Por: Francisco Quintanilla
La necesidad de reflexionar sobre la educación, es una necesidad milenaria, ya que la educación en todas sus formas de expresión ha constituido y continua constituyendo la herramienta principal por medio de la cual no sólo se forman las personas que un determinado orden socioeconómico necesita para seguir existiendo y reproduciéndose, sino que también es la herramienta por medio de la cual se transmiten las ideas de la clase social dominante.
Las reflexiones sobre la educación han girado en torno a muchos aspectos de la misma y desde diferentes puntos de vista, se ha reflexionado y escrito sobre la estructura curricular, sobre los contenidos, sobre las formas de evaluación o sobre su utilidad, en torno a qué debe de girar, o sobre cuál es su finalidad, etc.
Esos aspectos fueron objeto de reflexión de grandes pensadores como Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomas de Aquino, Rousseau, Montessori, Célestin Freinet, Ivan Illich, John Dewey, Paolo Freire, entre muchos.
Desde San Agustín y Santo Tomas de Aquino hasta bien avanzado los siglos XIX y XX, imbuidos e influenciados por la patrística y la escolástica, se creyó que lo fundamental de todo proceso educativo, es que debía girar en torno a la planificación del maestro y por lo tanto en torno a los intereses del maestro, intereses que en última instancia representaban los intereses de lo que un determinado sistema socioeconómico necesita en cada momento, encubiertos por los ideales del poder de la iglesia católica “cristiana”; ya en el siglo XVIII con la obra El Emilio de Rousseau, se expone como idea revolucionaria que el centro de la educación no debería de ser la planificación del maestro, sino los intereses y necesidades del niño, es decir Rousseau plantea la necesidad histórica de que la educación debería de ser Paidocentrista, esta idea es retomada por otros pedagogos en los siglos XIX y XX, tales como María Montessori, Célestin Freinet, Anton Makarenko, Ivan Illich, Paolo Freire, entre otros.
La idea del Paidocentrismo, no sólo destaca que la educación debe de girar en torno al niño(a), sino que subraya de que cada niño (a) tiene sus propias capacidades y potencialidades, llegando a concebirlo como un sujeto activo, y no pasivo tal como lo había concebido la educación bancaria condicionada por la orientación patrística y escolástica.
La orientación bancaria de la educación que concebía al educando como un sujeto pasivo y como una vasija que habría de llenar y atiborrar de conocimientos impregnó la orientación de la educación en El Salvador, desde su aparición como estructura formal; ya a inicios de la década de los 90 del siglo XX comenzaron a invadir corrientes pedagógicas provenientes sobre todo de España y de México que queriendo combatir la educación bancaria caen en la deformación y reducción del paidocentrismo confundiéndolo o sustituyéndolo por las promociones masivas sin sentido y sin ningún criterio académico, estas corrientes se insertan en la UES y en otras instituciones de educación superior, por medio de diplomados y de maestrías, para ir perfilando el profesional de la educación que posteriormente se incorporaría al sistema educativo salvadoreño por medio del Ministerio de Educación.
El paidocentrismo que exige que la planificación se haga en función de los intereses y capacidades del niño(a) no plantea que la exigencias educativas bajen considerablemente de nivel, lo que exige es que todo niño y toda niña es capaz para algo, por lo que es necesario que durante todo el proceso educativo la instrucción y formación del educando vaya orientado y guiado por la orientación vocacional y profesional, acompañado por la idea de que el niño(a) es un sujeto activo y no pasivo, de tal forma que cada educando estudie y se forme para lo que es capaz, no indica que todo maestro está en la obligación legal y moral de aprobarlo independientemente de que este apto para seguir en el nivel superior.
Esta deformación del paidocentrismo difuminada y difundida en cada rincón del aparato de la educación formal en El Salvador, ha llevado al descalabro total del sistema educativo nacional, desde kínder hasta la universidad, descalabro que comenzó a acelerarse aproximadamente desde 1995 con el inicio de la actual “reforma educativa”, generándose lo que he dado en llamar a falta de mejor término la Pedagogía de la Piñatería”, pedagogía que lejos de concebir en términos prácticos al educando como activo, lo han reducido no sólo a pasivo sino que lo ha convertido en un cadáver social absorto y absorbido por los placeres del consumismo capitalista neoliberal, cadáver social, vivo biológicamente pero muerto social, cultural y espiritualmente.
Esta escuela, recibe niños inteligentes y con alta curiosidad científica, pero con el tiempo les mata esa curiosidad y esa inteligencia, sometiéndolos a un proceso de atontamiento, mal acostumbrados a aprobar de curso o de nivel, sin poner en acción su carácter activo, condicionado por las promociones masivas que el mismo Ministerio de Educación exige.
Este planteamiento de las promociones masivas sin exigencias académicas ha llevado al MINED a una gran contradicción imposible de cargar y de encubrir, ya que por una parte le exige a los maestros que los educandos a la hora de la prueba llamada PAES o PAESITA obtengan buenos resultados, pero por otra le exige cada fin de año escolar que ningún estudiante puede quedar reprobado, aunque no haya asimilado los conocimientos y desarrollado las habilidades necesarias éste debe pasar al nivel inmediato superior.
En este sentido los resultados de la PAES y la PAESITA, no son más que el reflejo del fracaso del sistema educativo nacional y de las políticas erróneas del MINED actual, que lamentablemente continúa como acto degenerativo las mismas políticas de las autoridades del MINED de los últimos 15 o 20 años.
Este fracaso se pone aun más en evidencia cuando el estudiante se decide a tratar de ingresar a estudiar a la UES, y se somete al examen de conocimientos, los resultados son abrumadoramente deficitarios, tal como viene ocurriendo en la última década, así por ejemplo en el examen de conocimientos aplicado este año, donde de aproximadamente de 26 mil estudiantes que se sometieron a dicha prueba sólo 1888 estudiantes la aprobaron, señalando que muchos de los que fueron considerados como aprobados están entre el rango de 5.0 y 5.9, nota que al interior de la UES es una nota de reprobado.
Lo anterior indica que aun buena parte de los aprobados para iniciar estudios en la UES son de bajo perfil, esto ha llevado por una parte a que cuando los maestros de la universidad intentan elevar el nivel académico se encuentran con que los(as) jóvenes no poseen las capacidades y habilidades teórico y prácticas desarrolladas necesarias para enfrentar con éxito el estudio universitario, y por otra, a que en la UES también se baje considerablemente de nivel de exigencias, redundando esto a que la formación de profesionales es con un nivel cada vez más bajo, en otras palabras, los niveles primario y secundario, envían a la universidad educandos que en buena proporción no están capacitados para enfrentar con éxito los estudios universitarios y la universidad le envía a la sociedad en general profesionales cada vez menos capaces, y a la escuela en particular profesionales de la educación también menos capaces.
Pero estos profesionales si pueden se insertan en el mundo laboral, y para el caso los profesionales en el campo de la pedagogía formados bajo la pedagogía de la piñatería, pedagogía que también ha invadido el campus universitario, son y están cada vez menos capacitados, de tal forma que el circulo vicioso del deterioro del sistema educativo se ha vuelto algo interminable que va desde el kínder, pasando por la primaria y secundaria hasta la universidad y de esta de nuevo a los niveles inferiores de la educación, alimentada y validada por las políticas del MINED, que legitima este accionar educativo deteriorante de la dignidad y de las capacidades de los y las educandos.
Esta pedagogía de la piñatería, ha permitido que el sistema educativo nacional esté integrado de muchos maestros (as) que no están capacitados, ni tienen vocación de ser maestros, fenómeno que se agudizó a gran escala con muchas instituciones “universitarias” privadas, que titularon a diestra y siniestra profesionales en todos los campos incluido el pedagógico. A esto se le agrega que hay “maestros” que además de no estar capacitados académica y pedagógicamente, son alcohólicos o drogadictos, vicios que hace que con frecuencia no cumplan su trabajo con altura, ausentándose con frecuencia de su trabajo.
Estos maestros “formados” y aprobados bajo el paradigma de las promociones masivas han cundido hasta el último rincón del sistema educativo nacional, dando lógica y vida a la lógica torcida del MINED, de que todo educando independientemente de que haya asimilado los conocimientos y desarrollado las habilidades necesarias para pasar al nivel inmediato superior tiene que ser aprobado.
En este sistema educativo apto para adormecer conciencias, pensamientos e imaginación, los buenos y muy capacitados maestros, cuando creen que no es conveniente que determinado educando apruebe de nivel, se ven presionados y perseguidos por la Santa Inquisición a que aprueben a tal educando, con la amenaza de ser demandados si no cumplen con tales pretensiones del MINED y de muchos padres de familia.
La lógica del MINED se ha vuelto una pesadilla para los buenos y excelentes maestros, contario se ha constituido el país de la maravillas para los malos y deficitarios docentes, ya que su deficiencia la encubren aprobando a todo educando aunque no haya logrado el nivel académico necesario para procurar el nivel inmediato superior, en otras palabras es una pesadilla para el buen maestro y un maravilloso sueño para los malos docentes.
En este escenario donde el educando en los primeros años de formación se vuelve en una víctima de la lógica perversa del sistema capitalista neoliberal de producir en serie un educando que no tenga capacidad de pensar y desarrollar la conciencia científica, y de sentir pasión por el estudio, en los años de séptimo grado en adelante, cuando va entrando a la adolescencia, muchos alumnos se transforman en victimarios, ya que mal acostumbrado a aprobar sin estudiar lo necesario, estos estudiantes gangueros buscan que el maestro lo apruebe al nivel inmediato superior pidiéndole de favor que lo apruebe en el mejor de los casos, o el peor de los casos tratándolo de sobornar o amenazar .
Este tipo de estudiante es el que ha privilegiado y potenciado el MINED, poniendo las reglas y las leyes que rigen el quehacer educativo en este país al servicio de los deficitarios estudiantes y de los padres que presionan y amenazan al profesor con demandarlo sino aprueba a su muchacho(a); ante esta situación muchos maestros prefieren para evitar tal conflicto, darle la aprobación al educando, aunque no esté capacitado para ascender al nivel inmediato superior.
Todo lo anterior se ha agudizado aun más con programas como los de “EDUCAME”, que constituye hoy en día la forma más vulgar del engaño educativo, ya que un estudiante sólo por el mero hecho de estar matriculado en este programa, ya tiene el derecho de aprobar y de graduarse al final del proceso; los educandos que derivan de este proyecto, con el título en mano tienen derecho de querer ingresar a la universidad. Este programa, por supuesto constituye un negocio redondo, que deja grandes ganancias económicas para las instituciones responsables de conducirlo y administrarlo.
En síntesis, la deformación vulgarizada del paidocentrismo planteado y propuesto por Rousseau, es decir, la pedagogía de la piñatería, le ha hecho un daño profundo al Sistema Educativo Nacional y a la sociedad en su conjunto, daño que va pareciendo casi irreversible para los excelentes maestros, para los maestros que tienen conciencia de la situación caótica del sistema educativo nacional, sin embargo, por muy difícil que parezca una situación como esta, siempre es posible transformarla y superarla, pero las transformaciones, sobre todo las grandes transformaciones no se dan por si solas o producto de la generación espontánea, es imprescindible que los excelentes y comprometidos maestros se unan y asuman las riendas de la historia de la educación en este país y que el actual Ministro de Educación con los burócratas que le rodean aprendan a escuchar a estos maestros, para poder tomar las decisiones más certeras en cuanto a lo que hay que hacer con nuestro sistema educativo nacional.
Lo anterior tarea sería más fácil y productiva si ANDES 21 de Junio recuperar también su esencia histórica que caracterizaron a sus antecesores.
Ya para clausurar esta reflexión, clausura que no es absoluta, ya que toda idea siempre está dispuesta a su apertura y a su actualización, quiero plantear, que no se trata de regresar a una educación escolástica, cuartelera, bancaria, pero que tampoco se trata de seguir dándole alas a esta “Pedagogía de la Piñatería”, que confunde el concebir que el educando es un sujeto activo, por el sujeto anárquico, que quiere convertirse en profesional pero rechazando todo lo que huela a cultura, arte y ciencia, sino más bien de orientar las reales transformaciones educativas orientadas por ese paidocentrismo entendido en su justa dimensión y en forma histórica.
“HAY QUE AMPLIAR LA COBERTURA EDUCATIVA PERO SIN MENOSCABO DE SU CALIDAD”
El Salvador, 26 de noviembre de 2010.
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