Un ex-arenero en las filas del nuevo gabinete

Los humanos nos equivocamos

Los humanos nos equivocamos

 

El Señor Guillermo Lopez Suarez ha sido designado por el presidente funes como presidente de CEPA (Comisión Ejecutiva Porturaria Autónoma), que es la encargada de desarrolar la infraestructura de Puertos, aeropuertos y ferrocarriles de El Salvador.
López Suarez fué ministro de Hacienda durante la administración de Tony Saca y renunció al saber que las medidas de la reforma fiscal que estaba impulsando para aumentar la recaudación, al ir cercando a los evasores fiscales, iban a ser boicoteadas desde el mismo gobierno.

http://www.cepa.gob.sv/
Yo había trabajado tanto años en la empresa privada que de alguna manera podía medir cómo estaban las utilidades de las distintas empresas. Yo sabía quién era quién. A la hora de verlo en la computadora y decepcionarme varias horas de ver cómo algunos evaden impuestos, exageradamente, porque no es una cuestión de evadir impuestos solo en 2004.


En enero del 2009, concedió una entrevista a la prensa gráfica, en la que detalla el tipo de presiones a los que se vió sometido cuando intentó «tocar» a los sectores mas poderosos del país.

Realmente existe un tipo de empresa privada que se verá afectada con la llegada de Mauricio Funes y el FMLN a la presidencia, y se trata de la empresa privada evasora, la que basa sus ingresos en el contrabando, en la elusión fiscal y en incumplimiento de las leyes tributarias salvadoreñas, bajo el manto protector de los 4 gobiernos areneros, ellos si deben temerle a Funes, deben estar afligidos porque ahora SI, «se les acabó la fiesta», ahora tendrán que pagar, lo que le han estado «robando» al estado salvadoreño y por ende al pueblo salvadoreño.

Algunos malintencionados quieren hacer ver a la inclusión de López Suárez en el gabinete de Funes como una «Traición» al incluir a un ex-arenero, pero estos realmente son gente de la derecha que solo busca antagonizar a los sectores populares con el FMLN y con Funes, ya que el Señor López mostró siempre estar en desacuerdo con las injusticias cometidas por el gobierno de ARENA a tal punto que prefirió renunciar a convertirse en cómplice de esa corrupción.

Su inclusión en el gabinete solo es una muestra del pluralismo político que tiene Funes que no duda incluir gente de derecha pero con pensamiento progresista y honorabilidad comprobada, que saben que buscan lo mejor para el país sin mediar ideologías, algo que ningún gobierno arenero hizo antes, ya que durante 20 años colocaron gente en puestos claves únicamente por compadrazgo o nepotismo, dejando algunas instituciones en manos de verdaderos ineptos que terminaban contratando «asesores» y «secretarios privados» quienes eran los que hacían su trabajo, mientras el titular únicamente hacía política.

 

Guillermo López Suárez: «Regalamos el dinero a lo bruto»
http://wwlw.laprensagrafica.com/index.php/revistas/septimo-sentido/11142.html

Fue el ministro de Hacienda que impulsó la reforma fiscal en la administración Saca. Eso le costó el puesto. Ahora, desde la lejanía, hace un repaso de la situación económica del país y de lo que dejó la reforma que nunca alcanzó a completarse.

Escrito por Una entrevista de César Castro Fagoaga
Domingo, 11 enero 2009    
    
 

Guillermo López Suárez se retiró de su empleo como presidente de uno de los grupos económicos más influyentes de Centroamérica cuando tenía 52 años. Había trabajado por 17 años con el guatemalteco Grupo Gutiérrez, el emporio cuya marca emblema es Pollo Campero, pero decidió que era momento de dar un paso al costado cuando una reestructuración llegó al conglomerado. Era accionista, tenía una pensión, después de eso no necesitaba volver a trabajar. Pero conocía a Antonio Saca de sus años en la Asociación Nacional de la Empresa Privada. Fue Saca, una vez que ganó las presidenciales de 2004, quien lo invitó a formar parte de su gabinete. Ahí comenzó todo.

López Suárez fue nombrado ministro de Hacienda y se comprometió a respetar la promesa del presidente de no aumentar los impuestos, pero con la obligación de buscar más recursos. Una tarde en su despacho tuvo acceso a la base de datos de todos los contribuyentes y cayó en la cuenta de todos los empresarios que no pagaban impuestos. Fue la chispa para emprender la reforma administrativa fiscal para recaudar más recursos.

En la mente del ex ministro la reforma debía tener tres etapas, pero solo se logró aprobar la primera, muy a pesar del sector privado que se opuso férreamente en todo momento. López Suárez renunció, como dice, para no afectar al presidente ante las presiones. Ahora, vive tranquilo en un duodécimo piso.
 

Usted alguna vez dijo que bien pudo haberse quedado rascándose la panza y sin embargo aceptó una papa caliente. Dijo también que no le iba a “temblar el pulso”. No tenía idea en lo que se estaba metiendo.

 Ni idea, pero sí era obvio que el Ministerio de Hacienda no era un lugar donde iba a estar tranquilo interna y externamente, puesto que obviamente uno puede predecir que es el lugar donde se están asignando recursos para la parte interna y que se encarga de obtener recursos de la parte externa, que son los impuestos. Ahí es el lugar del problema porque: ¿a quién le va a dar los recursos, de acuerdo con los programas de gobierno?, ¿cómo los va a asignar, de acuerdo con quién le va a cobrar? Es una papa caliente.

 
¿Usted cayó mal dentro como fuera del Gobierno?

Cualquier ministro de Hacienda, de alguna manera, tiene ese problema. Cobra impuestos y es un problema: nadie quiere pagarlos. Internamente todo el mundo quiere desarrollar su trabajo de la mejor forma y para eso se necesitan recursos.

 

 

¿Cuando le ofrecieron el cargo de ministro de Hacienda tenía pensado hacer la reforma fiscal o fue algo que surgió ya estando dentro del ministerio?

Cuando el presidente Saca me dijo que me nombraría ministro de Hacienda me dijo: “No sé si te habrás dado cuenta, pero yo durante la campaña he dicho que no voy a subir impuestos, pero mira, lo que sí necesito son recursos”. Yo le dije que me dejara ver qué podía hacer. Entré al Ministerio de Hacienda y ahí me encontré con varias reformas, varios proyectos: el del BID, uno de FUSADES, FMI, creo que había uno de Hacienda. Esos fueron los que me encontré.

 

¿Pero a su juicio sí era necesario elevar impuestos?

Cuando yo llegué a Hacienda no estaba seguro de si iba a poder cumplirle al presidente dándoles recursos sin subir impuestos, pero cuando me senté en Hacienda y comencé a ver cómo estaba la recaudación vi ciertas cosas que me impresionaron, sobre todo porque como ministro te ponen una computadora en tu escritorio y a través de esa computadora puedes acceder a toda la base de datos del Ministerio de Hacienda. Yo había trabajado tanto año en la empresa privada que de alguna manera podía medir cómo estaban las utilidades de las distintas empresas. Yo sabía quién era quién. A la hora de verlo en la computadora y decepcionarme varias horas de ver cómo algunos evaden impuestos, exageradamente, porque no es una cuestión de evadir impuestos solo en 2004.

 

¿Es generalizado?

Generalizado y en algunos casos es absurdo. Llega al punto que este fulano no declara sus impuestos y tú ves que es un fulano que tiene cómo. Esa injusticia no me gustó y de alguna manera me hizo ver que podíamos recaudar sin aumentar los impuestos, sobre todo porque muchas de esas recomendaciones venían en el sentido de incrementar el IVA dos puntos. Incrementar el IVA dos puntos caía sobre los que ya estaban pagando y el IVA es un efecto regresivo, no hay quite en eso. Por lo tanto, aquellos que consumen de su sueldo en consumo básico, más que a cualquiera, más les iba a caer más cantidad de impuesto. No era justo.

 

Fue en ese momento que cayó en la cuenta de que iba a estar en contra de buena parte de sus colegas empresarios.

Sí, a todos, a la empresa privada y no privada, sector público.

 

Pero lo que se encontró en la computadora fue la evasión que hacían los empresarios privados.

Sí, digamos que en ese momento había que ser serio. Y estaba en ese lugar y necesitaba en ese momento aumentar o cambiar la forma como se estaba recaudando los impuestos en este país, y era algo que había que hacer y había que hacerlo parejo. Había ciertos sectores poderosos a los cuales había que mandarles señales claras que íbamos en serio. Sectores poderosos como la banca, que no es ningún secreto, se opusieron férreamente a un cambio en la parte impositiva, pero yo sabía que si a la banca, de alguna manera, le demostraba que era un cambio necesario, sobre todo la banca era la que en algún momento mostraba cierta debilidad , la reforma iba a pasar.

 

¿Qué es lo que hace que en este país esos grupos poderosos, los bancos y los grandes empresarios, no tengan la idea de que es bueno ser solidario?

Así como aquí, y en cualquier otra parte del mundo, la función del Gobierno es ser serio, imponer reglas claras y ser contundente. Lo estás viendo en Estados Unidos, que no ha sido serio últimamente y ahí está el problema que tenés una Security Exchange Comission, que es la encargada de vigilar que las operaciones que se lleven en bolsa sean operaciones legales. Ahí tenés a Madoff, hace unos días con 50 billones de estafa. Aquí un FINSEPRO e INSEPRO, que decimos que solo en El Salvador sucede, pues también sucede en Nueva York. El Gobierno es muy importante que gobierne.

¿Qué es lo que faltó en Estados Unidos? Una falta real de aplicar la ley como debe de ser. Y así en la parte impositiva o cuando sube la gasolina, que los precios del petróleo están a 45 dólares y aquí todavía no se refleja. Ese es un problema de gobierno. El problema de los impuestos es un problema de gobierno. Si tú dejas en libertad a todo mundo, nadie quiere pagar impuestos, si a nadie le gusta pagar impuestos.

 

¿Lo del Gobierno es una cuestión de mal árbitro o un árbitro con intereses?

Yo creo que en algunos casos es la combinación de los dos y en algunos otros es un mal árbitro. No es que yo quisiera ponerme como que yo fui un buen árbitro, pero digamos que no tenía ninguna deuda con nadie, nomás con El Salvador y en ese momento con el presidente de la República. Me dejé ir con todo.

 

Cuénteme de esas reuniones cuando trataba con esos grupos económicamente poderosos para hacerles ver que tenían que pagar.

No es tan difícil porque lo que estamos hablando es simple: Mira, pagá tus impuestos. No viene una reforma a incrementar impuestos, lo que viene es una reforma para que todo el mundo pague sus impuestos. Creo que tú estás pagando tus impuestos correctamente, aunque no lo estés haciendo. ¿Pero quién se va a oponer a una reforma, administrativa, que lo que va a establecer son reglas para que todo mundo cumpla con su obligación de pagar los impuestos tal cual como se debe de acuerdo con la ley?

Por atrás sí, obviamente todo mundo hace su gestión para tratar de evitar que tenga que cancelar la cantidad de impuestos que debe cancelar, aquel que está evadiendo. Pero de frente, ante un ministro, no le va a decir: “Mire, ministro, yo no estoy de acuerdo con eso”.

 

Me refería a las presiones que usted tuvo, el Gobierno tuvo presiones.

Claro, y vinieron porque obviamente todo el mundo se resiste a que lo acorralen y ahí estábamos acorralando.

 

¿Lo tentaron?

No se atrevieron, pero a tratar de amedrentar o decir “yo aquí” y golpear la mesa sí. Hubo una vez que saqué a uno de la oficina por eso.

 

¿Quién? ¿Un empresario, un banquero?

Digamos que a un hombre de negocios. El que lo lea se dará cuenta de qué fue lo que pasó. Después nos pedimos disculpas uno con el otro porque quizás en un momento me han dicho que soy muy enojado, pero no se trata de enojado o no enojado. No es tan simple. Las cosas hay que hacerlas y decirlas claramente desde el principio y yo en esa entrevista que tú mencionas, donde dije: “No me va a temblar el pulso”, lo que yo estaba estableciendo era los parámetros para todos los que no me conocieran. Eso sí pasó y también en otras discusiones, a veces en la parte interna, también fue así. Mis amigos y compañeros de trabajo, colegas, decían que yo agarraba llave. Es que las cosas se hacen o no se hacen y en la reforma mover ciertos aspectos de la reforma era mover la reforma y muchas veces no importa lo que estés quitando es el hecho que si comenzás a quitar un pedacito tenés que seguir quitando y terminás con una cuestión…

 

El Gobierno terminó cediendo.

Lo que sucede es que talvez nos fuimos un poco más allá para lograr talvez llegar a donde deberíamos de llegar. Yo sí creo que me excedí en la reforma que pusimos en 2004 en la Asamblea Legislativa. Me excedí en algunas cosas y lo reconozco.

 

¿Cómo por ejemplo?

Me excedí en la solvencia que deberían de pedir para tramitar créditos en la banca cada una de las personas que solicitaron un crédito mayor a un monto bien mínimo que había puesto. Creo que me excedí buscando que sí se exija esa solvencia, pero no tenía la capacidad de poder generar la solvencia en los volúmenes que se estaban solicitando. Había que reconocer que teníamos que tener la paciencia y esperarnos para que la pudiéramos implementar, esa parte de la reforma, cuando tuviéramos la capacidad informática para poder extender expedita la solvencia. Entonces había que darle retroceso.

 

Intente explicar de una forma sencilla cómo está el país económicamente.

Complicado. Por eso necesitábamos una segunda reforma para no estar en las condiciones que estamos ahorita. En esa reforma, de alguna manera focalizábamos los subsidios, porque se establecía una ley.

 

Que no es ningún secreto y todo el mundo lo señala como algo necesario.

Pero lo estábamos diciendo ya en 2006 que queríamos focalizar el tema del agua. CEL ya no podía seguir manteniendo la cuenta por cobrar con ANDA para que los pozos de ANDA saquen el agua. Ya cuando no se puede pagar ni la materia prima en una empresa ya estás teniendo problemas financieros. Nosotros, y digo nosotros porque la Secretaría Técnica nos estaba apoyando, queríamos venir con este tipo de cosas. Obviamente el presidente, me imagino en ese entonces, dijo “no, yo puedo seguir manejando esto, me está rindiendo la caja del Ministerio de Hacienda”. Lo único que no se imaginó es que viniera a valer el petróleo 145 dólares en barril, y lo hiciera en un periodo bien corto. La factura que estamos pagando ahora es esa.

 

¿Hubiera sido diferente si las otras dos etapas se hubieran implementado? ¿El país hubiera estado mejor preparado para recibir la crisis económica?

Sí, hubiéramos tenido mejores ingresos y de alguna manera hubiéramos tenido un tropiezo legal más complicado para poder salir con el tema del subsidio de los buses, que es un subsidio que todavía existe cuando el barril de petróleo está a 45 dólares.

 

¿Es absurdo el subsidio de los buses?

Ahorita totalmente. Y el subsidio eléctrico ahí ves que se logró firmar y que se pagaron 15 millones de dólares para un mes más de subsidio. Como que es lotería, como que es bingo esto. Eso no es como se maneja un país. Es cierto, en este momento, viendo hacia atrás, uno puede hablar mucho. Cuando comenzó el barril de petróleo a subir de 30, 40, 50 y llegó a 145 dólares: ahora se está pagando la factura de eso en la parte eléctrica, en la parte de los buses y en la parte del gas. ¿Cómo vas a tener un país con un tambo de 25 libras de gas a 4.75 dólares cuando afuera vale 15 dólares? Es un negocio cargar un pick up e irse al otro lado de la frontera. Si no tenés control con una de las gaseras que saque una gran pipona por la frontera. Es un gran gasto para el Gobierno.

 

¿Estamos regalando el dinero a lo bruto?

Sí, creo yo que sí. A lo bruto es cuando uno regala algo que no lo necesita. Inteligentemente es cuando apoyás a alguien que lo necesita. Voy a dar un subsidio de gas para gente que lo necesita. ¿Quién lo necesita? Recordemos que, desgraciadamente, el 60% de nuestra gente todavía cocina con leña. Yo aquí en este edificio veo pasar, en las tardes, a gente con su pante de leña en la cabeza. Esa gente no necesita gas, esa gente necesita otro tipo de subsidio, pero en este edificio si yo cocino con gas yo recibo un subsidio. Eso es a lo bruto. Obvio, no se necesita ser muy preparado.

 ¿No se sintió frustrado por los motivos que lo llevaron a renunciar?

Eso fue una gota que te lleva a tomar la decisión de decir qué estoy haciendo aquí. Si voy a estar en el Ministerio de Hacienda, recaudando los impuestos que me va a rendir esta reforma, que es una primera etapa, y voy a estar sin opinión alguna, porque no quiero enfrentar al presidente, entonces que se consigan a alguien más. Pero si me quieren tener a mí, van a tener un problema porque van a tener a alguien que va a querer estar metiendo una segunda reforma, que va a querer estarle discutiendo al presidente su forma de pensar y se lo va a decir claramente y de frente, como se lo dije siempre, y él lo sabe.

Mucha gente dice que ahí anda Guillermo hablando del presidente atrás. No, si el presidente sabe que yo se lo dije enfrente de su cara y se lo puedo decir todo el tiempo. Me conoce, no es de ahora. No me frustra porque yo comprendo que cada quien tiene su trabajo que desempeñar. Y el presidente tiene el suyo, distinto al ministro de Hacienda. Para el desarrollo del trabajo del presidente, como él lo visualizaba, a lo mejor yo ya no cabía después de abril de 2006 y lo que yo tuve fue la previsión de poderme ir sin causar roces con el presidente.

 

¿La razón para renunciar al Ministerio de Hacienda fue para no ser un peso?

Digamos, hubiera sido un peso más para mí que para cualquiera el que me hubieran obligado a circunscribirme en un solo escenario, para mí hubiera sido mucho peso. Yo no soy tan político, no expresándome que los políticos son mentirosos. No soy tan político para poder suscribirme en ese círculo. Me faltó política.

 

Solo para que quede claro: ¿fue usted quien presentó la renuncia o le pidieron su renuncia?

No, yo la presenté.

 

Usted es consciente de que al exterior del Gobierno esto se interpretó de la siguiente manera: La reforma emprendida no gustó al sector privado, el sector privado se opuso, se llevó a cabo la primera etapa, pero luego de un tiempo el ministro que la impulsó renuncia. Al Gobierno le estaban doblando el brazo.

Claro. Porque de alguna manera se lo estaban doblando, pero se lo doblaban más al ministro de Hacienda que al presidente de la República. Obviamente el ministro de Hacienda, como todos los ministros, somos los fusibles del presidente. Donde yo me siento tranquilo es cuando veo y disminuyó la velocidad, porque después de la curva viene el obstáculo, en ese momento sentí que me podían doblar el brazo a mí y con eso yo servía de fusible para que el presidente no tuviera problemas.

Y esa es, digamos, una de las funciones principales de cualquier ministro. Independientemente de todo lo demás, nunca tenés que perder de vista cuál es el sentido central de las cosas que tenés que hacer. Y vi que ese era el momento, que no le iba a causar problemas al presidente y que a mí, si me doblaban el brazo, no había problema, yo ya había hecho una reforma. Me podía sentir muy satisfecho en el tiempo que la había hecho. Es cierto, no se podía hacer una segunda y tercera, el país no estaba listo. Para 2009 el país va a estar listo.

 

¿Listo u obligado?

Va a estar listo y obligado. Veo en FUSADES, hace dos semanas en su presentación quinquenal, veo en la parte tributaria muchas cosas de la reforma, de la segunda etapa, y me llamó la atención. Ojalá logremos llegar a que tengamos una recaudación del 18%, que permita que con gastos corrientes controlados, con una inversión adecuada podamos dar la educación necesaria, la salud necesaria, los desarrollos de infraestructura necesaria para el país. Creo que es la labor de cualquiera.

 

Cuando nombraron a William Hándal, su sucesor, ¿no sintió que su trabajo se estaba dejando a un lado? El presidente dijo que habría continuidad, pero a la semana el nuevo ministro dijo: “Yo vengo del sector privado y al sector privado no le gustan los impuestos”.

No lo sentí porque la reforma estaba implementada. Sí me hubiera sentido frustrado que viniera el nuevo ministro y que revirtiera varios articulados de la reforma o que quisiera meter una nueva reforma. Ahí si hubiera dicho: “A la púchica, qué desgracia”.

 

¿El nuevo ministro sirvió para normalizar las cosas?

Pero con una reforma ya implementada. No hubo un retroceso y eso me satisface. El presidente no mintió.

 

¿Ah no?

No, porque dijo lo que tú estas diciendo y ahí no mentía. ¿Por qué? Porque el ministro llegaba a sustituirme, no iba a retroceder lo que habíamos hecho, él iba a continuar. Lo que pasa es que no había una segunda reforma en la Asamblea Legislativa.

 

 

¿Cómo se toma usted que ahora que hay campaña presidencial, el FMLN venga y mencione la necesidad de una reforma e incluso digan que se sigan los parámetros que dejó el ministro López Suárez?

Eso es algo muy importante, que todo el mundo lo tiene claro. Es que cuando tú estás haciendo las cosas como se deben hacer en ese momento, todo mundo, aunque no esté de acuerdo, respeta. Cuando ya pasa el tiempo y viene otro entorno tú te recordás de esa aceptación que tuviste y decís: bueno, mirá, yo creo que sería bueno retomar lo que aquel dejó allá. Por eso es que viene el Frente ahora y dice: mirá, deberíamos hacer esto. Lo mismo decía Ana Vilma (de Escobar), Luis Mario (Rodríguez), lo mismo Rodrigo (Ávila).

 

 

¿Qué país recibe el próximo presidente?

Un país lleno de necesidades como es nuestro país, un país con gente que soporta muchas dificultades con una sonrisa en la cara. Un país que necesita una gran dosis de educación, de realmente poder reconocer lo que nuestra gente necesita.

 

¿Por qué invertimos poco en la parte social?

Es cierto, no se invierte lo que se debería de invertir porque no se pagan los impuestos que se deberían pagar. Ese es el crimen más grande que puede recibir una sociedad, porque obliga a un Estado a poder realizar lo poco que puede con lo poco que recibe. Evadir impuestos es un crimen contra la sociedad; también gastarlos inadecuadamente es un crimen aún mayor contra la sociedad.

 

¿El Salvador es consciente de la crisis mundial que está encima y de la forma que le afectará?

 

No creo que esta crisis, ni los mismos Estados Unidos haya estado consciente de la magnitud que tenía hasta hace unos dos o tres meses. Esto va a tener un impacto muy tremendo en la economía americana, en la japonesa, alemana, inglesa, china, india, menos en Brasil, pero esto es un impacto global que no nos vamos a poder quedar afuera.

Nosotros tenemos una economía orientada a los servicios; vivimos de la remesa familiar, el 16% del PIB es remesa familiar; entonces no somos un país que pueda decir que mientras esta crisis suceda nuestras plantas que produzcan el consumo interno y de alguna manera, con un efecto contracíclico en la parte fiscal, alimentemos de recursos la economía.

 

¿Pero qué producción nacional? No tenemos

Exactamente. No estamos tan claros del problema que vamos a tener. Ya se ven algunos signos, dificultades cuando algunas empresas de renombre despiden sus fuerzas de venta porque no están vendiendo, que en estos momentos conseguir trabajo no es así nomás, 2009 no pinta muy halagador. Lo que necesita es que nos pongamos serios y que veamos que este problema no es cuestión de estar pensando en Alicia en el País de las Maravillas y que a nosotros no nos va a afectar.

 

¿Qué es lo debe hacer el nuevo Gobierno para que el impacto no sea tan grande?

Reunir a las mejores cabezas de nuestro país, que con toda seguridad existen, para que nos sinceremos, porque yo quisiera estar incluido, no porque sea una mejor cabeza, sino porque en este momento puedo aportar tiempo y experiencia. Con la solución de seguro no todos van a salir beneficiados, algunos van a salir jodidos, pero los que pueden salir extremadamente fregados a lo mejor reciben un salvavidas. Desgraciadamente nos cae en el peor momento, un momento electoral.

 

Donde puede haber, incluso, un cambio de partido en el Gobierno.

Puede venir un cambio de partido, que obviamente si nosotros vemos las encuestas ya no sabemos para dónde vamos… entusiasmo en la población se mira que existe para un cambio en el Gobierno y eso pone la posibilidad de que llegue el Frente a gobernar. El Frente va a tener que gobernar y manejar este barco en un mar picado y de alguna manera va a tener que tener la apertura o de recibir diferentes influencias, de diferentes lugares, que no sean tan ortodoxas, o a lo mejor no va a poder timonear con estas grandes olas.

 

Se corren dos riesgos: que no se dejen acompañar de otros puntos de vista y otro, que el sector privado le dé la espalda.

Eso sería un haraquiri para los que lo hagan. Algunos lo pueden hacer y si comienza este choque entre Gobierno y sector privado nos va a perjudicar.

 

¿Está el sector privado preparado para una transición de partido en el gobierno?

El sector privado está preparado para cualquier evento que se le presente. La empresa privada sobrevive porque prevé muchos de los potenciales problemas y en otros los sabe solucionar. El asunto es cuánto vamos a exigirle a la empresa privada en un nuevo gobierno del FMLN, suponte en este escenario, cuánto le vamos a exigir que dedique de tiempo y esfuerzo para tratar de defenderse en un ataque frontal con el gobierno. Si eso le resta recurso, tiempo, noches de sueños, entonces habrá un detrimento del sector privado. Pero si viene un Frente que toma en cuenta las opiniones del sector privado, sin que el sector privado abuse, sino que funciona como gobierno, independientemente sea ARENA o el Frente, así tendría que hacer, si esto genera una armonía de que vamos hacia un rumbo común, entonces la empresa privada de seguro lo apoya.

 

¿Estaría dispuesto a trabajar, independientemente de quien llegue al nuevo Gobierno en junio, en un cargo público?

Esa parte ya está cerrada. Las segundas versiones nunca son buenas. Una segunda parte de mi gestión en un ministerio como Hacienda no sé si sería bueno.

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