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Enviado por BetotroniK
El cosmos deportivo se enfrenta al debate por la inclusión o no del auxilio de la tecnología, capaz de subsanar los errores humanos a la hora de brindar un fallo en una situación polémica del juego.
Corre el año 1966. La Copa Mundial de Fútbol se disputa en tierras inglesas. Los locales se enfrentan al duro equipo alemán, en un encuentro que termina empatado en dos goles. En tiempo de prórroga, el partido se define cuando se convalida un tanto del inglés Hurst que en verdad nunca traspasó la línea de gol.
Muchos años más tarde los alemanes tomaron revancha. Un gol lícito del inglés Lampard no fue convalidado por los jueces del cotejo disputado en el Mundial de Sudáfrica 2010, y los anglosajones se fueron con las manos vacías.
¿Por qué, con casi cincuenta años de diferencia, con los avances tecnológicos que ello implica, la situación en el fútbol profesional se mantiene sin progresos al respecto?.
Ocurre que las aguas se dividen en dos, entre aquellos que prefieren que la justicia deportiva acepte la ayuda de las herramientas tecnológicas, capaces en pocos segundos de otorgar un veredicto fiel en términos generales; y aquellos otros que bogan por mantener la naturaleza intrínseca de los juegos y deportes en los cuales el error humano, según ellos, forma parte del atractivo.
Vale aclarar que el debate se refiere al deporte profesional y a los fallos polémicos: no al terreno de los espectadores, ni tampoco a los que practican deportes en los cuales grandes avances de la ciencia han mejorado su ejercicio.
Ahora bien, el asunto no culmina en el deporte del que hoy todo el mundo habla, mientras se desarrolla el evento rey. Otras disciplinas han tomado diferentes caminos. Veamos algunos ejemplos.
El tenis profesional ha recibido en su seno el auxilio de las nuevas tecnologías.
El denominado ¿ojo de águila? u ¿ojo de halcón?, es un sistema informático también utilizado en el beisball y en el críquet, capaz de seguir la trayectoria de un balón aún en altísimas velocidades y determinar con precisión de milímetros donde cae; aunque se ha verificado en la acción que no es cien por ciento fiable.
Los casos del baloncesto y del rugby marcan un término medio en estas arenas. En aras de no interrumpir en exceso la acción de juego, se permite detener el encuentro sólo en ocasiones especiales para revisar la jugada en repeticiones de la transmisión televisiva, cuando el fallo es de veras polémico.
Por otra parte, muchos deportes como el atletismo y el ciclismo se valen del sistema ?Photo Finish?, que consiste en el disparo múltiple y consecutivo de fotografías para determinar qué competidor ha cruzado en primera instancia la meta.
El debate está planteado. Más allá de las opiniones de los fans de cada disciplina deportiva, dependerá de cada organismo cuánto del avance tecnológico tomará para sí.
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