Cuando en el año 2009 el entonces candidato presidencial ofreció la fábrica de empleos, muchísimos salvadoreños pensaron que el problema del desempleo comenzaría a resolverse en serio en el presente gobierno. Ahora las mismas fuentes gubernamentales tienen que reconocer que apenas han logrado un poco más de ochenta mil empleos en cuatro años. Lo cual es claramente insuficiente.
Cuando el candidato presidencial ofreció en el 2009 que los salvadoreños dispersos en todo el mundo podrían votar en las elecciones, muchísimos miles pensaron, que en la próxima presidencial del 2014 votarían millones de salvadoreños. Ahora que la realidad nos indica que el número de votantes no llegará ni a los 10.000 salvadoreños en EUA y Canadá, es evidente la sensación de incumplimiento.
Cuando el candidato presidencial ofreció que su gobierno rompería el diseño patrimonialista del Estado, en el cual unas pocas familias usufructúan a riqueza nacional que todos contribuimos a producir, miles de salvadoreños pensaron que tendríamos un gobierno anti oligárquico. Ahora vemos en los medios de comunicación que el eje central de su principal plan económico denominado Asocio para el Crecimiento es encabezado por cinco jefes de las familias del poder económico (todos miembros del famoso G-20), sabemos que algo anda mal en la promesa presidencial.
Cuando nos prometió el rescate de la soberanía nacional, miles pensaron en un gobierno verdaderamente centrado en la defensa del interés nacional. Ahora que ven el silencio gubernamental ante la escandalosa denuncia mundial de espionaje global implementado por los EUA, es obvio que hay otra promesa incumplida.
Pero esta situación no es solo característica de este gobierno.
Cristiani y Calderón Sol prometieron que convertirían al país en una potencia exportadora. En la realidad convirtieron el país en una zona de consumo sin productividad.
Flores ofreció fortalecer los lazos sociales que unifican a los salvadoreños y combatir la pobreza. Fue famosa su frase que al final de su gobierno buscaría a un pobre para mirarle a los ojos. En su gestión creció el problema de la delincuencia, de la pobreza y la desintegración de la familia salvadoreña. Además Flores nunca nos ofreció en su campaña electoral que dolarizaría el país.
Tony Saca ofreció mano dura contra la delincuencia y las maras. En su gobierno el crimen organizado se extendió por todo el país.
Ahora que ha comenzado nuevamente la carrera de locos por la Presidencia de la República nos están volviendo a llenar de promesas. Pronto tendremos una competencia para ver quien promete más cosas. Muchos salvadoreños se volverán a llenar de ilusiones, que serán sus frustraciones al cabo de algún tiempo.
Ninguno de los actuales candidatos a la presidencia cuenta con una plataforma o un plan de gobierno serio, que nos presente un diagnóstico a fondo y descarnado de la realidad del país y haga propuestas consistentes para enfrentar los graves problemas que padecemos. Esto a pesar que algunos tienen más de un año de haber sido proclamados en sus partidos.
A la fecha todos han hecho cientos de promesas inconexas, que nadie sabe como cumplirán. Se han dedicado a la campaña sucia para tratar de ocultar su incapacidad de promover las medidas que el país necesita. Unos dedicados a atacar sin piedad al actual gobierno como responsable de todos los males que padecemos y otros empeñados en una defensa cerrada de este gobierno destacando solo las cosas positivas que ha realizado.
Mientras tanto el país sigue en su peregrinar por una crisis estructural sin fin, ahora agravada por la situación económica mundial, de la que poco o nada dicen nuestros candidatos.
Nadie es capaz de decir la verdad de la situación y de lo que realmente podrá hacer. En el fondo piensan que decir la verdad es mal negocio. Que la población quiere oír solo cosas buenas, que hablar con franqueza hace perder votos. Lo triste es que quizá tengan razón. Muchos salvadoreños quizá prefieran la promesa fácil que llena de ilusiones, para no escuchar duras realidades.
Así las cosas, nos hundiremos en una campaña electoral cada vez más fuerte en insultos y frases altisonantes, y muy débil en reflexiones que nos hagan despertar la adormecida conciencia nacional.
Quizá tengan razón los que dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
Ayutuxtepeque, sábado, 13 de julio de 2013.
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