Los accidentes de tránsito se han convertido en otra plaga que compite en muertos y heridos con la delincuencia. Aunque el problema se concentra en el transporte público, que es donde todos ponemos los ojos, en realidad es un problema generalizado.
Las calles y carreteras de nuestro país se han convertido en zonas de alta peligrosidad tanto por la delincuencia como por la imprudencia de los conductores. Pero también los peatones tenemos una parte importante de responsabilidad. Es costumbre que no usamos las pasarelas, con el pretexto que allí asaltan, cuando la realidad es que nos da pereza subir y bajar las gradas. Además como siempre andamos de prisa, consideramos que es más rápido cruzar la calle corriendo debajo de la pasarela. En nuestro país las pasarelas solo sirven de grandes vallas publicitarias.
Los salvadoreños tenemos la costumbre de atravesar la calle en cualquier punto, nunca usamos los espacios de seguridad en las esquinas, de todos modos los automovilistas no respetan las franjas de seguridad, decimos, por ello nos sentimos con el derecho de cambiar de acera a mitad de la cuadra. A veces a medio atravesar la calle nos encontramos con un vecino o amigo y nos paramos a media calle a platicar como si estuviésemos en la sala de nuestra casa.
El otro problema son las aceras o banquetas, por donde debemos transitar los peatones. Hay mil situaciones que las hacen intransitables. Vehículos que se estacionan en las aceras, promontorios de ripio o de basura, ventas callejeras, mesas y sillas para ampliar el chupadero en la acera, portones salidos que tapan la acera para que quepa el carro, borrachos durmiendo en la acera, portones de reja de la cual sale el hocico de un gran chucho que nos ladra y del susto saltamos hacia la calle, excrementos de personas y animales (aunque nos diga la canción de Serrat que es buena suerte pisar mierda), aceras en mal estado, postes mal ubicados, vendedores que suben a la acera los carretones de paletas y minutas, cipotes en bicicleta, aceras demasiado estrechas, zonas mal iluminadas donde asaltan en la noche, etc.
La consecuencia es que los salvadoreños nos sentimos mas seguros caminando en la calle que en las aceras, con las consecuencias por todos conocidas.
La otra parte de responsabilidad la tenemos los conductores de vehículos particulares. Nunca pensamos que manejar un vehículo es una responsabilidad familiar y social. Siempre vamos con prisa, distraídos, haciendo otra cosa al mismo tiempo, etc.
Los semáforos son irrespetados por todos. Cuando vemos la luz verde para nosotros significa que hay que acelerar para pasar; cuando se pone en amarillo, aceleramos todavía más para que no nos agarre el rojo; cuando se pone el rojo, creemos que todavía pueden pasar tres o cuatro carros más. Como consecuencia muchos son atropellados y tenemos múltiples accidentes en las esquinas de los semáforos.
Por otra parte los conductores y conductoras no hemos aprendido que manejar un vehículo es una tarea que no se puede combinar con otras. Manejar es incompatible con ir hablando por teléfono celular, irse peinando o maquillando, vistiéndose, arreglándose la ropa interior, tomando notas, leyendo el periódico, peleando con el cónyuge, la suegra o los hijos, tocándole la pierna a quien llevamos a la par, sobando al chucho, cambiando el CD, buscando los cosméticos en la guantera, fumando, tomando, comiendo, tirando piropos, sacándose los mocos, etc.
Los salvadoreños somos especialistas en irrespetar todas las señales de tránsito. El rotulo de ALTO, significa que desaceleramos un poquito y si no viene nadie, volvemos a acelerar para pasar la esquina. Cuando vemos el rotulo de NO ESTACIONAR, lo ignoramos o dejamos el carro en la acera. Creemos que el rotulo de VELOCIDAD MÁXIMA es de velocidad mínima, la máxima es lo que dé el carro. Somos expertos en sobrepasar a otro vehículo en curvas o cuestas.
Todavía nos cuesta entender que el licor no combina con el volante. Se nos olvida la famosa frase de: Si maneja no tome y si toma invite. Aunque en este tema a fuerza de retenes policiales antidoping hemos ido mejorando, hasta los funcionarios públicos han mejorado, pues hace años un diputado bolo agarró a balazos el retén de la policía, pero esta semana un alcalde bolo fue preso y hasta pidió perdón en un canal de TV. El cambio es notable.
Señalo todo esto, pues creo que la educación vial es necesaria para todos los salvadoreños. Por ahora el énfasis debemos ponerlo en el transporte público, pues es lo más grave, esto de los “buses voladores” ya es el colmo. Además por el tamaño de los armatostes que manejan el daño es mayor.
Pero también todos tenemos mucho que aprender. ¿No les parece?
Ayutuxtepeque, martes, 13 de abril de 2010.
5 comments for “La educación vial, una necesidad para todos los salvadoreños.”