La Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores del Alimento, REL-UITA ha iniciado una serie de publicaciones al respecto de las graves condiciones que existen en Decameron, desde una feroz campaña de despidos, discriminación y persecución antisindical, hasta condiciones deplorables que ya han costado la vida de un huésped, un trabajador y varios accidentes de trabajo.
«El 6 de septiembre pasado, Patricia Monterrosa, recepcionista del Hotel Royal Decameron Salinitas, que pertenece a la cadena hotelera colombiana Decameron All Inclusive Hotels & Resorts, fue “acompañada” a una pequeña oficina, rodeada por personeros del hotel que trataron de convencerla de presentar su renuncia y, sin ni más ni menos, fue despedida.» (…) Sin embargo, según relata Patricia en una larga entrevista brindada a La Rel y que pronto será publicada a nivel internacional, el solo hecho de pronunciar la palabra “organizar” desencadenó en las autoridades del Hotel Decameron una especie de fobia antisindical, que se convirtió en hostigamiento, persecución y represión psicológica y, finalmente, en el despido de los “revoltosos”.
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El 6 de septiembre pasado, Patricia Monterrosa, recepcionista del Hotel Royal Decameron Salinitas, que pertenece a la cadena hotelera colombiana Decameron All Inclusive Hotels & Resorts, fue “acompañada” a una pequeña oficina, rodeada por personeros del hotel que trataron de convencerla de presentar su renuncia y, sin ni más ni menos, fue despedida.
Pese a lo que aducen las autoridades del hotel, el único y verdadero delito de Patriciafue haber creído que en pleno siglo XXI ya no existen “cacerías de brujas” contra el legítimo derecho de las y los trabajadores a organizarse sindicalmente.
Junto con otros trabajadores y trabajadoras que laboran en tres hoteles –Hotel Royal Decameron Salinitas, Hotel Las Veraneras Resort, Hotel y Casino Siesta-, y con el respaldo del Centro de Estudios y Apoyo Laboral (CEAL), Patricia había decidido organizarse y conformar el Sindicatode Trabajadores de Industria Gastronómica, Restaurantes, Hoteles, y Afines al Turismo (SITIGHRA).
Su objetivo era muy sencillo: pedir que se respetase la legislación laboral nacional en cuanto al pago de horas extras, el trato humano y no degradante a los trabajadores y trabajadoras, y el goce de los derechos mínimos contemplados en los convenios internacionales ratificados por El Salvador.
Sin embargo, según relata Patricia en una larga entrevista brindada a La Rel y que pronto será publicada a nivel internacional, el solo hecho de pronunciar la palabra “organizar” desencadenó en las autoridades del Hotel Decameron una especie de fobia antisindical, que se convirtió en hostigamiento, persecución y represión psicológica y, finalmente, en el despido de los “revoltosos”.
Centro de Estudios y Apoyo Laboral
CEAL El Salvador, Centroamérica
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