Cuando hace varias semanas Zelaya dijo que regresaría a su país, nadie creyó que hablaba en serio. Muchos pensaron que se trataba de un espectáculo mediático para mantener viva la atención sobre el golpe de estado en Honduras. Pero esta mañana cuando se propagó la noticia que se encontraba en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa nos dimos cuenta que Zelaya no bromeaba.
Mientras los medios de comunicación están más interesados en averiguar cómo llegó el Presidente Zelaya a Honduras y discuten si lo hizo atravesando ríos y montañas como pintorescamente lo describió Hugo Chávez, o si salió en avión de El Salvador y aterrizó en una pista clandestina en Honduras; en Tegucigalpa se inicia una coyuntura política sin precedentes en la historia latinoamericana.
El Golpe de Estado en Honduras ha generado una coyuntura inédita en América Latina. Provocó la condena unánime de todo el sistema iberoamericano, ha sido el primer golpe de Estado en la historia latinoamericana en que Los EUA no tuvieron nada que ver. También por primera vez la gran potencia del norte, no solo condenó la asonada militar, además toma medidas económicas y políticas para sancionar a los golpistas.
Por primera vez vimos un presidente en el exilio, que a pesar de ser derrocado, todos los gobiernos le mantuvieron su respaldo y no dudaron en continuar reconociéndolo como el único y legítimo presidente de Honduras. Le vimos en todos los foros internacionales, le vimos ser recibido con honores de jefe de Estado por los gobiernos. Todo esto no tenía precedentes.
Lo sucedido este día tampoco tiene muchos precedentes. Solo recuerdo un caso similar en Costa Rica, pero en esa ocasión, de inmediato el Presidente tico regresó al país y puso las cosas en orden. (Es la ventaja de no tener ejército.)
Con la presencia de Zelaya en una sede diplomática en Tegucigalpa, la lucha por el retorno al orden constitucional se vuelve más intensa. Toma un rumbo que los golpistas no imaginaron, por ello las declaraciones y las acciones alocadas de este día, como exigir a la Embajada de Brasil que entregue al Presidente Zelaya o cerrar los aeropuertos de Honduras. El muy tonto del Presidente de facto que cierra la puerta después que entró Zelaya.
Pero también la situación se puede poner peligrosa. La oligarquía catracha es muy conservadora y tiene el apoyo de un sector de la Fuerza Armada. Además es miope en política, como lo demuestra la circunstancia misma del golpe de Estado, cuando ya solo quedaban pocos meses al gobierno. El riesgo es que opten por una salida represiva e inicien un baño de sangre.
Por ello es importante el llamado que ya comienza a cobrar fuerza en la comunidad internacional, exigiendo el respeto a la vida e integridad de Presidente y el respeto a los derechos ciudadanos. La decisión de los golpistas de volver al Estado de Sitio no augura buenas intensiones. Estas medidas sirven de excusa para cometer arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos.
Por ello los organismos internacionales deben darse prisa en actuar, deben demostrar que son capaces de movilizarse con eficiencia y rapidez. Por el bien de nuestros pueblos esperamos que pronto haya solución. Deben retomar la negociación en los términos de la propuesta del Presidente Oscar Arias. Varios sectores de la sociedad hondureña manifestaron su acuerdo con ella. Esta propuesta puede presentar una buena oportunidad para que el mando militar catracho se mueva hacia una posición de neutralidad y busque así resarcir el daño causado a la democracia hondureña.
Aunque ya a estas alturas el retorno de Zelaya a la Presidencia de la República sería solo para unos pocos meses, su significado para los procesos democráticos en Latinoamérica es grande. También sería altamente significativo para el pueblo hondureño.
Solo el retorno de Zelaya a la Presidencia le puede dar a las elecciones hondureñas el verdadero significado democrático. De lo contrario serán elecciones vacías, no solo porque se organizan desde un poder ilegítimo, sino también porque no tiene sentido elegir Presidente que será rehén de los militares y de los grupos de poder oligárquico.
Ayutuxtepeque, Lunes, 21 de Septiembre de 2009.