Repudiado por algunos y celebrado por muchos, el día de San Valentín es una fecha que en nuestro país tiene relativamente poco tiempo de haberse instituido como una de las grandes celebraciones no feriadas del año.
Es innegable que la difusión y popularización de esta celebración viene de la mano del consumismo y la comercialización, pero sus orígenes no son estríctamente comerciales sino que responden a un sincretismo religioso entre la iglesia Católica y la antigua Roma.
Entre las muchas leyendas que circulan sobre los orígenes de la celebración, la que parece ser la mas aceptada es la siguiente:
Claudio Aurelio Marco «Gótico» o Claudio II, fue emperador de Roma por menos de 2 años, desde el año 268 al 270 D.C., en el poco tiempo de su reinado logró ser admirado y apreciado por Roma, sobre todo por haber defendido al imperio del ataque del ejército Godo en la batalla de Naissus, por eso, durante su mandato, prohibió a las parejas jóvenes casarse ya que necesitaba que los soldados estuviesen libres de ataduras y compromisos al momento de defender al imperio. En ese mismo período, cuenta la leyenda, vivía en Roma un sacerdote llamado Valentin que se oponía a dicho edicto y comenzó a casar a los jóvenes que así lo deseaban en secreto y bajo un rito «cristiano» que por entonces todavía era una religión prohibida y perseguida por los Romanos.
El emperador Claudio se enteró, y ordenó que lo llevaran a palacio para convencerlo de que renunciase al Cristianismo, sirviese al Imperio y a los dioses romanos, con la condición de que si aceptaba, le perdonaría la vida.
Valentín no renunció a su religión y aprovechó la ocasión para a su vez mostrarle el Cristianismo al emperador que en un principio se mostró atraído por esta nueva religión, pero el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, y varios generales del Ejército, se pusieron en campaña contra el sacerdote, logrando que fuera encarcelado y sentenciado a muerte.
Mientras esperaba que se ejecutase su sentencia en la cárcel, su carcelero, llamado Asterio, le presentó a su hija Julia, ciega de nacimiento, para que Valentín, siendo hombre de letras, le enseñara.
Pero además, Asterio ridiculizó la religión de Valentin y lo puso a prueba, retándolo a que le devolviese la vista a su hija, Valentín aceptó y obró el prodigio.
Asterio y toda su familia se convirtieron al cristianismo, pero Valentín no se salvó de su sentencia, ya que temiendo una rebelión del ejército romano y de los paganos, el emperador lo mandó ejecutar el 14 de Febrero del año 270.
Según la leyenda, se plantó un Almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy, el árbol de almendras es un símbolo de amor y amistad duraderos.
Por otro lado los romanos celebraban el 15 de febrero un festival en honor a Lupercus (Faunus) que era un dios de pastores asociado a la fertilidad.
Años despues el emperador Constantino se convirtió a la religión Católica y la oficializó en Roma pero, fué hasta casi 200 años después de los hechos de Valentín que la iglesia por medio del papa Gelasio I decidió «bautizar» la celebración a Lupercus y unirla con la historia del martirio de Valentín, naciendo asi la festividad de San Valentin, que se celebró oficialmente por la iglesia católica en medio de alguna controversia respecto a la autenticidad de los orígenes de la fiesta.
Sobre todo porque en un sincretismo comercial el mercado ha fusionado la figura del Santo con los dioses paganos del amor: Eros o Cupido, transformando al martir San Valentín en un empalagoso querubin con flechas y carcaj que con sus dardos hace que las parejas se enamoren y cuya simbología al final encierra intereses puramente mercantiles.
Es así como en 1969 la iglesia católica decide suprimir la celebración a San Valentín del calendario litúrgico, pero queda la tradición en la gente y se aviva con la creciente adopción de estas fiestas por el comercio.
Al igual que la navidad, Reyes magos día de la madre, del padre, de los abuelitos, del chucho, de la secretaria, etc. etc., el día de San Valentín es adoptado y aprovechado por el comercio para estimular el «intercambio» de regalos, (…que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro,…) y tiene sus detractores y defensores, pero forma parte del ideario popular y se convierten en una tradición que ya se arraigó con cierta fuerza en nuestro país.