¿Ha sido elegido para integrar una JRV y no quiere asistir?

Una de las quejas más frecuentes de la gente «no politizada» era que en las mesas de junta receptora de votos, los dos partidos mayoritarios acaparaban el control de las mismas para poder jugar y manipular la decisión con respecto a los votos anulados, impugnados e incluso en ciertos casos ejercer cierta presión sobre el votante.
Esto era porque desde los acuerdos de Paz, el sistema electoral y político se ha basado en un «principio de la desconfianza mutua» y por eso todos los partidos políticos conformaban con sus miembros las mesas receptoras de votos, lo mismo que las Junta Electoral Municipal y la Junta Electoral Departamental.
La Corte Suprema de Justicia en una resolución bastante controversial, ordenó la despartidización de los organismos electorales temporales y el jueves 11 de agosto de 2016 la Asamblea Legislativo aprobó una reforma en este sentido al Código Electoral.
Cada JRV debe estar integrada por diez personas, de las cuales cinco son propietarios y cinco son suplentes. El universo de ciudadanos que deben integrar las JRV, para las elecciones legislativas y municipales del 4 de marzo de 2018, es de 94,420.
En las juntas no pueden estar personas afiliadas a partidos políticos, pero estos pueden presentar listados de personas no afiliadas que «voluntariamente» van a participar en las Juntas receptoras de votos, sin embargo hubo un faltante de mas de 40,000 personas, las cuales fueror elegidas mediante un sorteo aleatorio
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) efectuó el sorteo eligiendo a 40,394 ciudadanos para llenar los espacios no completados por las propuestas de partidos políticos para integrar las 9,422 Juntas Receptoras de Votos (JRV).
Es obligatorio participar para las personas que han sido elegidas y
Hasta aquí todo estaba bien, pero entonces vino el baldazo de agua fría, se publicó el listado de las personas que habían sido elegidas y solo se admiten como excepciones: Estar privado de libertad, Estar hospitalizado o con enfermedad incapacitante y estar fuera del país; todo esto comprobado con las respectivas certificaciones, en caso de no presentarse a la Junta Receptora de Votos el ciudadano pagará una multa entre 25 y 114 dólares y si no se paga la multa no podrá salir del país, no tendrá derecha solvencias del estado (antecentes penales, Hacienda, etc.) no podrá renovar el DUI, no podrá refrendar la licencia de conducir.
Muchos de los elegidos están buscando la forma de evadir esta responsabilidad y grupos de abogados se están reuniendo para encontrar salidas legales a este deber ciudadano.
Buena parte de los que de algún modo hemos aparecido electos somos los que en algún momento despotricamos contra el «sistema corrupto» de «Juntas receptoras de votos» anterior, pero hoy que se requiere la acción y participación ciudadana no queremos involucrarnos y buscamos la forma de evadir esta responsabilidad.
Lamentablemente somos buenos para eso, para criticar, para quejarnos, para despotricar, pero cuando se da la oportunidad de ejercer incidencia sobre los procesos, volteamos la vista a otro lado, asumimos demencia y como coloquialmente decimos «nos hacemos los Suizos» y no queremos involucrarnos a pesar de que por otro lado nos quejamos de lo incapaces y corruptos que son (ellos) los políticos, del compromiso nulo que tienen (ellos) con el pueblo, de la falta de conciencia cívica que tienen (ellos).
Hoy existe una oportunidad de hacer un poco de incidencia en el proceso electoral, pero como se trata de arremangarse las camisas, ensuciarse un poco las manos y ejercer una responsabilidad cívica, buscamos la forma de evadirla, de que otros la lleven a cabo y con la banderita de pendejo enarbolada, poder seguir despotricando contra el sistema injusto, corrupto e ineficiente.