Por Francisco Quintanilla
Santa Ana, 9 de agosto de 2019.
Presente
Mi buen amigo Joel, ha sido esta mañana, muy impactante para mí la noticia de tu muerte. Nos dejaste sin pedir permiso. La muerte, lamentablemente es así, llega sin avisar, no le queda, a uno tiempo de despedirse de sus familiares y de sus mejores amigos.
Uno sabe, por información que nos dan nuestros padres, la fecha exacta en que uno nació. En la medida que uno va creciendo y va tomando conciencia, se da cuenta también que uno va a morir. Lo que no sabe es cuándo, cómo o de qué va a morir. Así que la muerte llega sin avisar, sin mandar algún mensaje por email o por medio de alguna red social, simplemente llega.
Voy extrañarte mucho, por las conversaciones que teníamos en los corredores de la Facultad. Conversaciones que giraron en torno a cosas de la vida cotidiana o en torno a los artículos que de vez en cuando escribo. Siempre con mucho respeto me diste tu punto de vista y me decías, que siempre te mandara cada artículo que escribiera, ya que me considerabas en forma humilde, que yo era un pensador.
El día se ha vuelto opaco, en el alma, en la mente de todos lo que te conocimos, de hecho tus alumnos te van extrañar, porque según, la opinión de ellos eras y seguirás siendo un buen profesor, exigente, pero un buen profesor.
Así, que te reiteró, te voy así extrañar mucho, y te digo, sin que suene un poco sádico, hasta pronto Ing. Joel Paniagua, ya que el precio que tenemos que pagar, por nacer y vivir, es morir.
En este sentido, ricos y pobres, delgados y gordos, estudiosos y no estudiosos, creídos o no creídos, alcohólicos y no alcohólicos, fumadores y no fumadores, deportistas o sedentarios, etc. todos, absolutamente todos, algún día moriremos.
La diferencia, es que hay personas que en esta vida, hacen de ella lo más correcto posible, enseñando a las futuras generaciones cosas buenas, y hay otras, que hacen todo lo contrario, procuran siempre hacer el mal a los demás.
Tú, no hay duda, fuiste, de los primeros, de los que siempre procuraste hacer el bien a los demás.
As salamu aláikum
Ing. Joel Paniagua
De tu amigo
Francisco Quintanilla