Desde el viernes 22 de mayo la algarabía se dejaba sentir sobre San Salvador, por la tarde una inmensa procesión de gente salió de catedral y se dirigió a la zona del monumento al Salvador del Mundo para pernoctar y aún bajo la fuerte lluvia que azotó la capital, la población iniciaba su peregrinación y la fiesta de la beatificación.
El sábado 23 desde tempranas horas la gente llegaba desde diversos puntos del país: mejicanos, centroamericanos, suramericanos, europeos y asiáticos se veían por doquier, algunos en delegaciones de país, otros por su cuenta pero todos con un objetivo común, participar en la Beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, San Romero de América como lo bautizara Pedro Casaldiga.
El honorable Hunnapuh’s Investigatorum Perseculorum Tremens se hizo presente y cámara en mano nos dispusimos a captar los diversos momentos de esta fiesta nacional.
En medio de la valla formada por un grupo de asoleados y cansados pero persistentes Scouts, pasó el desfile de los seminaristas luego de los mas de mil sacerdotes nacionales y extranjeros, algunas personalidades de la farándula política, los cardenales, el enviado especial del papa Francisco, el cardenal Angelo Amato e invitados especiales algunos vitoreando a monseñor Romero, otros callados ante la rechifla del público asistente, pancartas ondeando con imágenes del obispo mártir, con alusiones a sus asesinos, vendedores ofreciendo una infinidad de artículos alusivos a Monseñor y un pueblo volcado en las calles aledañas a la plaza del Salvador del Mundo.
Quisimos desplazarnos hacia el frente del templete pero desde donde estábamos fue literalmente imposible, solo alcanzamos a tomar algunas fotografías de la multitud y nos conformamos con captar las imágenes del desfile de personalidades.
Vivimos la emoción del Halo Solar que se mostró sobre San Salvador al momento de la ceremonia de beatificación que fue interpretado por muchos como un milagro, independientemente de la explicación científica del fenómeno, porque en medio del pueblo se sentía vibrar la emoción en cada paso de la ceremonia.
Jorge Velado y Roberto D’abuisson pasaron rápidamente a la entrada y la salida, en medio de rechifla y algunos insultos del público, el alcalde Bukele se robó la atención de las asistentes, curiosamente logramos capturar el momento en que una señora le pedía al cardenal Amato una firma y para mi sorpresa resultó ser Vanda Pignato que fue abordada por la gente para tomarse algunas “selfies”, a lo que ella gentilmente accedió, creando un pequeño caos en medio de la valla de salida.
Es de notar que el cariño que se le tiene contrasta con los sentimientos mostrados hacia otras personas que asistieron.
Logramos obtener imágenes de personalidades religiosas y políticas, así como estampas del evento desde la zona en que nos tocó estar.
Alguien en Twiter mencionó algo así como que una cerveza bien helada, une más a los salvadoreños que #Romero a lo que repliqué que no podía hacer nada contra su odio, así como él no podía hacer nada contra la alegría inmensa de un pueblo, posteriormente me respondió que la imagen de monseñor Romero debería unir al pueblo pero no se está usando así, sin embargo la alegría que pudimos palpar en carne propia es muestra de que es posible que Monseñor Romero se convierta en un símbolo de unión, y pese al cansancio que suponía estar presente, lo hicimos. porque hay eventos a los que no se puede faltar y para su servidor que estuvo en el año ochenta en medio del caos que fue su entierro, estar en su ceremonia de beatificación tiene un profundo significado.
Porque por más que despotriquen contra su persona, la iglesia, el pueblo, el mundo entero ha reivindicado la imagen de Monseñor Romero como un hombre de bien, un pastor entregado a su rebaño y a su mensaje estrictamente cristiano, así como el mensaje que sus asesinos dejaron es una auténtica manifestación del mal.
Dejamos algunas imágenes en este Slider y algunos ejemplos que pueden ampliar en el álbum de Photobucket.
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