El Metro Bus de La alcaldía de San Salvador, ha pasado a ser parte del hilarante anecdotario político con que inició el año 2014. Las redes sociales se colmaron de chistes graciosos, hasta algunos areneros reconocen que tuvieron que reírse ante tanta ocurrencia. Pero este tema debe llevarnos también a hacer una reflexión seria sobre su significado, no se trata de decir “tanto ruido por un bus”, es que de alguna manera, lo sucedido refleja muchas cosas sobre las que debemos poner atención.
El metro bus de la alcaldía de San Salvador fue destinado para realizar el acto de campaña política con que ARENA iniciaba una nueva fase de su estrategia electoral en las pocas semanas que quedan de campaña presidencial. En coordinación con algunos medios de comunicación, que destacarían la noticia, Norman arrancaría campaña en el segundo día del año. Al circular el bus articulado por San Salvador, Norman se adelantaría al proyecto de Sistema de transporte (SITRAMSS) que desarrolla el gobierno. Además, se dejaría la imagen que se están cumpliendo las promesas que hizo cuando era candidato a la municipalidad.
Por otra parte, ARENA recordaba que el impacto del bus alquilado en Guatemala, que circuló durante la campaña de 2009, había sido clave para la victoria del entonces candidato a la municipalidad capitalina. Por ello valía la pena repetir de alguna manera la historia. No contaban con que la suerte les iba a jugar una mala pasada y el efecto se les revertiría en su contra.
El recorrido del metro bus pretendía ser un golpe de imagen, por ello al quedar varado, el efecto se perdió. Al caer la falsa imagen, la verdadera realidad queda al descubierto. No había cumplimiento de la promesa que Norman hizo en el 2009.
Si recordamos el ofrecimiento del entonces candidato Norman, era sobre un sistema nuevo de transporte público de pasajeros que tanto necesita, no solo San Salvador, si no toda el área metropolitana. La promesa no era, traer cinco años después un bus articulado de segunda o tercera mano para hacer recorridos recreativos con refrigerio a unos cuantos capitalinos. La promesa que hizo Norman en 2009 pretendía resolver un problema agobiante de cientos de miles de personas que a diario tienen que usar el obsoleto, inseguro e ineficiente sistema de transporte de pasajeros. Por ello votó la gente a su favor. Esta promesa, al igual que las bóvedas quedaron en el olvido, por casi dos administraciones.
Al no cumplir sus promesas, estas se convertirían en una falencia en su fase final de la campaña. Por ello la necesidad de iniciar el año con una acción de impacto visual y mediático. Era un plan para presentar un falso cumplimiento de una promesa, lo importante era la imagen, no la realidad. Además, de paso se diría que el gobierno les ha “robado la idea”, sin tomar en cuenta que en estos años no habían hecho nada para cumplirla.
La reflexión de fondo que debemos hacer, es sobre la seriedad con que el candidato, ahora a la presidencia, Norman Quijano hace sus promesas electorales. Cuando en el 2009, ofreció un sistema de transporte público que resolvería este grave problema y ofreció la construcción de bóvedas sobre el río Acelhuate, sabía que no podría cumplir solo, el esfuerzo era demasiado grande, económicamente la alcaldía no tenía los recursos, necesitaba coordinar con el resto de municipalidades aledañas y con el gobierno central. Pero en su primera gestión no hizo nada de esto, no buscó posibles fuentes de recursos, no articuló una propuesta con las alcaldías vecinas, se peleó de entrada con el gobierno central. Hizo todo lo necesario para no cumplir su promesa. Igual pasó con las bóvedas.
Ahora de nuevo, Norman Quijano nos viene con otro conjunto de promesas, muchas de las cuales estarán cumplidas en cien días, según nos dice él. Resolver graves problemas estructurales que padece nuestra conformación social no es fácil, ni barato, ni rápido. Se necesita voluntad, correlación social y económica, recursos, estrategia y tiempo. Si Norman cree que puede presentarnos luego falsos cumplimientos puede cometer un grave error. Especialmente que con el triste espectáculo del metro bus, ha quedado evidenciada su falta de seriedad. Con esta acción del Metro bus, Norman nos ha demostrado que puede hacer cualquier promesa para ganar una elección y después fingir que nos ha cumplido. Y esto no se vale.
Si este es el nuevo estilo con que ARENA cierra su campaña electoral, por sugerencia de sus asesores, puede estarse moviendo hacia el despeñadero.
La ciudadanía tendrá la palabra el 2 de febrero, esa será la única encuesta que tendrá valor real. Esa decisión ciudadana expresada en las urnas muy difícilmente será amañada al igual que muchas encuestas. Allí el pueblo podrá expresar también su repudio ante estas maniobras falsas para engañar. Solo así obligaremos a los candidatos a ser serios en lo que prometen.
Ayutuxtepeque, domingo, 05 de enero de 2014.
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