Con un buen despliegue publicitario, de los que dan gratuitamente los grandes medios de comunicación, Roberto Micheletti llegó ayer a El Salvador. Se hospedó en uno de los hoteles cinco estrellas, almorzó con el alcalde Norman Quijano quien le entregó un reconocimiento de Huésped Distinguido. Por la noche asistió a un evento de empresarios y políticos de derecha, patrocinado por las honorables damas de la Cruzada Pro Paz y Trabajo. Este día fue entrevistado por Jorge Hernández en TCS y el Diario de Hoy le dedica dos páginas completas a su visita.
Llama poderosamente la atención que Roberto Micheletti aparece en el país cuando no se cumplen setenta y dos horas del acto delincuencial más salvaje de nuestra historia. Llama la atención que después de un poderoso despliegue noticioso, donde han exacerbado los ánimos y el miedo de la población, que pide pena de muerte y medidas de hecho. Aparece el personaje que violando la constitución de Honduras, derrocó con las fuerzas militares al Presidente legalmente electo.
Mientras la inmensa mayoría de los salvadoreños indignados claman por medidas de hecho para enfrentar la delincuencia. Mientras piden que se haga a un lado la Constitución y las leyes y tomemos la justicia en nuestras manos. Viene Micheletti a explicar a los principales grupos de derecha, como se viola la Constitución y las leyes y como se derroca a un Presidente legalmente electo. ¿Será todo esto una casualidad?
En su discurso Micheletti desarrolla dos argumentos centrales, por una parte va más allá de justificar el golpe de Estado en Honduras, negando que se haya producido, y por la otra, trae mensaje anticomunista a la vieja ultranza, recordando el peligro que representa Hugo Chávez y su proyecto del ALBA. Este último argumento es la justificación de la violación constitucional en Honduras, según la cual era necesario remover al Presidente de la República pues había un peligro mayor para la amada patria.
La derecha salvadoreña ha aprendido mucho del Golpe de Estado en Honduras. Han descubierto que las fuerzas armadas si bien son claves en la operación, deben retornar rápido a los cuarteles y dejar las cosas en manos de los políticos. En Honduras fue fácil pues el presidente derrocado no tenía mayor incidencia en el Congreso (Otra casualidad con el Presidente Funes). Así pueden iniciar el proceso de legitimación de la acción, buscando los cauces legales.
La derecha salvadoreña ha descubierto lo poco eficientes que son los organismos internacionales frente a este tipo de hechos. En el caso de Honduras ni las condenas de la OEA y de la ONU fueron suficientes. Descubrieron que los instrumentos de política internacional hacen pronunciamientos de condena y repudio, pero no son insuficientes para revertir los hechos.
Han aprendido, que se pueden dar golpes sin el apoyo de los EUA, que luego hay fuerzas de derecha en ese país que neutralizan la posición del gobierno estadounidense. A diferencia de décadas anteriores, ahora puede haber golpes de estado sin embajada gringa.
Ahora viene Micheletti a explicarles como hacer desaparecer el Golpe de Estado. Como negarlo y explicar que todo se hizo en el marco de la Constitución y las leyes. Les explicó que el argumento de Hugo Chávez puede justificar cualquier acción inconstitucional. Por ello no es casual que un sector de la derecha salvadoreña no abandona este trillado argumento. Todo indica que lo seguirán usando.
Pero además la llegada de Roberto Micheletti es una afrenta al actual gobierno salvadoreño. El gobierno de Funes condenó el golpe de Estado y ha acompañado a la OEA en todas las acciones de condena. Pero ante el nuevo gobierno de Porfirio Lovo ha variado la posición, partiendo que fue electo por el voto ciudadano, ha liderado un proceso para lograr el retorno de Honduras a la OEA.
Detrás de esta decisión hay consideraciones de índole económica, el peso de las relaciones comerciales con nuestro vecino del norte son claves para nosotros. También hay consideraciones de orden político, Honduras no estará aislada permanentemente y es mejor apoyar su retorno, que luego puede ser clave para consolidar instituciones democráticas en ese país.
El gobierno ha desarrollado dos momentos en su relación con Honduras después del golpe; primero de condena a la acción, y luego de búsqueda de su integración y reconocimiento a partir del nuevo gobierno electo por votación. La derecha quiere echarlo todo en el mismo costal. Negar el golpe y por tanto no hay razón para negar el reconocimiento automático del nuevo gobierno. Con esta sutileza queda legitimada la acción golpista.
De paso se vuelve a legitimar los golpes de Estado en América Latina. Ahora cualquier gobierno democráticamente electo tiene como límites no solo las leyes, si no los intereses de los grupos de poder económico, que lo pueden cambiar cuando consideren que sus intereses no están adecuadamente representados. Este es el significado de fondo de la visita de Roberto Micheletti al país.
De paso fue homenajeado por el heroico servicio prestado a todas las oligarquías de la región. Algunas veces las oligarquías pagan bien los servicios prestados.
Ayutuxtepeque, miércoles, 23 de junio de 2010.
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