Estuve viendo el programa de don Nacho Castillo en el canal 33, quien tenía al Sr. Aldo Vallejo, director de Relaciones Corporativas de Industrias La Constancia para discutir el tema de la llamada «contrareforma» a los impuestos al licor.
Extrañamente no vi que tuviera a la contraparte, es decir a representantes de la industria licorera, pero por lo que vi, el señor Vallejo intentó convencer a la audiencia de que la cerveza es moderada comparada con el licor y que al aprobar la contrareforma tendremos un gravísimo problema de salud pública porque los bolitos salvadoreños se meterán a consumir licor en lugar de cerveza, hasta se buscó a una «doctora especialista en salud pública», Claudia Suarez que llamaba a la reflexión a las autoridades y al ejecutivo para que «cuiden la salud del pueblo» vetando la supuesta contrareforma porque la cerveza tiene menos alcohol.
Ante la pregunta de ¿Quien vende mas? Lo que hizo el señor Vallejo fué soslayar la pregunta poniendose a comparar el volumen de consumo de alcohol no la cantidad de venta, ocultando que es la cerveza lo que en realidad se vende mas. Don Nacho no fué tan incisivo como suele ser y dejó que la cerveza se presentara como víctima del la voraz ambición del estado.
Llevaron a una representante de La Constancia para implorar por sus puestos que están en juego si se aprueba la contrareforma.
La realidad es que tanto la cerveza como el alcohol son altamente dañinos para la población, no se trata de cual tiene mas alcohol, sino del problema de salud que ambas industrias le producen al país, los impuestos al alcohol no son los mas altos del mundo como lo quiso insinuar el señor Vallejo.
También es falso que el aumento de impuestos impacta profundamente en las utilidades de una empresa, esa es una mentira que los empresarios se inventaron desde que apareció el primero de ellos, en paises desarrollados los impuestos llegan casi al 75% de los ingresos para las empersas mas grandes y ahí los pagan sin dejar de percibir ganancias.
Lo que quieren es que no se pueda establecer un precedente fiscal en un país en el que las argollas empresariales han dominado a su gusto.
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