Silvio González (Prensa Latina)
Enviado By BetotroniK
Algunos legisladores republicanos y seguidores del ultraconservador Tea Party intentan revisar la historia estadounidense para oponerse a las leyes federales incluso a riesgo de poder ser encartados eventualmente por sedición.
Existe una nueva tendencia política que apela al derecho constitucional de los estados de la Unión de anular leyes federales aprobadas por el Congreso y los hay que van al extremo de defender incluso la rebelión armada sí el gobierno asumiera legislaciones consideradas por ellos "dictatoriales".
La historia asegura que fue el presidente Thomas Jefferson, en 1799, el que primero promovió el deber de los estados a defender sus derechos constitucionales independientemente de los dictados provenientes de la capital, en Washington D.C.
Varios congresistas de esta nueva corriente separatista, que cada vez gana más adeptos, ahora presentan diversas propuestas en las legislaturas estatales de: Idaho, Alabama, Kansas, Maine, Missouri, Montana, Oregon, Nebraska, Texas y Wyoming según informa la agencia noticiosa Associated Press.
Esos incipientes esfuerzos en favor de un desgajamiento interno, según varios académicos en materia constitucional, tienen muy pocas perspectivas de éxito ya que las leyes dejan en claro en todos los casos que lo legislado federalmente es la ley suprema en la nación.
Por eso las intenciones por anular leyes federales, o por desgajarse de los Estados Unidos, son inconstitucionales y pueden ser severamente castigadas porque abogan por la rebelión interna, aseguran estas mismas fuentes.
El abogado constitucionalista Brian Kane señaló que ningún estado tiene facultad para decidir cuáles leyes acata y cuáles rechaza y por que eso puede considerarse subversivo asumir este tipo de actitud.
Los delegados de Idaho a la pasada Convención Republicana presionaron con más fuerza que nunca por la defensa de los derechos estatales sobre los federales en momentos de agudización de la actual crisis financiera.
Ese estado es uno de los 27 que apelan la implementación de la reforma de salud promovida por el actual gobierno, y su gobernador C.L. Otter expresó su voluntad de llevar hasta donde sea necesario esta pelea.
El senador republicano Monty Pearce dijo que los estados jamás renunciaron a sus derechos a oponerse a los dictados presidenciales y no reconoce que existan otras interpretaciones legales sobre este sensible tema.
El profesor en temas constitucionales David Gray Adler, alega que los poderes estatales están obligados a subordinarse a los dictados del gobierno federal y del Congreso y que ya en reiteradas ocasiones la Corte Suprema ha vetado a quienes han querido rebelarse o independizarse.
El derecho a la "anulación" de las leyes federales ha sido invocado en muchas ocasiones históricas anteriores, pero siempre ha perdido la batalla de manera aplastante, aunque sin embargo sus defensores aún no se dan por vencidos.
En 1819 la Corte Suprema en un caso de Maryland determinó sin vacilación alguna que todos los estados están subordinados a la acción federal.
Carolina del Sur quiso en 1830 oponerse a los impuestos federales de tal manera que prácticamente se creó un conflicto armado, pero finalmente acató su derrota.
Sin embargo, después en 1832, estalló la Guerra entre el norte industrializado y los estados confederados del sur esclavista, que hubiera podido terminar en un desmembramiento de Estados Unidos.
Separatistas con su propia doctrina
En Montana, un grupo de parlamentarios votaron hace muy poco a favor de darles máximos poderes a los sheriffs de la policía local, por encima de las agencias policiales nacionales.
En Texas, un estado que abiertamente viene abogando con fuerza por la separación del resto del país, un grupo de elementos extremistas presionan por obtener la autonomía total del gobierno federal del cual desconfían.
Otros más osados están dispuestos a enfrentarse hasta con las armas "si Estados Unidos se convierte en una dictadura", según la cadena televisiva Fox.
En Alabama, el Senador Scout Beason introdujo una propuesta para que el estado no acatara las leyes federales que le resultaran perjudiciales, pero la misma no fue aceptada por un estrecho margen, por lo que espera volverla a introducir este año.
Los secesionistas toman como base de sus argumentos un libro de 306 páginas escrito por Thomas Woods quien en 1994 fundó una organización denominada La Liga del Sur.
Esta oscura agrupación racista es un movimiento que según los investigadores de los grupos de odio del Southern Poverty Law Center son confederados y abogan por el derecho de los estados sureños a la independencia o incluso a iniciar una acción armada si las condiciones lo requieren.
El libro de Woods titulado "Como resistir la Tiranía Federal en el Siglo XXI" se opone rotundamente a la autoridad del Congreso, del presidente y hasta de la Corte Suprema y se editan miles de nuevos ejemplares en distintos estados.
Otros simpatizantes de este movimiento han declarado repetidamente que sienten que los Estados Unidos ya no son libres, sino un imperio de burócratas electos por una minoría que quiere decidirlo todo arbitrariamente.
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