A veces esperando estar informado de lo que sucede en el mundo, hace que uno reciba cada nimiedad como la “noticia” de la desafortunada patada que la estrella pop juvenil, Miley Cyrus (Hanna Montana) en un concierto, propinara a la bandera de Venezuela que había sido lanzada por un Fan al escenario segundos antes.
Normalmente en estos caso los artistas toman la bandera y se envuelven con ella o les dan muestras de respeto y cariño, agradando a los seguidores, granjeándoles ovaciones, pero obviamente a la joven cantante lo único que le vino a la mente es que el trozo de tela estorbaba en el escenario y lo quitó como quien quita un trapo cualquiera, creo que nunca cruzó por su mente el simbolismo de su infortunada patada que hoy la vuelve el blanco de ácidas críticas y el repudio del pueblo venezolano que vió mancillado su símbolo patrio por una gringuita malcriada e ignorante.
En muchos foros se han desatado cientos de discusiones, algunos maldiciéndola otros defendiéndola, mientras temas relevantes van quedando rezagados en la mente de nuestra juventud e incluso de nosotros, adúlteros…digo adultos, enfocándonos en lo que hace Fulanita o Sutanita que son grandes estrellas del Pop.
Estas celebridades lo son gracias a los medios de comunicación masivos, (televisión, la radio y el cine) los cuales promueven y transmiten normas y tendencias culturales, logrando influir en percepciones y opiniones del público creando imágenes que se vuelven arquetipos inconcientes en la gente receptora del mensaje, si mal no recuerdo fué Jung, uno de los primeros que estudió en forma seria la psicología de masas y del inconciente colectivo, explicando el fenómeno de las celebridades.
Lamentablemente a pesar de que muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida académica tuvimos contacto con estos conceptos la mayoría de nosotros pasamos de noche la materia de psicología sin haber logrado aprehender estos conocimientos claves que esclarecen muchas cosas y caemos en el pozo de nuestros propios arquetipos, siendo pasto fresco para el “mass media” que nos apunta y dispara en la dirección y con la fuerza que desea hacia los objetivos que previamente han designado y no es que se trate de elucubraciones conspiratorias, sino de una realidad mercadológica.
Los medios distraen nuestra atención y nos invitan a no tener que pensar, de tal manera que nuestra atención termina procastinando en lo que las celebridades hacen o dejan de hacer, soslayando los temas que deberían realmente captar nuestra atención.
La pregunta importante aquí es:
¿La perdonarán los Venezolanos?
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