Desde que se anunció hace unos meses el viaje del Presidente Obama al país, los medios de comunicación no han dejado un solo día de abordar el tema. Ríos de tinta y barriles de saliva se han gastado para especular e interpretar el significado de tan importante visita. Cada cual la ha interpretado a su modo, buscando sacar algún provecho.
Hay sectores que todavía no salen de su asombro. No conciben que un Presidente de EUA visite el país en el momento en que hay un gobierno de izquierda moderada que se define de unidad nacional. Otros ven la visita como la llegada de Santa Claus y especulan sobre lo que traerá y lo que hay que pedirle. Algunos ultra derechistas trasnochados dijeron que Obama venía a regañar a Funes por el fracaso en su política de seguridad y otros ultra izquierdistas interpretan la visita de Obama como la entrega de Funes al imperialismo yanqui.
Los EUA tienen desde hace mucho tiempo, muy claros sus objetivos como nación y hay un consenso bipartidista y social de largo alcance en torno a estos. En cada época readecúan sus objetivos redefinen sus intereses y evalúan las nuevas amenazas y debilidades. Después de la mayor crisis económica mundial de la cual todavía no se recuperan las economías desarrolladas, es más que lógico que los EUA tienen que rediseñar sus planes. Ahora en el contexto de un mundo unipolar, en que las nuevas amenazas que consideran son el terrorismo y el narco tráfico, es obvio que necesitan nuevas formas de concebir los fenómenos de la realidad. Con un problema de inmigración ilegal que se ha agravado por el impacto de la crisis económica y el fracaso de los modelos de desarrollo implementados en los países que conforman su entorno inmediato, se vuelve necesario evaluar los antiguos esquemas de relación con el sur.
Mientras los EUA todavía se debaten en la crisis financiera y su evolución en el futuro es impredecible; países como Brasil y Chile la han superado, se preparan para volver a crecer a buenas tazas y se perfilan como potencias económicas de desarrollo medio en la región. Además, ambos países han celebrado en fecha reciente cambios presidenciales y por tanto, los actuales mandatarios culminarán su período después que terminen los primeros cuatro años de la gestión presidencial de Obama.
En el caso de El Salvador la situación es bastante diferente. La economía salvadoreña está amarrada por la dolarización a la economía norteamericana, la destrucción de la base productiva incipiente que se tenía hace unas décadas le impiden salir pronto de la crisis, su crecimiento económico será simbólico en el próximo año. Pero las expectativas que generan las políticas del gobierno del Presidente Funes, le vuelven importante de cara a la sub región centroamericana.
El país puede jugar un rol clave de cara a dos de los principales problemas que enfrentan los EUA, la inmigración ilegal y el narcotráfico con su secuela de crimen organizado. Es evidente que las políticas anti migratorias represivas implementadas en varios Estados de EUA fracasan ante la imposibilidad de detenerla. El crimen organizado y el narcotráfico amenazan como nunca la región ante las medidas que se toman en Colombia y México. Guatemala es un ejemplo de la capacidad de estos nuevos grupos de apoderarse de un país y volverlo rehén.
Guatemala es un país ejemplo de lo que no debe hacerse, en Nicaragua no hay un gobierno del agrado de los EUA, en Honduras la legitimidad del gobierno pos golpista todavía está en dudas, Costa Rica es poco relevante como punto para incidir en la región. Esto debe haber pesado en la decisión de Obama a la hora de tomar la decisión de visitar el país.
La visita de Obama demuestra el interés de los EUA en el país y la región, esto en sí mismo no es bueno ni malo, puede ser cualquiera de las dos posibilidades según tengamos claros o no nuestros intereses como nación. Pero representa una oportunidad que no debemos desaprovechar.
El Salvador necesita con urgencia transitar el camino hacia el desarrollo económico social con equidad y respeto al medio ambiente. Necesita, junto a la región insertarse en la economía global y encontrar sus nichos de competitividad. Necesitamos revertir la realidad actual de falta de oportunidades para las mayorías y así revertir los caminos de la inmigración ilegal. Para ello necesitamos fortalecer nuestra institucionalidad democrática; necesitamos amplios acuerdos consensuados sobre un nuevo modelo de desarrollo económico social, que se concrete en políticas de Estado de corto, mediano y largo plazo.
Esto requiere de recursos de todo tipo, requiere de aliados fuertes que nos apoyen, requiere acuerdos que van más allá de los tratados internacionales de libre comercio. En este punto la visita de Obama representa un momento de oportunidades. Por el bien del país no debemos desaprovecharla.
Ayutuxtepeque, lunes, 21 de marzo de 2011.
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