Como lo hemos establecido el rechazo de la sangre por parte de los Testigos de Jehova (TJ) viene desde 1945, por la divina interpretación de Nathan Homer Knorr, presidente de la Sociedad Watch Tower de esa época. Después de revisar tanto el fundamento “religioso y ético” de la cuestión de la sangre según los TJ, finalizaremos con el tercer componente del rechazo a las transfusiones sanguíneas, el fundamento médico.
En este aspecto los gobernantes de los TJ es donde más se han esmerado llegando a crear una conciencia en sus acólitos que cuando uno menciona la posibilidad de la transfusión sanguínea ponen la cara como si se les propusiera transfundir mierda en sus venas.
El argumento básico está orientado en dos aspectos, el primero es el de “comprobar” el carácter perjudicial de la transfusiones de sangre, sacando de contexto todo un rosario de horrores que provoca la sangre, el otro argumento que quieren demostrar es la existencia de alternativas “de calidad” que hacen innecesario la transfusión.
Es típico en sus “argumentaciones científicas” que se caracterizan por la parcialización y minuciosa selección de la información que favorezca su propia posición, ocultando toda aquella investigación que los contradiga, Ben Goldacre en su libro Mala ciencia denomina a esta estrategia como “cherry-picking”,
“Hay que intentar dar toda la información para ayudar a otros a juzgar el valor de nuestra propia contribución, y no sólo aquella información que induzca a formular juicios encaminados en una determinada dirección. RICHARD P. FEYNMAN” (Ben Goldacre, Mala ciencia)
“La falacia de prueba incompleta, supresión de pruebas o por su designación en inglés cherry picking, es la acción de citar casos individuales o datos que parecen confirmar la verdad de una cierta posición o proposición, a la vez que se ignora una importante cantidad de evidencia de casos relacionados o información que puede contradecir la proposición. Es un tipo de falacia de atención selectiva, el ejemplo más común es el sesgo de confirmación.” (Wikipedia)
En el folleto grande ¿Cómo puede salvarle la sangre? (1990) los TJ mencionan:
Hasta 30 años atrás se dio el siguiente aviso a patólogos y al personal de los bancos de sangre: “¡La sangre es dinamita! Puede hacer mucho bien o mucho mal. La mortalidad por transfusiones de sangre equivale a la ocasionada por el éter anestésico o la apendicectomía.(…) (New York State Journal of Medicine, 15 de enero de 1960).
El dato que citan es de 1960 y el mentado folleto fue publicado en 1990, es decir que la referencia fue de hace 30 años que a su vez se refiere a un “aviso de otros 30 atras años” o sea que buscaron una información de hace 60 años, es obvio que en esa época se desconocía mucho de la sangre, cabría preguntarse ¿en esos 60 años cuanto habría avanzado el conocimiento sobre la sangre y del desarrollo de la técnica de la transfusión sanguínea?, siempre en esa revista menciona a ciertos estudios de personas con determinados tipos de cáncer que recibieron transfusiones con respecto a otras que no, según el cual los segundos tuvieron mayor sobrevida que los primeros.
“La proporción en que reapareció todo cáncer de la laringe fue de 14% para los que no habían recibido sangre y 65% para los que la habían recibido. Para el cáncer de la boca, la faringe y la nariz o los senos frontales, la tasa de reaparición fue de 31% sin transfusiones y 71% con transfusiones” (Annals of Otology, Rhinology & Laryngology, marzo de 1989).
Esto requiere de mayor estudio, una causa podría ser que las personas que no recibieron la transfusión no lo necesitaban debido a que la enfermedad no estaba muy avanzada, a diferencia de los que si recibieron la transfusión probablemente por mayor agresividad del cáncer o del tratamiento. En todo caso se puede revisar este artículo de Oncosaludable.es (Transfusión de sangre).
Otra de las falacias que suele utilizar la Watchtower es la falsa analogía, esto consiste cuando se pretende hacer pasar como semejante dos hechos que por naturaleza no lo son veamos el siguiente ejemplo:
“¿Es en realidad lo mismo que comer sangre una transfusión?
En el hospital, cuando un paciente no puede comer por la boca, recibe alimentación por vía intravenosa. Ahora bien, ¿estaría realmente obedeciendo el mandato de ‘seguir absteniéndose de sangre’ la persona que nunca hubiera puesto sangre en su boca, pero aceptara sangre mediante una transfusión? (Hech. 15:29). A modo de comparación, imagínese que un médico le dice a cierto hombre que tiene que abstenerse del alcohol. ¿Estaría dicho hombre obedeciendo al médico si dejara de tomar bebidas alcohólicas, pero hiciera que le inyectaran el alcohol directamente en las venas?” (ver Razonamiento, sangre).
En este caso pretenden equiparar la alimentación parenteral con transfusión de la sangre cuando son dos situaciones totalmente distintas, mucho menos se comparará la composición del alcohol con la sangre, la pretensión de que recibir transfusión de sangre es sinónimo de comer es falsa, la sangre al ser un tejido vivo hace que la transfusión sea más un trasplante de tejido.
Uno de los puntos más relevantes que utilizan los Tj como argumento médico es el eminente peligro de infecciones a que se expone cualquiera que sea transfundido.
“El que la sangre porte enfermedad preocupa a médicos concienzudos y a muchos pacientes. ¿Qué enfermedad? Francamente, no podemos pensar en una sola; son muchas, en realidad.”
“El SIDA ha cambiado para siempre lo que los médicos y los pacientes piensan de la sangre. Y no es malo que sea así, dijeron médicos reunidos en los Institutos Nacionales de Sanidad para una conferencia sobre las transfusiones de sangre” (Washington Post, 5 de julio de 1988).
La pandemia del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) ha hecho que la gente se dé cuenta del peligro de adquirir enfermedades infecciosas mediante la sangre. Hay millones infectados con el SIDA ahora. Se esparce sin control. Y en casi todo caso causa la muerte”. (¿Cómo puede salvarle la sangre?)
¿En realidad es peligrosa la sangre? En sí no, sin embargo puede contener riesgos por muchas enfermedades infecciosas, entre ellas el Vih, cuando apareció esta pandemia, parecía justificar el rechazo de los Tj a las transfusiones, la pandemia del Vih avanzado (conocido antes como sida) obligó al sistema médico a modernizar el control del manejo de la sangre, antes por ejemplo se reutilizaban las jeringas las cuales eran de vidrio, las bolsas de suero de hule y otros utensilios médicos (bisturí), ahora todo es desechable, quien ha donado sangre sabe lo meticuloso que resulta el proceso, muchos no pasan la entrevista y aunque lo consigan dicha sangre es sometida a análisis para descartar enfermedades, al menos en el país se ha logrado una criba del 100 % de la sangre donada y el promedio de infección por la sangre es prácticamente nulo (ver Diagnóstico de situación nacional de servicios de sangre).
Aun así siempre existe un riesgo en la transfusión, lograr el 100 % de seguridad es imposible, podríamos afirmar que toda operación quirúrgica implícitamente implica un riesgo, sin embargo ¿nos negaríamos a operarnos de una apendicitis, por el riesgo en sí de cada operación?, existe un concepto costo- beneficio, que perdemos y que ganamos.
En cuanto a las “alternativas de calidad a la sangre” revisemos el siguiente escrito:
“Según el criterio de los Testigos de Jehová, manifiestan que las transfusiones son innecesarias y que hay opciones mejores, como las que mencionan en sus escritos: hemodilución, expansores de volumen, transportadores de oxígeno, oxígeno hiperbárico, eritropoyetina, hemostáticos, desmopresina. En su folleto «Tratamiento Alternativo a la sangre» presentan treinta y un productos considerados como opciones a la terapia transfusional, y en esa lista hay varios repetidos; por ejemplo, las inmunoglobulinas de uso intravenoso aparecen seis veces, y la eritropoyetina tres (simplemente han enumerado las diferentes marcas y presentaciones de un mismo principio activo). Al final quedan quince, de los cuales dos son expansores plasmáticos, seis antihemorrágicos, dos coadyuvantes para la hemostasia quirúrgica, dos antianémicos, y tres que están en otras categorías.”
El valor de algunos de estos fármacos no es concluyente, por ejemplo, el ácido épsilon-aminocapróico -un anti fibrinolítico- tiene una utilidad muy poco clara en hemorragias por extracciones dentales en hemofílicos y posterior a cirugía prostática, y ninguna confirmada fuera de estas dos situaciones (es más, puede ocasionar problemas severos debido a su tendencia a favorecer la formación de trombos).” (Percy Zapata Mendo).
La refutación es contundente el problema es que los gobernantes de los Tj saben que por lo general las personas no suelen ser muy críticos, ni mucho menos investigadores para comprobar las afirmaciones que ellos hacen, de esa manera pueden incluso sorprender a más de algún médico desprevenido.
El tema realmente es muy amplio, afortunadamente existe información a la que se puede abocar uno a fin de contrastar las afirmaciones de los Tj, para quien desee una información más completa les recomiendo leer esta monografía:
Transfusión sanguínea: opiniones sobre un procedimiento médico que probadamente salva vidas