Por: Francisco Quintanilla
Con frecuencia muchos estudiantes a nivel de universidad comentan que materias como: filosofía, matemáticas y áreas del conocimiento afines, no tienen sentido cursarlas porque son demasiado abstractas, no tienen ninguna aplicación en la realidad, ni mucho menos en la vida cotidiana.
Otros comentarios con mayor dosis de desconocimiento, llevan a considerar, sobre todo a la filosofía como un saber basado en lo que los salvadoreños llaman paja.
Ambos comentarios, el segundo más que el primero, están muy, pero muy alejados de capturar la esencia de saberes como la filosofía, al creer equivocadamente, que la abstracción es un fenómeno y proceso opuesto a la realidad y a su concreción.
Ningún conocimiento, sea científico o no, su producción se hace al margen de la realidad, o de los sectores de la realidad que pretende explicar.
En su desconocimiento, que en la mayoría de los casos es inconsciente, mucha gente, a nivel universitario, al considerar que la abstracción es un proceso no sólo opuesto, sino que también independiente de la realidad, asumen, sin darse cuenta una actitud y una posición dualista, al considerar que la abstracción o los saberes que se consideran que son abstractos se realizan con independencia de la realidad. Como si la abstracción fuera un proceso del pensamiento que ocurre y se origina en el pensamiento mismo y de espaldas a la realidad, ya sea natural o ya sea social.
No toman en cuenta, que la abstracción es siempre a cerca de algo que es concreto; el problema es, por una parte, concebir equivocadamente, que el acto de abstracción es un alejamiento de la realidad, y, por otra parte, que la realidad es nada más aquello que se puede ver, tocar, escuchar y sentir, es decir, aquello que se puede captar únicamente con los sentidos.
Esta concepción mecánica de la realidad, se comenzó a superar con los grandes descubrimientos revolucionarios de las ciencias Químicas a finales del siglo XIX y no digamos con los grandes descubrimientos de esta misma ciencia y de otras como las ciencias Físicas en las primeras tres décadas del siglo XX, donde la realidad, es más que lo que se captura con los órganos de los sentidos, más bien la realidad real, el ser humano, tiene más posibilidades de capturarla, a partir de los datos que le brindan los órganos de los sentidos, y apoyado en la tecnología cada vez más sofisticada, con los procesos más complejos del pensamiento: la comparación y la abstracción, sin dejar desde luego la imaginación creadora y modeladora.
Entonces, los procesos de abstracción, son como se dijo anteriormente, a cerca de algo: natural o social. La abstracción deriva de la realidad y vuelve a esta última, como una forma no sólo de explicación, sino también como una forma de manifestación y expresión de la realidad de la cual el ser humano ha derivado.
La abstracción, y por tanto todos los saberes que son considerados como abstractos o más abstractos que otros saberes, están más próximos a capturar la esencia de la realidad que aquellos que se consideran que no lo son o que son menos abstractos.
Los saberes o las ciencias que se consideran que son muy abstractos, son por consecuencia, más concretos, porque se dieron cuenta antes y más que otros saberes y otras ciencias, que la realidad real en última instancia no se captura con los datos que le proporciona los sentidos de los científicos, sino con el pensamiento que procesa y analiza esos datos.
La abstracción y los saberes que son considerados como demasiados abstractos, son este sentido, por una parte, un intento de superar la realidad procesada por los sentidos, y por otra parte, un intento, de demostrar que la producción del conocimiento científico no tiene, ni debe reducirse a la simple descripción de la realidad o de los sectores de la realidad que se investiga, sino más bien, un profundo esfuerzo, por capturar la esencia de la realidad y ponerla a flote, ponerla en la superficie, después de permanecer oculta.
Lo anterior lo dejó claramente expresado Karl Marx, cuando sostuvo que, si la esencia de la realidad se mostrara tal como es sin mayor resistencia y esfuerzo, todo estudio y toda ciencia no tendría sentido, pero como la esencia se oculta detrás de las apariencias, es necesario la ciencia para ponerla al descubierto.
La abstracción, en síntesis, es la expresión más profunda y progresiva de la concreción, de la realidad que es capturada en primer lugar con los órganos de los sentidos, es decir, es la abstracción, la realidad misma.
Sólo capturando la realidad con la abstracción, y no sólo con los sentidos, aumenta la posibilidad el científico de producir leyes científicas que expliquen el comportamiento de los fenómenos que estudia, de no ser así, el conocimiento que produzca, se quedará nada más a nivel de descripción de la realidad, no olvidando lo que sostiene al respecto Platón al cuestionar los planteamientos de Aristóteles, que si bien es cierto todo conocimiento pasa por los sentidos, los sentidos con frecuencia nos engañan.
La abstracción lejos de ser un proceso de alejamiento de la realidad, de la concreción, es más bien un proceso progresivo de acercamiento y de profundización de la realidad. Este proceso de abstracción que es un proceso mental científico o filosófico, posee, se dé cuenta o no el científico y el filósofo, cierta dosis de politicidad, ya que el que la produce, ha sido víctima o de la persecución y aniquilación por parte de los que han tenido y tiene el poder económico y político, ya que ven en ellos un peligro de ser posibilitadores de que una determinada población logre ver la realidad más allá de lo que le proporcionan sus sentidos, o ha sido cobijado, por esos mismos poderosos, ya que estos últimos, hace ratos tomaron conciencia que poseer conocimiento de la realidad natural y/o social, es poseer poder, es una herramienta de dominación. De estos dos tipos de casos o de situaciones se encuentran innumerables ejemplos en los últimos dos mil quinientos años de historia de la humanidad.
Para finalizar esta valoración, parece ser, entonces, que si bien es cierto, la realidad está en constante cambio, movimiento o transformación, hay algunas cosas que han permanecido, para mal del desarrollo científico y filosófico y para mal de la humanidad, una de estas cosas, es la Santa Inquisición, que en la edad media, persiguió, torturó y aniquiló aquellos que se atrevieron a desarrollar procesos profundos de abstracción, de los cuales derivaron explicaciones científicas y/o filosóficas que pusieron en cuestión los conocimientos y estructuras establecidas y mantenidas por aquellos que tenían el poder económico y político. Esta Santa Inquisición, con diferentes formas de manifestación, existe, aún en los emporios superiores del conocimiento: las Universidades.
27 de septiembre de 2017.
1 comment for “Lo abstracto frente a lo concreto”