Retomando el tema de la seguridad pública y ante las críticas a las posiciones contrarias al incremento de penas para los delincuentes menores de edad, recordamos el debate al respecto y resaltamos que algunos esgrimen la trampa argumentativa de forzar la paradoja de la posibilidad de víctimización del detractor al aumento de las penas con cuestionamientos como el siguente:
¿Que pasaría si el asesinado fuera tu hijo? que puede ser sustituido por (madre, novia, esposa o cualquier otro ser amado)
Es lógico pensar en la respuesta emocional y de nuestra sangre de padre, esposo o hijo que gritaría inmediatamente ¡Venganza!, ¡Justicia por mi propia mano! y un sinnúmero de respuestas emotivas naturales y lógicas ante un hecho que nos hiere profundamente.
Sin embargo la venganza aunque deje un dulce sabor, y en cierta medida satisfaga parte del conflicto emocional causado por un crimen, no soluciona el problema, pues inicia una espiral de violencia cada vez mas grande e imparable.
La consigna «A mas represión…mas lucha», no solo es válida para los grupos revolucionarios opuestos a cualquiér régimen, sino que para todo grupo que se considere marginado de la sociedad, la represión solo traería recrudecimiento de la violencia y de la criminalidad.
El aumento de penas, aunque es una medida efectiva que en cierto modo se vuelve disuasiva para el infractor, en realidad no tiene la suficiente contundencia como para reducir o eliminar el problema.
Los que defienden el aumento de penas recurren a consideraciones de prevención o disuasión del delito pero debemos dejar en claro que debemos entender que entre la parte especulativa del argumento y la posterior verificación estadística del efecto disuasivo existe una tendencia a desfavorecer a los defensores de estas tesis eminentemente represivas, pero que sin embargo a pesar de los datos en contra, se aferran al uso de la falacia naturalística para justificar esta posición. En otras palabras la estadística demuestra que estas medidas represivas por sí mismas no resuelven ni disminuyen el problema y eso lo podemos verificar en paises en donde las condenas son fuertes e incluso tienen pena de muerte, el delinto no disminuye por esta razón.
Lo cierto es que para el criminal, ya sea mayor o menor de edad, da lo mismo que sobre su cabeza pendan siete años de encierro que cuarenta o incluso una pena de muerte, el potencial criminal siempre va a delinquir si está conciente de que no lo atraparán o que aunque lo hagan (atraparlo); lo dejarán en libertad.
Por esta razón si nuestro sistema de justicia es vulnerable y propenso a fallos e ineficiencia, aumentar las penas tendrá el mismo efecto sobre la criminalidad y homicidios que tuvieron las Manos Duras o Super Duras.
Antes dijimos que todo plan de seguridad para que sea efectivo debe basarse en tres pilares fundamentales.
1. Aplicación efectiva de la justicia
2. Prevención de las causas del crimen
3. Rehabilitación de los infractores
El primero es el mas urgente por asegurar, ya que asegurando una rápida, implacable y efectiva justicia para el delincuente, es que se puede crear un efecto realmente disuasivo en los potenciales criminales, si tuvieramos presos, juzgados y condenados a los corruptos y delincuentes que han desfilado durante los diferentes gobiernos anteriores y si no existiera la larga lista de crímenes impunes que tenemos y que incluyen desde políticos y funcionarios hasta millonarios y marginados, pasando por policías, sacerdotes, pastores, profesores, militares, insurgentes y un enorme e interminable etcétera, ya tendríamos una situación diferente a la actual.
Si no hubiera percepción de impunidad ante el crimen cometido, los delincuentes serían mas persuadidos de no cometer un ilícito, que si estuviera vigente la pena de muerte.
La prevención y rehabilitacion son muy importantes también pero sus resultados son a mediano y largo plazo, aunque no por esto deben dejarse de lado ya que con excelente aplicación de justicia pero poca o ninguna prevención, lo que tendremos será cárceles llenas de delincuentes, porque aunque sean apresados, detras vienen nuevas generaciones de criminales en formación, por los errores en materia de prevención del delito y aseguramiento de la juventud.
Ante las cárceles llenas lo mejor es un proceso eficaz de rehabilitación para quienes puedan ser rehabilitados, es lógico que habrán algunos criminales que definitivamente podemos afirma que ya no tienen «remedio», pero muchos jóvenes delincuentes sí tienen esperanza y no debemos olvidar que una rehabilitación eficaz es la que cambia al individuo no la que lo libera por haberse portado bien durante la reclusión, este tema de la rehabilitación es complejo y requiere muchísimos recursos, creo que difícilmente puede ser abordado si antes no se trabaja con los dos primeros: Represión efectiva del delito y Prevención del mismo.
Pero si se lograra al menos asegurar los dos primeros pilares mencionados, veríamos mejores resultados a corto y mediano plazo que los que vamos a tener, con el simple aumento de penas para los menores de edad.
En materia de prevención existen muchas instituciones y personas capacitadas ampliamente en el tema, lo que se necesita son recursos, voluntad y paciencia ya que la prevención ofrece resultados a mediano plazo al quitar el principal alimento a las maras y el crimen organizado, es decir a los jóvenes, pero para eso hay que agarrar a las generaciones que están en formación desde ya y esperar resultados al cabo de varios años con una disminución de jóvenes delincuentes porque fueron apoyados y arrebatados de las garras del crimen desde niños.
Esto involucra muchos y profundos cambios sociales y económicos que deben realizarse aunque la extrema derecha chille y haga pataletas, porque solo asegurando una vida digna para las mayorías tendremos una juventud que no necesite del crimen para sobrevivir.
Desconozco a profundidad el plan antidelincuencial que presentó el gobierno, pero creo que trata de asegurar partes del primer pilar y del segundo, pero sin darle la prioridad debida al refuerzo de la aplicación efectiva de la justicia que requiere cambios profundos en la PNC (empezando por su director), el aparato judicial, eliminando los puntos ciegos de las leyes para evitar las «salidas legales» y «sobreseimientos por fallas técnicas» de criminales, es decir que se trata de un trabajo integral de casi todas las fuerzas del estado para asegurar que todo delincuente reciba su castigo.
No veo mucho empeño en este sentido dentro del plan del nuevo gobierno pero como dije antes, no lo conozco a profundidad y espero equivocarme, pero si debemos estar claros que todo esfuerzo es bueno y debe ser apoyado para eliminar este flagelo a la sociedad.
Pero leyendo los periódicos y darme cuenta de que el propio presidente Funes dice que «No le interesa perseguir corruptos«, me parece un muy mal mensaje a la población, ya que está diciendo que a un corrupto solo se le va a despedir y que goze de su retiro dorado con el producto de lo que se ha robado, pero le recuerdo al señor presidente que uno de sus principales puntos de su discurso de toma de posesión, era el combate a la corrupción.
«Errar es humano, pero evitar el error es, igualmente, un atributo de todos los hombres y todas las mujeres. Y evitar el error comienza por no hacer lo que algunos ya hicieron mal en este país: gobernar para pocos, ser complaciente con la corrupción, temer y ser cómplice del crimen organizado, pactar con el atraso en todas sus formas de expresión.» Mauricio Funes.
No perseguir a los corruptos lo convierte en cómplice señor presidente.
Si existe delito, debe existir castigo, solo esa certeza en la población disminuirá el crimen.
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