Muchos diputados han pasado de las ocurrencias a la demagogia. Leer la Biblia en las escuelas como contribución contra la violencia es como querer curar el cáncer con una aspirina. Es querer ocultar las verdaderas raíces generadoras de violencia y delincuencia. Es jugar con los sentimientos religiosos de la población.
Se les olvida a los diputados que a lo largo de la historia, la Biblia ha servido para muchas cosas, buenas y malas. Baste con recordar la Santa Inquisición y el uso los símbolos de la cruz y la Biblia para aniquilar a nuestros indígenas en América para “cristianizarlos”.
Llama la atención, que la decisión la tomaron con dispensa de trámites, a la carrera, como si estaban haciendo algo malo. Trataron de evitar el debate serio, no consultaron a nadie, no se dieron tiempo ni para discutirla entre ellos mismos en una comisión de trabajo. Los principales representantes de las iglesias han respondido con sorpresa, algunos señalando la inconveniencia y pidiendo el veto presidencial y otros atacando a las iglesias de la competencia. Lo único que se ha provocado con este decreto es un conato de pleito entre varias denominaciones religiosas, en un momento en que necesitamos la unidad de todos para combatir la delincuencia.
El problema de fondo es que los diputados de las distintas expresiones de la derecha salvadoreña no tienen verdaderas soluciones a los problemas nacionales. Problemas que se agravaron por la indiferencia y la falta de acciones que los solucionaran cuando no eran tan graves. Ahora que el cáncer ha crecido, que ha desarrollado metástasis en el gobierno, en los grupos empresariales, en los barrios, etc. vienen los honorables diputados con una aspirina como propuesta de solución.
Lo mejor que deberían de hacer es quedarse callados. Cuando uno no conoce del tema es mejor guardar silencio y aprender. Pero los sabios diputados de nuestra fraccionada derecha no han aprendido que el silencio, a veces, es virtud. Terminan estorbando a los que con pocos recursos y en condiciones adversas están tratando de solucionar los problemas.
Pareciera que en la última plenaria, la derecha legislativa trató de dar una muestra de unidad. Después de todos los descalabros sufridos como consecuencia del resultado electoral presidencial, la derecha ha quedado dividida, debilitada, desorientada, sin proyecto. Esta realidad les preocupa, pues no la han podido ocultar. Pero unirse para aprobar con dispensa de trámites que se lea la Biblia en las escuelas es de lo más pírrico. Distinto sería si se unieran para presentar una propuesta seria para enfrentar la delincuencia y el crimen organizado. Esto último se los ha pedido el Presidente de la República y excepto ARENA, el resto no ha presentado nada que sea coherente.
Pareciera que los partidos de derecha están entrando en una fase de ansiedad y desesperación. Ya pasó más de un año después de las últimas elecciones y estamos a menos de dos para las próximas. ARENA no se recupera de su reciente división. GANA apenas surge como partido y se le escapa el primer diputado. PDC está sufriendo la salida de tres de sus cinco diputados y la pérdida de sus más importantes líderes en oriente y en occidente. Solo el PCN pareciera estable, ellos pasaron su cisma interno hace un año y fue de poco alcance; pero todavía no saben como van a recuperar toda la votación que en las presidenciales se movieron a marcar la bandera del FMLN.
Pero la ansiedad y la desesperación, no son buenas consejeras, todo lo contrario. Por algo un santo y Doctor de la Iglesia Católica recomendaba no tomar decisiones en los momentos de tribulación. Nuestra derecha, que se ufana de su catolicismo, no ha aprendido las lecciones básicas.
Ayutuxtepeque, lunes, 05 de julio de 2010.
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