Después que saquearon el país durante muchas décadas, ahora exigen que los complejos problemas sociales creados por ellos mismos se resuelvan en corto tempo. Ahora son los que dicen lo que se debe hacer, pero cuando gobernaban no hicieron lo correcto. La delincuencia se volvió un monstruo ante sus narices, implementaron falsas manos duras y súper duras, que solo agravaron más el problema de la violencia. Ante su mirada pasiva las maras y las pandillas crecieron, se tomaron prácticamente todo el territorio nacional. Se hicieron del ojo pacho ante el crimen organizado y el narcotráfico.
Instauraron un sistema socio económico excluyente, que marginó a la mayoría de salvadoreños. Millones de salvadoreños tuvieron que emigrar hacia otras tierras a buscar en la lejanía lo que en su patria se les negaba. La emigración masiva de compatriotas la convirtieron en un negocio, se enriquecieron a costa de las remesas que con tanto sacrificio enviaban nuestros compatriotas. No han sido capaces de generar empleo digno, el derecho a un trabajo justamente remunerado se convirtió en un privilegio para unos cuantos. Nuestra economía no es capaz de generar empleo ni siquiera para la tercera parte de nuestra población económicamente activa.
Saquearon el Estado, se llevaron los bancos, la telefonía, los hoteles. Privatizaron todo. Y luego despilfarraron los pocos recursos que se obtuvieron de estas ventas. La privatización de la banca fue un verdadero robo de miles de millones de dólares. La telefonía se vendió por una ínfima parte de su valor real.
Desregularizaron toda la actividad económica. Le llamaban libre mercado, pero en realidad era la libertad para que los grandes se apoderaran de todo. Destruyeron el Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA) para que no pudiésemos comprar granos básicos a precios justo y como parte del plan de destrucción de nuestra agricultura. Nos dejaron en una total dependencia alimentaria de otros países de la región. Volvieron al país poco competitivo en el campo industrial, pues el objetivo no era producir, lo que querían era importarlo todo del extranjero. Nos volvieron un país consumista y dependiente de otras economías regionales más robustas.
Se negaron a pagar impuestos justos y para los pocos impuestos que tenían que tributar buscaron formas de evasión y elusión. Dejando al estado con poquísimos recursos para enfrentar los problemas sociales que se agravaban como parte de sus políticas.
Ahora exigen soluciones casi mágicas para resolver los difíciles y complejos problemas estructurales que crearon. Ahora son los sabios que nos dictan lo que debe hacerse. Ahora critican sin compasión la ausencia de soluciones.
Su objetivo es claro: recuperar los espacios perdidos, volver al control de una parte del aparato estatal. Su meta se reduce a la famosa frase usada en la campaña electoral pasada “Recuperemos El Salvador”.
Las elecciones del próximo año son su primera meta, quieren recuperar el control de la Asamblea Legislativa y desde allí comenzar a poner las bases para la recuperación del Ejecutivo en el 2014. Para ello van a jugar con inteligencia, van a fortalecer no solo sus partido principal, también buscarán que se recuperen sus dos partidos aliados de siempre. Saben que la aritmética electoral no permite que un solo partido pueda apoderarse fácilmente de la mayoría legislativa. Saben que la clave de una elección legislativa es saber repartir los votos en varios partidos de su cercanía para poder ganar la mayoría.
Ojalá el principal partido de izquierda entienda esto. Si ellos creen que solos pueden controlar el Primer Órgano del Estado cometerán un grave error. Si pretenden concentrar toda la votación y no ven la otra opción de izquierda que también subsiste, perderán irremediablemente. Que no se olviden que ahora han tenido gobernabilidad desde la Asamblea Legislativa porque han sabido aprovechar las pasadas divisiones del gran partido de la derecha. Pero esta situación es probable que no se repita en la próxima legislatura.
Ayutuxtepeque, 22 de septiembre de 2014.
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