Cierta vez escuche al Ex Presidente Alfredo Cristiani dar una definición de “Pobre” en mas o menos estos términos:
“Pobre, todo aquel que necesita devengar un salario para sobrevivir”
El máximo representante de la derecha acababa de dar una definición eminentemente marxista de la estructura económica imperante en nuestro país, dentro de la categoría de pobres, hacía inclusión de la clase media que no poseía control sobre los medios de producción, fuera quedaban quizá los pequeños comerciantes, que aunque con ingresos relativamente bajos, tienen control sobre su propio medio de producción.
La clase media ha sido objeto de ataques por muchos izquierdistas, a pesar de que un gran porcentaje de los revolucionarios de todas las épocas han salido del seno de la clase media, a la que Marx catalogaba como un residuo de las épocas anteriores destinada a desaparecer, cosa que nunca sucedió, llevando a los posteriores marxistas a intentar ampliar el concepto de “pequeña burguesía” que serían capitalistas en ciernes, por lo tanto, pertenecientes al bando “enemigo”.
De hecho la clase media es conservadora y temerosa de perder su Status Quo, pero también al ser la que tiene más formación académica, tiende a ser crítica respecto a su gobierno, al punto que la clase media fue pieza clave en el triunfo del FMLN en la pasada elección que nos dejó a Mauricio Funes como presidente.
Sin embargo, el esperado “cambio”, se convirtió en un “ajuste” del sistema imperante, se ha eliminando buena parte de la enorme corrupción y sistemático saqueo de los recursos y las arcas estatales que los gobiernos anteriores habían realizado, alimentando empresas pertenecientes a funcionarios durante los 20 años que tuvieron de gestión.
Se amplió la base del asistencialismo social, pero con recursos prestados o con cambios tributarios que impactan sobre todo en la clase media, que es la que en cierta medida está pagando “El Cambio”, sin que se haya tocado el bolsillo a la verdadera clase dominante que hizo sus movimientos claves, introdujo a su gente en el nuevo gobierno y ha evitado que el peso y costo de este cambio recaiga en sus hombros.
Dentro de este contexto vemos que el Ministerio de Hacienda habla de evasión de impuestos sistemático de parte de grandes empresas pero nunca hemos visto capturas ni acusaciones judiciales a los presunto culpables, sin embargo dedican recursos a la revisión exhaustiva de los pequeños negocios semis formales para aplicarles las respectivas multas y cobros de impuestos directos e indirectos.
Algunas empresas acostumbran a liquidar su “Pasivo Laboral” todos los años, (es decir pagan las indemnizaciones de sus empleados, los despiden y recontratan al mismo tiempo) para evitar acumularlo y tener problemas de conflictos por empleados que tienen 10, 15 o más años y que buscan que los despidan para llevarse “su dinero”, o empleados que no se quieren ir porque perderán “su dinero”.
Esta indemnización resulta en un extra sueldo para los empleados y al estar exenta de renta la recibe íntegra sobre todo en estas fechas de fin de años en que los gastos aumentan.
Muchos empresarios se están quejando de que Hacienda les está diciendo que técnicamente esa indemnización no aplica como tal, pues no hay un rompimiento real de la relación laboral y que dicha indemnización debe catalogarse como “Bono” de fin de año, por lo tanto sujeto a impuestos, pero entonces al ser un Bono, no liquida el pasivo laboral, por lo que estas empresas han decidido no darlo este año a sus colaboradores, quienes contaban con este dinero para sus gastos de fin de año.
El otro peligro es que extrapolando este criterio retroactivamente, el hoy llamado “Bono de fin de año” no ha liquidado el pasivo laboral de los empleados por lo que pudieran exigirlo al momento de ser despedidos, lo que ha creado zozobra en estas empresas.
Según dicen, esto los ha llevado a meter recursos de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia de esta interpretación del Ministerio de Hacienda que consideran antojadiza y sacada del sombrero.
De cualquier modo, la mayor parte de los afectados pertenecen a esa categoría de “pobres (pequeños burgueses no dueños de los medios de producción)” como don Alfredo los llamó en su momento, y que se suman según las últimas estadísticas electorales a los descontentos con el actual gobierno, porque ven con sumo desagrado que el tan ansiado cambio lo están pagando ellos y no quienes verdaderamente causaron la catástrofe.
Si revisamos las encuestas electorales vemos que el FMLN ha perdido mucho apoyo del sector urbano que es donde vive la mayor parte de las clases medias y aunque es minoritaria en relación a la población rural, recordemos que es la que mas vota, de ahí su importancia para la continuidad del “gobierno de cambio”, así que, o le cambian la percepción a la clase media o se aseguran de que toda la población rural vote.
¿Y usted que opina?
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