Esta breve e ilustradora historia la relató Jjmar en una pequeña tertulia familiar que tuvimos hace poco, al calor de una deliciosa sopa preparada en casa, acompañada de un par de tragos de buen Ron que amenizaron la tarde.
“En un pueblo había un grupo de personas que se encontraban hasta cierto punto incómodas entre si, el dueño del hotelito del pueblo debía al panadero 50 dólares de pan que éste había llevado al crédito durante un mes sin recibir paga por el producto, el panadero a su vez le debía al tendero 50 dólares en concepto de harina, levadura y otros insumos que había estado adquiriendo a cargo de su cuenta personal, el tendero tenía una deuda por la misma cantidad con una de las prostitutas del pueblo a cambio de favores sexuales y esta dama a su vez tenía una deuda exáctamente de 50 dólares con el hotelero por el uso de habitaciones a lo largo de los últimos meses.
Esto tenía un poco tensas las relaciones entre los protagonistas de la historia, pero un día llegó un forastero al pueblo y entró al hotel y le´entregó 50 dólares al hotelero como anticipo para reservar una habitación en caso de que por sus negocios se tuviese que quedar en el hotel a pasar las siguientes noches, el forastero salió a realizar sus negocios dejando al hotelero con los 50 dólares.
Este pensó:
– Voy a pagar la deuda con el panadero que ya me está viendo feo y puede ser que comienze a murmurar a mis espaldas lo que me pondría muy mal ante el pueblo.
Y se dirigió a la panadería a saldar su deuda.
El panadero agradeció el pago y cuando el hotelero se marchó, decidió pagar su deuda con el tendero y salió a entregarlle los 50 dólares, él dueño de la tienda una vez con los 50 dólares también pensó en pagar su deuda con la joven que le brindaba sus servicios y canceló el pago por sus favores.
La chica también pensó pagar al hotelero lo que le debía para poder seguir haciendo uso de las instalaciones al momento de ejercer su oficio y se dirigió al Hotel para liquidar su deuda.
El hotelero tenía 10 minutos de haber recibido su paga, cuando apareció el forastero y le dijo que ya había logrado terminar sus negocios por lo que no necesitaría quedarse en el pueblo y le pidió el retorno de su reservación, la cual le fué entregada por el dueño del Hotel que vió marcharse al forastero con sus cincuenta dólares.
Pero todos en el pueblo quedaron contentos y con sus respectivas deudas canceladas.
La historia no tiene moraleja pero cada quien saque sus conclusiones al respecto.
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