Salud y educación, entre la precariedad y el despilfarro

 

El presupuesto de educación en El Salvador es de los mas bajos de Centroamérica, posiblemente sea el mas bajo, sin embargo es bastante grande, comparado con el de otras carteras del estado salvadoreño.

Similar situación se vive en e el Ministerio de Salud, que al igual que el de Educación, cuentan con los porcentajes mas altos del presupuesto nacional y aunque hay grandes y buenas intenciones de mejorar todos los servicios que ambas carteras manejan, los resultados son magros y poco perceptibles.

El principal problema lo constituye la enorme carga patronal que está abultada en la parte administrativa y poco alimentada en la operativa, es decir que el personal que está en el campo, batallando día tras día con un presupuesto que apenas les da las condiciones mínimas para operar y subsistir, tiene sueldos que muchas veces llegan al estado de precariedad, lo que significa que hay médicos graduados ocupando plazas de Servicio Social, profesores con sueldos de eventuales y muchos que son pagados por las propias comunidades de las escuelas públicas, mientras abundan “secretarias de la dirección”, “Asesores jurídicos”, “consultores administrativos” y otros con cargos aún mas oscuros que muchas veces tienen actividades y responsabilidades mínimas cuyos sueldos superan a los de un médico que sí está trabajando duramente para recibir apenas una compensación de estudiante de medicina o un subsidio de auxiliar de profesor.

En estos ministerios se pueden ver secretarias o colaboradores que vienen de gestiones anteriores, que entraron ganando el tope del escalafón correspondiente y que gracias a los incrementos anuales de su respectivo escalafón, han llegado a ganar sueldos mayores a los de otros profesionales que tienen mayores competencias y grado académico, que además tienen que trabajar duramente para recibir un sueldo apenas suficiente para sobrevivir.

No existen manuales de funciones, perfiles de puesto, manuales de procedimientos, procesos de evaluación del desempeño, apenas se están iniciando estos conceptos básicos en los Ministerios con la resistencia de quienes se verán afectados por una normalización de la carrera pública, cosa que tampoco está funcionando.

Tal parece que las oficinas administrativas de los Ministerios eran una minita de empleos para los parientes y amigos de los funcionarios que consumen un gran porcentaje del presupuesto anual en salarios y prestaciones y que al ser “blindados” estos puestos por ARENA y GANA al inicio de la gestión de Funes, se han mantenido ahí, vegetando, reptando y emponzoñando el ambiente laboral, como lo manifiestan algunos “recién llegados” que iban con otra mentalidad, para toparse con toda una estructura que atrasa, entorpece y ralentiza todo el trabajo que se quiere realizar.

Pero hay que hacer notar que bajo el nuevo gobierno, no todos los nuevos funcionarios llegaron con la mentalidad renovadora de hacer trabajar al estado, sino que en muchas formas se mantuvieron las viejas prácticas de nepotismo y clientelismo con gente sin las competencias ni la disposición para ocupar los puestos que tienen y cuyo único mérito a veces es ser pariente de Don Diputado o amigo de con Vice ministro, absorbiendo recursos que estarían mejor empleados en los ECOS, en las escuelas rurales.

Hay varias escuelas que sobreviven gracias a las gestiones de los propios padres de familia que mediante actividades económicas vecinales, logran fondos para pagar algunos servicios básicos o profesores que cubran las necesidades reales de la comunidad.

El presupuesto de la nación es pobre, pero bien administrado y repartido haría una gran diferencia en los servicios prestados, como un ejemplo de esto podemos ver que el ministerio “niño símbolo” de la corrupción ARENERA actualmente es un modelo de buen funcionamiento e inversión; hablamos del Ministerio de Obras Públicas, que dirigido por Gerson Martínez, ha sido alabado hasta por gente de la derecha. Yo he escuchado a sinceros enemigos del FMLN hablar muy bien de la gestión de Gerson.

Los ministros de Educación y Salud son personas muy capaces, preparadas, honestas y sensibles, igual se puede afirmar de los viceministros de ambas carteras pero no han sabido limpiar su casa y el proceso de estructuración funcional interno apenas comienza y no avanza con la velocidad que debería, mientras tanto profesores, médicos y enfermeras hacen lo que pueden con lo que tienen a mano, repletos de necesidades y carencias, muchas veces mal pagados y con la incertidumbre de no estar en la planilla salarial permanente de sus ministerios.

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