Este día, leía en La Prensa Gráfica en la sección de Cultura, un novedoso proyecto que se ha implementado en el Estado de Trujillo en Venezuela, que consiste en usar mulas para cargar libros y así crean una biblioteca rural ambulante que se mueve en la campiña. Los campesinos pueden prestar libros y cuando la mula regresa los devuelven.
A principios de los años ochenta, con mucho sacrificio, había logrado llegar a tener una biblioteca que tenía más de mil quinientos volúmenes. Era el resultado de casi una década de esfuerzo, en una época en que los libros eran escasos y sospechosos en el país.
Una noche, los viejos cuerpos de seguridad llegaron a mi casa, con el pretexto de catearla para buscar armas y planes subversivos se robaron todo, incluyendo la biblioteca. Se llevaron hasta los focos. Por suerte no mataron a nadie. Varios años después me contaron, que los libros que se robaban en las casas que cateaban iban a parar a bibliotecas privadas de los militares de la época.
La gran mayoría de los oficiales, apenas leían los periódicos, pero les gustaba presumir de intelectuales y cultivados, por ello tenían bibliotecas que exhibían a todas sus visitas. Por supuesto estas bibliotecas no les costaban ni un centavo. De todos modos “tonto es el que presta un libro y mas tonto quien lo devuelve”. Ellos consideraban haberlos tomados prestados de nuestras bibliotecas.
Ahora, cuando veía la fotografía de una mula cargada de libros, no pude dejar de pensar en la vieja casta militar de los años ochenta y sus bibliotecas a costa de libros robados. Lo más lamentable es que (al igual que la mula) ni siquiera los leyeron. No tenemos ni siquiera el consuelo de pensar que nuestros libros sirvieron para culturizar un chafarote.
Los tiempos han cambiado un poco. Ahora los chafarotes ya no se roban los libros de nuestras casas. En estos tiempos, muchos clasemedieros urbanos compran libros para exhibición. Algunos los compran hasta por metro lineal para llenar un espacio en alguna librera o mueble de la sala de su casa u oficina. Ellos también me hacen pensar en la mula cargada de libros.
Es importante inculcar en las nuevas generaciones el hábito de la lectura. Nuestra juventud ve mucha televisión y lee poco. Las tareas escolares las resuelven en Internet con el sistema de “corte y pega” pero apenas leyendo lo que han pegado. Si no los educamos en la lectura serán mulas que ni libros cargarán, pues simplemente no conocen el valor de estos.
Finalmente pedirles, que si alguien sabe donde están los libros que me robaron a principios de los años ochenta, le agradeceré la información. No se harán preguntas.
Ayutuxtepeque, lunes, 11 de enero de 2010.
6 comments for “Mulas cargadas de libros.”