el resto de la telenovela, porque aún tiene varios ases bajo la manga de la Honorable Corte Suprema de Justicia, entidad que está conformada por muchos abogados, herederos directos de la época dorada de corrupción e impunidad de nuestra historia.
Todo el show político mostrado es a causa del morbo con que nuestra prensa nacional tiene acostumbrado a nuestro pueblo, la inmediatez noticiosa, el amarillismo periodístico y la falta de análisis de los hechos hacen que un encarcelamiento justo se convierta en una payasada de mal circo.
El hombre fue llevado preso en medio de un mar de burlas e indignadas protestas, pero esa es la prensa que tenemos, la social media que hemos engendrado y alimentado, fuente de la chanza grosera, el repudio ofensivo y la generalización grotesca que divierte a muchos pero molesta e indigna a otros que muestran su enardecido y digno enojo, más que todo, porque sienten pasar de cerca el brazo de la ley buscándolos, para que respondan por sus crímenes.
Porque Don Ex Presidente no pudo hacerlo él solo, tuvo que contar con la participación directa o indirecta de mucha gente que moviera en una efectiva red de corrupción, las cantidades recibidas por Taiwan de manos del también hoy presidiario condenado, ex presidente Chen Shui-bian, en una operación que arrastro a otros mandatarios contemporáneos a Flores en Centroamérica, comenzando con Miguel Ángel Rodríguez, de Costa Rica, luego Enrique Bolaños, de Nicaragua; que salpicó al indultado por Ortega; Arnoldo Alemán, luego Alfonso Portillo, de Guatemala; mientras que en Panamá Mireya Moscoso también está siendo investigada por unos $70 millones.
El caso de Flores solo fue la cereza de ese pastel de corrupción y las preguntas son:
¿Irá preso Francisco Flores?
¿Destapará la olla de corrupción acusando a sus cómplices o callará “lealmente”?
Sus cómplices ¿Dejarán que cante como pajarito o lo silenciarán como han hecho antes?
No deje de ver el desenlace de esta impactante telenovela.
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