Por: Francisco Quintanilla
La relatividad tanto como una forma de existencia de la realidad como una forma de interpretarla, no sólo se aplica en la comprensión curvada del tiempo y del espacio desde la gravedad misma en el universo, sino que también se aplica en la comprensión e interpretación de los fenómenos sociales, políticos y económicos.
El relativismo, como una forma metodológica de interpretar y comprender la realidad, la encontramos enunciada ya hace unos 2500 años, por medio del filósofo Protágoras, este gran filósofo sostiene que: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son”, es decir, en otras palabras, sostenía que lo que una cosa es para alguien, eso será, lo que esta misma cosa es para otro, eso será.
Con el relativismo introducido por Protágoras, se comienza a reconocer que en la producción del conocimiento no basta con decir o aceptar los preceptos del positivismo, de que para que algo sea posible investigarlo científicamente, ese algo tiene que ser observable, medible, sino que es necesario, reconocer algo que el positivismo no toma en cuenta a la hora de explicar la realidad investigada, y es el carácter subjetivo del que investiga e interpreta la realidad objetiva, la realidad externa.
Cuando en el accionar explicativo y/o interpretativo de la realidad externa por parte del ser humano, se incorpora su dimensión subjetiva, una misma realidad, un mismo acontecer de la realidad que transcurre, es interpretado de distintas maneras. Estamos, ante este fenómeno, en presencia del relativismo. Relativismo que cobra mucha más importancia a la hora de interpretar la realidad, porque resulta que el sujeto que interpreta la realidad, no sólo está frente a ella, sino que está dentro de ella.
Al estar no sólo frente a ella sino que también dentro de ella, el sujeto que interpreta la realidad objetiva se ve condicionado no sólo por su subjetividad, sino también por su visón reducida de la realidad, ya que es incapaz de tener un panorama total de la realidad objetiva. Parece ser, que este es un factor determinante e imprescindible a tomar en cuenta por parte de los especialistas no sólo de las ciencias sociales cuando interpretan o comprenden la realidad social, sino que también es un factor a tomar en cuenta por parte de los especialistas de las ciencias físicas a la hora de querer construir una teoría del campo unificada que logre integrar la teoría cuántica con la teoría de la relatividad general del universo.
El relativismo en su expresión más gruesa lleva al ser humano en el mundo de la interpretación social a considerar que lo que para algunos es bueno para otros es malo, lo que para algunos es bello para otros es horrible, lo que para algunos algo es verdad para otros es mentira, lo que para algunos es justo para otros es injusto y a la inversa.
Esto quiere decir, que en el mundo de la interpretación de los fenómenos sociales, probablemente más que en la interpretación de los fenómenos naturales y del universo, hay, un factor dentro de la subjetividad humana que condiciona y contamina fuertemente la interpretación de la realidad. Este factor, es la ideología en particular y los valores en general, del que interpreta la realidad.
En este sentido, todo ser humano individual o grupal con conciencia y mayormente sin conciencia ha asimilado y consolidado a lo largo de su vida una ideología. Esta ideología asimilada y consolidada, no es propia ni construida por el mismo sujeto o por el grupo o clase social a la cual pertenece, sino por la clase social dominante nacional y actualmente sobre todo por una clase social trasnacionalmente dominante, expresada esta última en grandes corporaciones capitalistas neoliberales. Entonces, la inmensa mayoría de este planeta, interpreta en mayor o menor medida, la realidad desde la óptica de la ideología de la clase social dominante a nivel mundial.
El relativismo, en este sentido, con el trascurrir de los años y de los siglos, se fue, y se ha venido convirtiendo, en un relativismo axiológico e ideológico, que aleja cada vez más a la inmensa mayoría de la humanidad, de una interpretación lo más certera de la realidad. Las interpretaciones de la realidad objetiva, se han vuelta cada vez más ideologizadas, las cuales favorecen la dominación de unos cuantos que cada vez son mucho más ricos sobre la inmensa mayoría que cada vez son más y más pobres.
En los acontecimientos recientes ocurridos a nivel mundial que vinculan y condicionan fuertemente la dinámica de la vida nacional, se tiene por ejemplo la participación del Presidente de El Salvador en el conclave de la Organización de las Naciones “Unidas”, en el cual participaron otros presidentes de diversas naciones. Su participación, la cual medio mundo sabe que se concentró en hablar de la importancia de las redes sociales como herramienta que tal organización debería de tomar en cuenta para futuras reuniones.
Para muchos que participaron en las redes sociales comentando sobre la participación del presidente de El Salvador y sobre su discurso en las ONU, lo evaluaron como el mejor discurso, a pesar que su estrategia fue evadir hablar sobre los temas, sobre los problemas centrales que abaten considerablemente a la población salvadoreña. Es decir, tuvo la capacidad y la ha tenido, de sacar a la población mayoritaria de El Salvador, del terreno de la realidad real y meterla al terreno de lo virtual, donde las ilusiones revolucionarias son sustituidas por las ilusiones ópticas. Ilusiones ópticas que al ocurrir en el terreno de lo virtual, han llevado, llevan y continuaran llevando a la población mayoritariamente sufrida a creer equivocadamente que se va transitando en la vereda correcta que los conducirá a la tierra prometida, a la tierra donde es posible la realización del mal llamado sueño “americano”.
En este terreno donde astutamente el presidente de El Salvador ha conducido y ha acorralado a la inmensa mayoría, es decir, en el terreno de las redes sociales, lo virtual succiona a la realidad real, cuando debería ser en el sentido contrario, la segunda debería succionar a la primera, es decir, la realidad real debería de ser el núcleo sobre al cual debería girar lo virtual y con ella las mal llamadas redes sociales y no a la inversa. En esta succión de la realidad real por lo virtual, la realidad objetiva no sólo es succionada, sino que también deformada y ocultada, y no porque la tecnología y las redes sociales que se desarrollan por medio de ella sea mala o negativa, sino porque los propietarios de la tecnología y de las redes sociales han tenido la habilidad de enajenar, esclavizar la vida humana, haciendo que los seres humanos sobre todo de estos países empobrecidos, se vuelvan esclavos de ellas en una forma vertiginosa.
Además, en esta succión de la realidad real por lo virtual, ocurre que los consumidores de las redes sociales también resultan consumidos y succionados, incapaces por tanto, de entender lo que está ocurriendo en la realidad nacional como internacional.
Incapacitados en su mente y de su mente, incapacitados de su conciencia y en su conciencia, no se han percatado que el presidente de la república les enajeno su conciencia, su capacidad de interpretar y transformar la realidad real para beneficio de todos y no sólo de unos cuantos.
Por la anterior razón, el discurso del presidente de El Salvador, a pesar de haber sido un discurso vacío y sin sentido, fue como dije, considerado por muchos como el mejor discurso, por el contrario, el discurso dado por el representante de Cuba fue considerado por muchos en las redes sociales como un mal discurso, muy a pesar de ser un discurso muy profundo, muy bien fundamentado, que cuestionó seriamente no sólo las políticas inhumanas de los gobiernos de los Estados Unidos, así como la situación inhumana en que viven un gran porción de la población de este mismo país en términos de salud, de educación, de alimentación y de seguridad, sino que también denunció la ilusión fantasmagórica a que las mayorías de este mundo han sido sometidas por medio de las mal llamadas redes sociales.
Continuará….
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