Francisco Quintanilla
Esa forma distinta de concebir las alianzas de parte de esas otras estructuras y por ciertos miembros de las FPL, llevó a que en el proceso de dialogo negociación no se tomara en cuenta la participación de la clase privilegiada en el proceso revolucionario salvadoreño según Cayetano Carpio: la clase obrera y la clase campesina, a parte que como Cayetano Carpio sostenía en la tesis anterior, de que el diálogo y negociación no debería ser la estrategia principal para resolver el conflicto salvadoreño, ni mucho menos la vía principal para ascender al poder, sino que estas herramientas eran nada más completarías a la estrategia político militar, contario a lo que creían y creyeron los demás miembros de la Comandancia General del FMLN. Así también la clase obrera y campesina, debería ser la clase revolucionaria fundamental llamada a dirigir los cambios revolucionarios en la sociedad salvadoreña, y otras clases sociales, nada más su complemento.
*-Tercera tesis: La creación de un partido único verdadero de orientación marxista leninista a partir de las FPL y no a partir del FMLN cuyo núcleo sea la clase obrera-campesina.
Cayetano Carpio (1º de abril, 1983) sostiene que: “El núcleo marxista más grande, más consecuente en estos últimos 13 años, más verdadero, más dispuesto y con mayor posibilidad de convertirse en partido político del proletariado verdadero, son las FPL en El Salvador (……) (p.2/).
Cayetano Carpio partía de idea de que era imposible construir un partido auténtico revolucionario a partir del FMLN, ya que éste estaba constituido de diversas tendencias, incluidas la democracia cristiana y la social democracia que eran y son las enemigas acérrimas de la concepción marxista, por lo que dicho partido único, auténtico revolucionario que tome como núcleo a las clases obrero y campesina tiene que ser ineludiblemente las FPL.
Esto jamás ocurrió de que las FPL se convirtieran en partido auténtico revolucionario. Después de los acuerdos de paz fue el FMLN el que se convierte en partido político que no ha sido ni es auténtico revolucionario; ni que tomó como núcleo activo a la clase obrera y campesina, sino que los pequeños burgueses con aspiraciones de convertirse en la nueva burguesía, la que ha dirigido la dinámica y el destino de este partido, que sólo recurre a la clase obrera y campesina y demás clases para obtener su voto, no para que estas clases diezmadas en estos tiempos accedan al poder.
Salvador Cayetano Carpio fue partidario de la elaboración y construcción de un Programa de Gobierno Democrático Revolucionario, ejecutado por un partido auténtico revolucionario, las FPL, y no un programa basado en alianzas, donde pudiese entrar como se dice en buen salvadoreño chinche y telepate y que además fuera la burguesía y la pequeña burguesía y no la clase obrera y campesina la clase fundamental, como querían las demás estructuras del FMLN.
*.Cuarta tesis: Un verdadero partido proletario debe practicar un verdadero centralismo democrático, donde el juego pasa de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo,
Cayetano Carpio, en función de la tesis anterior consideraba que no hay un verdadero partido proletario ya que ni se ha incluido a las clases obrera y campesina como clase de vanguardia, ni tampoco se admiten criticas de abajo hacia arriba.Sin embargo, a pesar de este pensamiento de Cayetano Carpio, los demás miembros de la Comandancia general de FMLN lo tachaban como “sectario”.
La realidad actual del FMLN, demuestra con creces que quienes realmente eran y continúan siendo sectarios eran y son sus dirigentes, ya que no admite critica profunda alguna que cuestione sus pensamientos, sus políticas y sus estrategias.El que se atreve a hacerlo es expulsado, o al menos censurado o marginado del quehacer fundamental del FMLN, o eliminado política e ideológicamente, tachándolo de derechista.
Este comportamiento sectario, también ocurrió antes de la firma de los acuerdos de paz, la Comandancia del FMLN, no admitía crítica alguna; aquel que se atrevía a disentir se exponía a ser eliminado. Los seguidores de Cayetano Carpio fueron tachados de que padecían de una deformación ideológica y de traidores tal como lo hicieron con Cayetano; según y seguramente muchos fueron eliminados como exponen Gáleas y Ayala (2008), según los que decenas de auténticos combatientes de las FPL fueron ajusticiados, acusados por sus mismos compañeros y dirigentes de esta estructura guerrillera como “traidores”.
Estos autores hacen énfasis en los ajusticiamientos de combatientes de las FPL producidos en el Frente Paracentral entre los años de 1986 y 1991, donde el principal responsables de dar la orden de dichas ejecuciones fue el Comandante Leonel González (Sánchez Céren); también se señala a otros comandantes responsables de tales ajusticiamientos al Comandante Milton (Medardo González) y a la Rebecona (Lorena Peña).
Salvador Guerra, uno de los mandos de las FPL, al ser entrevistado por Harnecker (1992), critica el proceder del Comandante Marcial: “Nosotros creemos que los revolucionarios debemos resolver las diferencias ideológicas por medio del debate político y no sobre la base de los “ajusticiamientos”” (p. 166). Sin embargo, lo planteado por Gáleas, demuestran que lo que sostenía Salvador Guerra, era completamente falso, ya que los datos de ajusticiamiento entre los años de 1986 y 1991 fueron muchos al interior de las FPL, lo que indica que ese problema nunca fue superado, que los problemas ideológicos en esos años nunca se resolvieron por medio del debate político, sino por medio de los ajusticiamientos de sus combatientes que se atrevían a pensar de forma diferente, como también demuestra que esta crítica que le hacían al Comandante Marcial, no era más que otra excusa para dar por sentado que Marcial había sido el autor intelectual del asesinato de la Comandante Ana María.
Esos ajusticiamientos según algunos analistas como Gáleas, también ocurrieron en el ERP, bajo la dirección de Alejandro Rivas Mira (Comandante Sebastián Urquilla) y luego dirigido por Joaquín Villalobos, cuando querían eliminar a alguno de sus integrantes, los acusaban de traidores, como ocurrió con el asesinato de Roque Dalton y de otros tantos, tantos que no fueron pocos.
Esta situación de ajusticiamientos profundamente injustos, es muy probable que haya ocurrido en las otras estructuras del FMLN: el PC, la RN y en el PRTC.
Dos sobrevivientes de los ajusticiamientos ocurridos al interior de las FPL, a finales de la década de los 70 y de la década de los 80, (que por su seguridad no se mencionan ni sus seudónimos ni sus nombres oficiales) señalan que sí ocurrieron los ajusticiamientos, sólo por el pecado mortal de disentir de lo que pensaba la alta dirigencia de las FPL, que era dirigida por Leonel González. Los disidentes eran acusados de traidores.
Decenas fueron ajusticiados con el agravante (sostienen estos ex combatientes de las FPL) que los engañaban diciéndoles que cavaran tumbas que servirían para enterrar a enemigos que serían ajusticiados; pero resultaba irónicamente que estos combatientes no sabían que estaban cavando su propia tumba, ya que inmediatamente que las tumbas estaban hechas eran ajusticiados por sus propios compañeros de combate con la aprobación de la máxima dirigencia de las FPL. , Según los sobrevivientes varios de los ajusticiamientos fueron realizados porque se acusó a combatientes que eran desviados ideológicamente, desviación aprendida de Salvador Cayetano Carpio.
La censura al interior de la FPL, no sólo se manifestó en ejecuciones. El comandante Leonel González llegó a tal grado de impedir de diversas maneras que los seguidores de las ideas de Salvador Cayetano Carpio le rindieran honores a su Comandante después de su muerte. Según Carbonell, también impidió Leonel González y la Comandancia General del FMLN que se supiera la verdad, de que había ocurrido con la muerte del Comandante Cayetano Carpio como con el asesinato de la Comandante Ana María en Managua, Nicaragua. Maniobraron en este sentido, para que las bases de las FPL no supieran realmente que había sucedido con su Comandante; deformaron con lujo de barbarie la realidad, la verdad, deformándola a su favor, sacándole una gran tajada política e ideológica de la muerte de Cayetano Carpio y del asesinato de Ana María.
Con el supuesto de que realmente Cayetano Carpio fuera sectario, como lo acusaban los demás miembros de la Comandancia del FMLN y algunos dirigentes de las FPL como Leonel González, dice Carbonell (Julio, 1994):
La situación en todo caso, no mejoró después de la muerte de Marcial. Basta con echar un vistazo al comportamiento de la dirección de las FPL para darse cuenta que si en algún momento se vetó información a los militantes, se recurrió al engaño, se impuso el control orgánico y hasta el terror para cohesionar la organización, fue precisamente después del suicidio de Marcial. (p.685)
Ante tal situación, es necesario destacar que si la alta dirigencia de las FPL y del FMLN fueron arrastradas por sus sentimientos más viles, más bajos en aras de lograr sus propósitos, deformando y ocultando la realidad ante esas dos muertes, haciendo incluso caso omiso a los datos que difundieron los órganos de justicia de Managua, donde no encontraron ningún dato que implicara a Cayetano Carpio como el autor intelectual de la muerte de la Comandante Ana María, ya desde tal situación y desde esas circunstancias, habían dejado de ser revolucionarios, ya que no puede haber revolucionarios ni revolución sin el cultivo de la verdad y de la justicia. Esta marca perversa y diabólica que lamentablemente marcó a la Comandancia General del FMLN, los ha acompañado y muy probable los acompañará hasta sus últimos días.
Alejandro Gutiérrez Mayorga citado en Montes Brito (16 de abril, 2016) sostuvo que su defendido Rogelio Antonio Bassaglia (el comandante Marcelo) líder del comando que asesinó a la comandante Ana María, sostuvo en el juicio que: “La decisión fue personal (….). Agregó que ordenó el crimen porque deseaba fervientemente y con profundo amor revolucionario el triunfo de la revolución, lo cual Ana María ponía en peligro”.
Sin embargo, aun con toda esta declaración, Marcial fue considerado por los miembros de la de la dirigencia de las FPL, como culpable, lo que se supone, lo llevó al suicido. Algunos miembros de las FPL entrevistados por Montes Brito (16 de abril, 2016) sostenían que: “Si el suicidio fue inducido, se trata de un ajusticiamiento de Marcial”.
El Comandante Marcial, en este sentido, con su muerte logró su libertad, y la alta dirigencia del FMLN y de las FPL con su vida y estando vivos, se volvieron más esclavos de su mentira, que de por si es antirrevolucionaria.
*.Quinta tesis: Toda organización revolucionaria tiene que tener claro su pasado, su presente y su futuro, si es que quiere estar en capacidad siempre permanente de poder orientar al pueblo.
Con esta tesis Salvador Cayetano Carpio insistía en la importancia de que un ejército revolucionario y un partido auténticamente marxista leninista pudiese conjugar el pasado, con el futuro, para actuar con sabiduría histórica y con aspiraciones utópicas revolucionarias en el presente, dejando y dando todo de sí en aras de construir en conjunto con la clase obrera y campesina una sociedad socialista.
Esta idea marxista con su método dialéctico y con su concepción materialista histórico, exigía de suyo una lectura precisa de la historia, así como no olvidar que sólo el que sabe de dónde viene puede saber para donde va. La lectura lo más precisa posible de la historia nacional como de la historia universal y la de otros pueblos que han luchado por su liberación, llevaba y llevaría a cometer menos errores en el proceso revolucionario salvadoreño.
Las ideas fundamentales que se desprenden de esta tesis, ponen al descubierto, que después de la muerte de Salvador Cayetano Carpio, la Comandancia General del FMLN cometió más errores en la lectura de la realidad nacional e internacional, que las que había cometido las FPL con la dirección de Cayetano Carpio. Errores que con el transcurrir de los años han y van haciendo más mella en el actual FMLN, que está lejísimo y cada vez se aleja más a una velocidad de años luz de la idea de haberse convertido en un partido revolucionario; al contrario, su dirección ha ido aproximándose, a la misma velocidad de la luz hacia un partido de derecha.
Otra cosa importante a destacar, de esta tesis de Cayetano Carpio, es que después de la muerte de éste, la comandancia general del FMLN y la dirigencia del FMLN, se esforzaron al máximo, valiéndose de diversos métodos (utilizaron el engaño, la mentira, la amenaza o el exterminio) para que las bases sobre todo de las FPL no conocieran que realmente había pasado con su Comandante y con el asesinato de la Comandante Ana María. Cambiaron, deformaron, ocultaron la verdad en este momento de la historia.
Ante esa situación, no propia de un ejército revolucionario ni de un revolucionario, Carbonell (julio, 1983) da a conocer que:
A finales del mes de diciembre de 1983, por ejemplo, el Frente Metropolitano Clara Elizabeth Ramírez, de las FPL, decidió desconocer y criticar a su dirección, acusándola entre otras cosas, de pretender crear un gobierno de amplia participación compartiéndolo con la criminal burguesía. (p.662)
Este Frente fue tachado por la Comandancia de las FPL como renegados y que padecían de la desviación ideológica en que había caído Cayetano Carpio. Sin embargo, esto denota, por una parte que, la comandancia de las FPL al igual que la Comandancia General del FMLN, no admitían critica fuerte alguna, y por otra, que un buen grupo al interior de las FPL querían conocer la verdad en los casos de la muerte de su comandante Marcial y de su Comandante Ana María, como un verdadero revolucionario lo aspira, lo exige y lo vive.