Fuente: Análisis del sector Eléctrico en Centroamérica: CentralAmericaData.com
Del informe «Centroamérica: estadísticas de producción del subsector eléctrico, 2013», elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL):
«…La producción de electricidad en los seis países centroamericanos ascendió a 45.735 GWh, cifra 3,3% superior a la registrada en 2012.
Dicha energía se generó a partir de las siguientes fuentes: hidráulica (47,4%), combustibles fósiles (derivados del petróleo y carbón, 36,3%), geotermia (8,3%), bagazo de caña en ingenios azucareros (5%) y viento (3%).
Lo anterior significa que el 63,7% de la energía eléctrica inyectada a las redes de alta y media tensión del servicio público fue producida a partir de los aportes de las fuentes renovables de energía (FRE).
Por países, las FRE registraron la siguiente participación: Costa Rica (88,2%); Guatemala (68,6%); El Salvador (60%); Panamá (58,2%); Nicaragua (50,4%), y Honduras (41,3%).
Merece destacarse el significativo incremento de las energías renovables en Nicaragua y Guatemala, que registraron 10,2% y 3,2% puntos porcentuales, respectivamente, adicionales con relación a las participaciones de 2012.»
«…La capacidad instalada a diciembre de 2013 totalizó 12.798 MW, cifra que representa un crecimiento de 3,3% con respecto a 2012.
Lo anterior constituye un incremento neto de la capacidad instalada de alrededor de 404 MW, correspondiendo las principales adiciones a generación termoeléctrica de ACP (116 MW) y las hidroeléctricas Las Perlas (20 MW) en Panamá; cogeneración en ingenios (121 MW) y varias pequeñas hidroeléctricas (11 MW) en Guatemala; Termopuerto (71 MW) en El Salvador; las hidroeléctricas Pantasma (14 MW) en Nicaragua, Chamelecón (11 MW) en Honduras y Cubujuqui (22,4 MW) en Costa Rica.»
«…No obstante que las porciones de capacidad instalada en centrales a base energías renovables y de combustibles fósiles no tuvo cambio (63,7% y 36,3% respectivamente), la producción de las primeras decreció un punto porcentual (1%), lo que es resultado de menores aportes hidrológicos, fenómeno que afectó en mayor medida a Costa Rica, Panamá, El Salvador y Honduras.
En el caso panameño, un atraso en la entrada del período de lluvias llevó a una reducción drástica de los embalses de Bayano y Fortuna, obligando al gobierno, a inicios del mes de mayo, a poner en marcha una campaña de ahorro de energía, que incluyó medidas para restringir el uso de aires acondicionados, la modificación de horarios en las escuelas y en el sector público y el uso de la autogeneración en el comercio y la industria.
Ello permitió reducciones en la demanda de punta de alrededor de 300 MW. Las restricciones fueron levantadas el 22 de mayo.»