Cuando un conglomerado social no resuelve a tiempo los problemas, estos se complejizan, se agravan, se generalizan y luego sus soluciones son complejas, costosas y llevan tiempo. Esto nos pasa en nuestro país, donde los problemas sociales, políticos y económicos nunca somos capaces de resolverlos a tiempo.
Si el problema de las pandillas lo hubiésemos enfrentado a principios de los años noventa, no hubiera alcanzado el nivel de desbordamiento que tiene. Ahora su solución es compleja y las medidas extraordinarias que se han tomado apenas son el inicio de un largo proceso de superación del mismo.
Este día, el Presidente de la República ha autorizado a la Administración de Acueductos y Alcantarillados ANDA a declarar el estado de emergencia por la crisis de agua. Otro ejemplo de problema no enfrentado a tiempo que se nos vuelve complejo y de difícil solución. El problema del agua se ha venido acumulando durante décadas en que no se enfrentó. ANDA se convirtió en una institución ineficiente, con escándalos de corrupción en el período del Sr. Perla, que nos ofreció que resolvería el asunto por los próximos veinte años y todo fue un engaño para encubrir un acto de corrupción que hizo historia en los tribunales nacionales.
La sequía de los últimos años, como consecuencia del calentamiento global ha hecho bajar de manera dramática la cantidad de agua que se extrae de los pozos. A esto hay que agregar el envejecimiento del sistema de bombeo, la antigüedad y el mal mantenimiento de las tuberías que hacen que un alto porcentaje del agua ya potabilizada se pierda, la mala administración de la institución y la falta de educación de la ciudadanía para el uso eficiente del agua. Estos factores son esenciales en la crisis que estamos enfrentando.
Ha sido la presión ciudadana ante la falta del vital líquido, la que obliga al gobierno a reconocer la crítica situación y a declarar la emergencia. Los habitantes de las colonias humildes de la zona metropolitana se han visto obligados a tomarse las principales calles y obstruir el tráfico para que su protesta pueda ser oída. Estos hechos, que se han comenzado a ver casi a diario, son el detonante de la decisión presidencial.
Las medidas de emergencia que se han tomado son correctas y necesarias pero no resuelven el problema de fondo. Estamos enfrentando las consecuencias pero no las causas. Se necesita un complejo plan de largo plazo e integral para resolver este problema. Esto es lo que todavía no vemos.
Es urgente la aprobación de la Ley de Agua, que garantice que el vital líquido estará disponible, tanto para nosotros, como para las futuras generaciones. Esta ley debe cerrar las puertas a todos los intentos de privatización. Debe convertir el agua en un bien nacional que debe ser preservado para todos los habitantes. Debe regular su uso, especialmente de las empresas que la utilizan en grandes cantidades. Debe regular la urbanización, para que la destrucción de árboles y mantos acuíferos se detenga. Debe garantizar la reforestación y recuperación de nuestra flora perdida. Lo anterior solo para reseñar algunos de los contenidos esenciales de la ley.
Esta ley debe ser muy dura con los que contaminan y destruyen los mantos acuíferos. Debe prohibir de manera total la minería metálica por ser contaminadora del agua. Las sanciones deben ser disuasivas y ejemplarizantes.
Debe iniciarse un proceso para volver eficiente a ANDA, se debe renovar el sistema de bombeo, reparar y sustituir todas las tuberías viejas, garantizar la acción inmediata en casos de fugas, etc. La institución debe transparentar al máximo todo su actuar pues solo así garantizaremos su eficiencia y el buen uso de sus recursos.
La educación ciudadana para el uso racional del agua es otro factor esencial. Este es un largo proceso que llevará mucho tiempo y esfuerzo, pues no fácil sustituir hábitos arraigados. El desperdicio de agua debe ser castigado. Cuando hablo de educación no solo me refiero a los sectores más empobrecidos o de baja cultura, hay gran desperdicio y mal uso en los sectores medios y altos de nuestra sociedad.
Lo anterior solo son algunos de los elementos que debe contener un plan integral para enfrentar este delicado problema, que repito, solo se resolverá en el mediano o largo plazo.
Mientras tanto debemos de prepararnos para enfrentar el racionamiento, que espero no recaiga únicamente sobre los sectores populares. También las colonias de alta alcurnia deben poner su cuota de sacrificio en este esfuerzo.
Ayutuxtepeque, viernes, 14 de abril de 2016.
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