De todos es conocido el agresivo comportamiento salvadoreño en materia de propaganda electoral, todos recordamos cuando los postes de electricidad se engrosaban con capa tras capa de pintura de los diferentes partidos políticos, venía uno y pintaba el poste con sus colores partidarios y apenas se estaba secando la pintura cuando llegaba el instituto político adversario y pintaba con sus propios colores el susodicho poste, que al cabo de unas semanas tenía una capa tal de pintura que lo hacía invulnerable a cualquier atentado terrorista o automovilista en este caso.
Para esta elección la modalidad afortunadamente ha cambiado y ya no se pintan los postes si es empapelan con afiches, actividad que era conocida como pinta y que realmente afeaban la ciudad, obligando a las municipalidades a gastar dinero en remover la pintura y papeles de los postes luego de pasada la contienda electoral, algunos municipios conservaban sus ornamentos partidarios hasta la siguiente elección cuando el ciclo se iniciaba de nuevo.
En estas elecciones, se ha dejado de pintar y pegar, en su lugar se ponen banderas con el mensaje o símbolos de los partidos favoritos y todo daba para pensar luego de que un partido pusiera sus banderas, llegaría el otro a quitarlas y a poner las suyas y supongo que en mas de algún caso, esto es lo que ha ocurrido, por eso me sorprendió gratamente ver en Ayutuxtepeque que en algunos postes, ondeaban ambas banderas.
Evidentemente no subieron juntos a poner su bandera, pero el partido que llegó después tuvo la delicadeza de dejar la bandera opositora y simplemente colocó la suya, mostrando una elevada concepción de cultura política que no hemos visto ni siquiera en los dirigentes de dichos institutos partidarios.
Esto nos pone a pensar en que realmente ya se muestran indicios de madurez política en el pueblo, que se manifiestan en hechos tan simples como el mencionado ya que años atrás resultaba inconcebible semejante muestra de respeto al derecho de expresión del opositor.
Nuestro pueblo da señales de un desarrollo ideológico que los dirigentes partidarios aún no muestran.
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