Al calor de la crisis por el CODVID-19, muchos nos sentimos tentados a echar la culpa absoluta a quien esté a cargo de las decisiones, acciones, políticas y protocolos para manejarla a nivel institucional, pero si lo vemos con la mente fría, nos damos cuenta de que las autoridades sanitarias son víctimas del triunfo de su nuevo partido.
Cuando el FMLN llegó al poder el año 2009, tenían una ventaja innegable, la doctora María Isabel Castillo, quien a su avanzada edad se echó sobre sus hombros la tarea de rescatar el casi destruido sistema nacional de salud, pero una cosa son buenas intenciones y otra la realidad.
La gente que estaba bajo ella no tenía la experiencia que ya habían acumulado los antiguos funcionarios de ARENA a lo largo de veinte años de gestión, en los que se habían preparado académica y laboralmente, así que el FMLN se dio a la tarea de formar a los nuevos mandos y cuadros dirigentes en salud, en los diez años que estuvieron al frente, algunos lo consiguieron, otros solo recibieron la formación sin que operase algún cambio en sus personas.
La creación y desarrollo de los ECOS familiares y especializados o Equipos comunitarios de salud fue un sube y baja hasta lograr una gran cobertura territorial a nivel nacional y tuvieron éxitos indiscutibles como la disminución de la mortandad materno infantil que estaba muy arriba y la lograron llegar a niveles de reconocimiento internacional.
Con el segundo período tuvieron un notable retroceso en el proceso de cobertura territorial, pues se dio énfasis a la infraestructura, terminando grandes hospitales como el de La Mujer, San Miguel etc., pero por la inercia misma de lo que se había comenzado a trabajar, siguieron consolidando a la gente en sus puestos administrativos y gerenciales y habían consolidado la cobertura territorial con los ECOS.
Con la llegada del nuevo gobierno, se inició un sistemático descabezamiento y desmantelamiento de las estructuras de la anterior gestión (FMLN), colocando en los puestos clave al personal de la confianza de la ministra Ana Orellana Bendek que venía protegida según las malas lenguas por un grupo afín a la primera dama de la república pues la ministra había sido compañera de estudios de las hermanas de Gabriela de Bukele.
La nueva ministra no tenía experiencia administrativa en el Ministerio de Salud, sino que había estado en una clínica comunal del ISSS, pero puso su mayor empeño dentro de sus capacidades, solo que no sabía que su nombramiento era temporal desde el principio, pues al Doctor Fran Alabí lo colocaron como director de hospitales para que se empapara con el sistema de atención de segundo y tercer nivel, luego fue nombrado vice ministro para que conociera la parte administrativa del ministerio y así lo fueron preparando y formando para eventualmente ocupar el puesto principal en el ministerio, imagino que originalmente se pensaba hacer el cambio al terminar el primer año de gestión.
Ni la ministra, ni sus viceministros armaron o conjuntaron un verdadero plan de salud, pues estaban conociendo y asimilando sus nuevos puestos, obligaciones y competencias, así mismo el resto de los nuevos funcionarios, directores y jefaturas que recién ocupaban los cargos, algunos de ellos sin mayor experiencia, estaban comenzando a aprender el oficio de funcionario.
En este interín nos cayó encima la crisis de salud por la pandemia y los problemas que trajo, de tal manera que agarró como decimos aquí, al gobierno y al ministerio de salud, “con los calzones abajo”, y aunque las medidas iniciales tomadas por el gobierno fueron las adecuadas, con la temprana cuarentena, el resto de acciones fue a la deriva, pues el ministerio de Salud no supo que hacer y atacó de la peor manera el problema, posiblemente porque el gobierno de Bukele lo convirtió en un tema político más que en un problema de Salud y el resultado más notorio de esto fue que se adelantó la entrada de Alabí como ministro de salud.
Agobiados por el problema, cometieron una larga lista de improvisaciones y errores garrafales tales como el manejo de los albergues, que fueron mortales para el sistema de salud, en lugar de establecer controles en los puntos de entrada del país para detectar y aislar a los casos positivos y sus nexos, se dedicaron a encerrar a quien se les puso enfrente, llenándo estos alberques hasta al tope en pocos días y manteniendo ingresada a gente sana junto con la gente enferma.
Tuvieron un descontrol absoluto en la aplicación de pruebas, incluso hasta este momento creo que no saben a quién les están aplicando las pruebas pues mucha de las personas a la que les hicieron los Test, nunca recibieron una respuesta, incluso algunos ya murieron de supuesto CODVID-19 y otros nunca supieron si lo padecieron o no.
Jamás lanzaron lineamientos o protocolos específicos a los niveles operativos del ministerio, esta pobre gente anda de la seca a la meca, sin saber que hacer o sin saber las razones de lo que están ejecutando e incluso sin control ni seguimiento sobre estas acciones.
En lugar de usar a los ECOS de salud que ya tenían un dominio territorial sobre el campo, para buscar casos y aislarlos, se fueron a lo loco a los mercados, a las calles a donde fuera, a la gente con temperatura la mandaban a las unidades de salud, a muchos que tuvieron ahí sus pruebas, nunca les dieron los resultados e hicieron de la búsqueda de casos una especie de “Agarralayuda” en la que pescaban al azar a quien estuviera mal colocado.
Así se gastaron los recursos destinados a los albergues, en gente que no lo necesitaba ya que la política de quien ande en la calle le doblamos la mano y lo metemos a un albergue fue un error táctico enorme, ahí solo debían estar los que esperaban resultado de pruebas y si salían infectados aislarlos, dejar salir a los negativos a menos de que hubieran sido nexos de los infectados, es decir aislar a los infectados de manera sistemática y tenerlos en albergues exclusivos para infectados separados de los albergues para gente en tránsito de pruebas.
Luego la estupidez de los medicamentos recetados por Trump, que hizo un gasto enorme en la Hidroxicloroquina que se ha descartado.
La negativa en aceptar la ayuda ofrecida por muchos médicos especialistas y conocedores del manejo de las pandemias, nuevamente por motivos puramente políticos y no salubristas.
A estas alturas del partido no hay líneas claras de nada en el ministerio de salud, en estos momentos se están haciendo cambios nuevamente en las direcciones, removiendo gente y poniendo a personas con aún menos experiencia que las están sustituyendo, pero que son más de confianza del nuevo ministro, ya que están removiendo los vestigios de la Dra. Orellana Bendek y a los últimos sobrevivientes de las pasadas gestiones (FMLN o ARENA), por eso gente que fue puesta por el nuevo gobierno está siendo reemplazada en plena crisis, lo que ha puesto de punta los nervios del personal del ministerio en el peor momento posible ya que muchos en lugar de estar enfocados en el combate a la pandemia están concentrados en salvaguardar su guayabita laboral.
¿Qué nos espera?
Solo Dios lo sabe.