De la guerra y sus combatientes

Se considera a Carl von Clausewitz, el famoso militar prusiano y teórico de la guerra como el autor de la frase: «La guerra es la continuación de la política por otros medios.» que años despues fué refutada por el químico alemán, pionero de los estudios de Fisión nuclear , Otto Hahn con la replica: “Hoy la guerra no es la continuación de la política por otros medios. En una guerra de bombardeo no hay vencedores ni vencidos.», aludiendo seguramente a los bombardeos sobre Hiroshima y Nagassaki en agosto de 1945 y a la posibilidad de una guerra nuclear.

La guerra tiene como primera baja, la verdad, reza otro dicho popular, porque ambos bandos enarbolan el estandarte de tener la razón y a Dios de su lado, el enemigo es la encarnación del mal, la oscura fuerza que amenaza a la patria y se busca destruir por todos los medios.

Lo paradójico de todo esto es que quienes dirigen la guerra, no son los que la pelean, ellos son los brillantes estrategas, los héroes militares, los que se cubren con la gloria de la victoria en caso de vencer y que buscan al responsable de la derrota cuando pierden.

Por eso las guerras no las pelean los valientes, sino los pendejos que se dejan embaucar por cosas tan equívocas y falseadas como la libertad, el orgullo nacional, la defensa territorial, la verdad, la justicia y tantos otros estandartes que cobardes canallas ondean para que las masas se lanzen a matarse entre si.

Los estrategas de la guerra son los responsables de enviar a la muerte a los combatientes, que esos si son los que ponen la cuota de sangre y tripas en la guerra, como dicen por ahí «En toda guerra los muertos los pone el pueblo”, los estrategas nunca arriesgan su pellejo y si lo hacen es rodeados de seguridad y listos para salir huyendo en caso de que las cosas se pongan feas, porque don estratega es mas valioso que el raso tirado en la trinchera, sucio, herido y con poca munición haciendo frente a otros rasos que ni saben por qué rayos están ahí, muchas veces obnubilados y enervados por sicotrópicos que les reparten a granel para que se conviertan en auténticas máquinas de matar.

Dirán lo que quieran  pero la guerra es la actividad humana mas aberrante e idiota que se haya inventado, yo siempre he sostenido que la peor plaga que nuestro planeta ha visto es el Gorilla militarum asesinus.

Nuestro conflicto armado no arrojó verdaderos vencidos ni vencedores, al final del conflicto y despues de mas de 70,000 muertos, ambos bandos se pusieron de acuerdo en concertar un proceso que terminara el enfrentamiento armado y que les asegurara a los dirigentes de ambos lados, la inmunidad (mas bien impunidad) legal contra cualquier reclamo posterior de ciudadanos afectados directa o indirectamente por las actuaciónes de quienes participaron directamente en las agresiones bélicas, así nació la trístemente célebre “Ley de Anmistía” que protegió a los autores intelectuales y materiales de muchos crímenes de guerra cometidos.

No vale la pena ponernos a hacer números de cual bando mató mas inocentes, los hechos infames de guerra se dieron posiblemente en forma desproporcionada entre el ejército y la guerrílla pero ninguno de los dos bandos está eximido de culpa, por eso es que se aseguraron de contar con la protección legal de una “ley de anmistía” que en lugar de ser un bálsamo para curar la herida, fué un emplasto que solo la ocultó a la vista y ha dejado que se infecte de odio y resentimiento a un punto tal, que emana pudrición y maldad cada vez que medio se atisba sobre ella.

Bien o mal la paz se construyó sobre una base diferente a la de perdón y olvido, no se perdonó ni se ha olvidado, simplemente se ha ignorado lo que sucedió, se ha amarrado a la justicia con la esperanza de que el tiempo se encargue de darle el olvido a la población.

Lo malo para los que promovieron esta ley de anmistía, es que el efecto de esta particular condición legal es únicamente a nivel local, en nuestro territorio y durante el conflicto armado existieron víctimas que no eran salvadoreñas, como el caso de los Jesuitas españoles asesinados en la UCA, de las monjas de la orden “Mariknoll” o de los marines estadounidenses masacrados en la Zona Rosa y segurament otros casos menos conocidos.

Las víctimas de estos “eventos” no son salvadoreñas y los afectados que les sobreviven, apelan a las leyes internacionales que juzgan crímenes de guerra para que la justicia se haga cumplir aunque sea con retraso.

La guerra no tiene nada de heróico ni justificación alguna que valga, su único fruto son crímenes, algunos de ellos más horrendos que otros y los responsables de esos frutos deberían rendir cuentas por los excesos cometidos, pero la realidad es que son los vencedores los que siempre piden la reparación a los vencidos y en nuestro caso particular no hubo vencedores ni vencidos, solo muertos, que como siempre los puso el pueblo.

Los intereses de ambos bandos no están en realidad en el impedir o permitir estos juicios internacionales, es poco lo que puede incidir, un pequeño pais como El Salvador en estas cuestiones, los intereses de ambos bandos están en mantener amarrada toda posibilidad de hacer justicia localmente, esto debemos aceptarlo para entender los acontecimientos que vendrán.

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