El rol de la fuerza armada en el combate a la delincuencia ha ido alcanzando una opinión cada vez más positiva de los distintos sectores que conforman la sociedad salvadoreña. Lo que hace varios meses era un tema de debate con opiniones divergentes, ahora sigue siendo parte del debate político, pero con mayores niveles de consenso.
Después del anuncio presidencial que la fuerza armada continuará colaborando en este rubro por los siguientes doce meses y de las nuevas funciones que asumirá en cuanto a la custodia de los centros penales y su rol en los puntos fronterizos ciegos, la opinión generalizada es positiva y de apoyo a las medidas.
En la clase política hay al menos tres elementos de acuerdo que se desprenden de las opiniones con que reaccionaron cuando se les preguntó sobre las medidas presidenciales. El primer elemento es que están de acuerdo con las medidas adoptadas por el presidente, las consideran correctas y necesarias. El segundo elemento es la necesidad de tener más información sobre las medidas, consideran que el Presidente y los funcionarios responsables deben brindar un mayor detalle sobre las mismas. El tercer elemento es su disposición a colaborar positivamente en lo que les corresponda, como el hecho de reformar si fuese necesaria la legislación penitenciaria.
El actual gobierno debe aprovechar este clima positivo para avanzar en una sana relación con la Asamblea Legislativa y otros sectores de la sociedad. En su desenvolvimiento, el rol de los militares en el combate a la delincuencia no estará exento de dificultades. Si se producen fugas de reos en los centros penales, o si se producen nuevos desordenes a su interior, para mencionar solo dos temas, que ahora hay buen ambiente para conversarlos con serenidad.
Cuando la fuerza armada comenzó su labor de ayudar en el combate a la delincuencia, había varias oposiciones y temores, algunos reales y otros infundados. Estas diferencias nunca se hubieran resuelto en el escritorio o en la mesa de debate. Solo la práctica ha demostrado que pudo aclararlas. Esta es una interesante lección, que puede servir en otros campos donde hay importantes diferencias.
Pero también es importante que la vigilancia ciudadana sobre el rol de la fuerza armada no se descuide. La ciudadanía debe jugar un importante papel de apoyo y vigilancia al accionar de la Fuerza Armada. No nos olvidemos que por más de quince años esta ha estado en los cuarteles, todavía estamos frente a una realidad novedosa para las nuevas generaciones que no tienen memoria del conflicto armado que padecimos.
Además el apoyo y colaboración de la ciudadanía es vital para el combate a la delincuencia. La presencia de la fuerza armada ha permitido que la población comience a perder el temor a la delincuencia, este sentimiento de seguridad necesita ser reforzado para tener resultados positivos.
También es importante recordar que la delincuencia no solo debe ser combatida con represión, el fenómeno es multi causal y estas causas deben ser enfrentadas. No debemos caer en la creencia que con la Fuerza Armada en las calles basta para comenzar a resolver este complejo problema. Debemos mirarnos en la realidad que se vive en el norte de México, donde el solo rol de los militares fue ineficiente y elevó los niveles de violencia.
Creo que poco a poco se están sentando las bases para ir alcanzando la paz social. La ruta aún es larga pero las medidas y las actitudes de los dirigentes indican que vamos en la dirección correcta. Es probable que para este fin de mes todavía no haya resultados tangibles, por tanto difícilmente se podrá hablar de logros concretos en el informe anual de Presidente. Pero, a pesar de todo, tenemos razones fundadas para mantener la esperanza.
Ayutuxtepeque, Sábado, 08 de Mayo de 2010.
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