Por: Francisco Quintanilla
El psicólogo conductista estadounidense Burrhus Frederic Skinner por lo menos en tres de sus obras tales como: Walden II (1948), La ciencia y el comportamiento humano (1953) y en Más allá de la libertad y la dignidad (1971), desarrolló la idea de algo que él dio en llamar “La sociedad planeada”.
La idea de “La sociedad planeada” fue precedida por el descubrimiento de parte de este psicólogo, de que no sólo los animales, sino que también los seres humanos aprenden por medio de lo que llamó condicionamiento operante o instrumental.
En este o por medio de este condicionamiento, el animal cuando en situaciones controladas experimentalmente emite una respuesta deseada por el experimentador, recibe una recompensa o refuerzo, por el contrario, si emite una respuesta no deseada, recibe un castigo. Esto llevó a Skinner, a comprender que mediante este tipo de condicionamiento se puede controlar el comportamiento de todos los animales incluido el del ser humano.
La idea de controlar totalmente el comportamiento humano y de todos los seres humanos mediante el condicionamiento operante, dio la pauta para que Skinner desarrollara la idea de la sociedad planeada, en la que este psicólogo conductista rechaza toda forma precientífica de enfrentar los graves problemas que padece la sociedad mundial humana tales como el hambre, la pobreza, la drogadicción, la contaminación ambiental, la delincuencia, la superpoblación, la amenaza de una guerra nuclear, entre otros problemas.
Estos problemas, según Skinner hay que enfrentarlos científicamente, lo cual significa para Skinner, tener la capacidad de programar el comportamiento humano mediante el condicionamiento operante, de tal forma que se convierta en un ser razonable, amable, trabajador y pacífico.
El problema que se oculta detrás de esta programación del ser humano “científicamente” en la sociedad planeada, es que los seres humanos serian programados por los que tienen el poder económico y político, para que actúen de acuerdo a su conveniencia, reduciendo en este sentido, al ser humano, a un organismo biológico sin conciencia, en última instancia reduciéndolo a una máquina, que actuara automáticamente y al unísono, de acuerdo a las inquietudes, exigencias e intereses de los programadores, es decir, de los que tiene el poder económico, a nivel nacional y sobre todo de los que tienen el poder económico y político a nivel mundial.
En este sentido, lo programadores de la inmensa mayoría de humanos, definirían masivamente su personalidad y el destino, tal como se plantea en la teoría de la Tabula Rasa que el filósofo John Locke propuso en el siglo XVIII d.C.
Estos programadores, de acuerdo a la sociedad planeada propuesta por Skinner, serían los controladores absolutos de la vida humana y del comportamiento de la inmensa mayoría de humanos en este planeta.
Cuando se logra controlar la vida y el comportamiento de los humanos por medio del condicionamiento operante, reduciendo al humano a un organismo biológico sin conciencia, a una máquina, se anula en primera y última instancia no sólo la individualidad, sino que también la mínima posibilidad de que todos los seres humanos oprimidos de este mundo, aspiren y luchen por conquistar mayores dosis de libertad, es decir, se anula, mediante la sociedad planeada, toda aspiración a ser libre, todo intento de liberación.
La programación de todos los seres humanos que no tienen el poder económico y político, se realiza según Skinner mediante la educación y con ayuda de la tecnología.
Llegado a este momento de esta reflexión, surgen las siguientes preguntas: ¿Será la sociedad actual una manifestación progresiva de la realización de la sociedad planeada propuesta por Skinner?, ¿Será El hombre común actual una expresión del humano reducido a una máquina por medio de la tecnología actual que está en manos de los más poderosos económicamente, es decir, de los programadores, de los controladores?
El escenario donde se mueve la inmensa mayoría de los seres humanos, al menos en países pobres como los latinoamericanos, y en concreto como el de El Salvador, donde en muchos lugares de la sociedad, tales como en las escuelas, las universidades, los mercados, en los parques, en el transporte colectivo e individual, en las calles, en la Asamblea legislativa, en las iglesias, en las veredas de las montañas, etc. se observa un comportamiento casi mecanizado, todos o casi todos van prendidos del teléfono celular ya sea mensajeando o leyendo algún chambre en las redes sociales o escuchando “música” perreo- reggaetón. Todos o casi todos van absortos y absorbidos por las “maravillas” de lo virtual y alejándose progresiva y aceleradamente de la realidad real.
Al observar y valorar este comportamiento casi mecanizado de buena parte de la población, se puede llegar fácilmente a la triste pero realista conclusión, que este comportamiento no es más que la expresión viva de la realización progresiva de la sociedad planeada sobre la cual teorizó Skinner y a la cual este psicólogo y filósofo aspiró.
La tecnología actual, a la cual en la década de los 40 del siglo recién pasado, ya hacía referencia Skinner que iba a facilitar la construcción de la sociedad planeada a nivel mundial, posibilitaría el control del comportamiento humano por parte de los programadores. Este control y programación del comportamiento humano por parte de los más poderosos de cada nación y del mundo, ya es un hecho progresivo y en constante realización.
El físico teórico Michio Kaku en varios de sus libros tales como: El futuro de la humanidad, La física de lo imposible y El futuro de nuestra mente, teoriza en forma escatológica, la construcción de un mundo y de una sociedad humana dominada por las maquinas cada vez más sofisticadas. Por supuesto estas maquinas construidas por el ser humano y financiadas su construcción por los más poderosos económicamente están y estarán a su servicio, no al servicio de toda la humanidad, sino más bien en contra de la mayor parte de la humanidad, para controlarla y someterla.
Contradictoriamente a lo que plantea este físico teórico cuando hace referencia a la inteligencia artificial, de que los científicos en esta área aspiran algún día construir robots que puedan pensar, sentir y resolver los más variados problemas a la manera humana, los seres humanos a que se aspira en la sociedad planeada de Skinner, es que estos se comporten al mejor estilo de un robot, es decir, humanos mecanizados sin sentimientos, sin inteligencia y sin sentimientos humanos.
Bajo los presupuestos de Skinner sobre la sociedad planeada y bajo las ideas expuesta por Michio Kaku y tomando en cuenta el desarrollo tecnológico actual y su relación con el ser humano, lleva a la valoración, sobre el carácter enajenador que estas tecnologías dominadas por los más poderosos económicamente en este mudo, se está cumpliendo.
La tecnología, a que masivamente la mayoría de la población tanto de países ricos como de países pobres ha ido teniendo acceso, tales como las computadoras, las tablets, los teléfonos celulares, etc. de objetos construidos por el ser humano, han ido dominando a su creador, de objetos usados se han ido convirtiendo en objetos utilizadores del ser humano, o como diría el cantante y cantor argentino Facundo Cabral, “el conquistador por cuidar su conquista se volvió esclavo de lo que conquistó”. El ser humano definitivamente queriendo o aspirando a construir mayores dosis de libertad por medio de la tecnología se ha vuelto más esclavo de ella.
La esclavitud progresiva humana que han logrado alcanzar y desarrollar los programadores y controladores del ser humano y de su comportamiento, que son características de la sociedad planeada a la que tanto aspiró Skinner, ha llevado al ser humano de las clases mayoritarias a ser reducido por dichos programadores y controladores, a un organismo biológico sin conciencia, sin psiquismo, sin subjetividad, por lo tanto reducido a una máquina, la cual responde al unísono y en forma masiva a los deseos e intereses de sus programadores.
Por eso, vemos por todas partes a muchas personas hombres y mujeres, niños, jóvenes y adultos prendidos como autómatas a sus celulares y a las “redes sociales”. Autómatas, sin conciencia, sin sentimientos, programados por medio de la tecnología misma, por medio de las redes sociales, reducidos a organismos-máquinas, listos nada más para comer, consumir, dormir, hacer pipí, popó, tener sexo, y tener un buen teléfono, organismos-máquina cuya máxima aversión, es pensar.
Si un organismo-máquina por alguna razón se decide a recuperar su conciencia, su capacidad de pensar en forma critica y creativa, se constituye en un peligro para los controladores y programadores del comportamiento humano y de toda la humanidad, cuyas mentes son estólidas. Definitivamente, el ser humano, que se revela contra la programación, contra el control, contra su reducción a una máquina, es necesario volverlo a resetear y reprogramarlo o eliminarlo, ya que otros organismos-maquinas pueden seguir el ejemplo de liberarse de la automatización, de la esclavitud.
La automatización, programación y control del comportamiento humano por medio de la tecnología y por medio de las redes sociales ha llevado en primer lugar, como ya dijo a una reducción del ser humano a un organismo-máquina; en segundo lugar, a que el ser humano en forma masiva deje de tener conciencia y sentimientos, de tal forma que no le interesa los problemas que la humanidad entera padezca, comportándose en forma “egoísta”, individualista; en tercer lugar, son organismos máquinas, programados, nada más para hacer el sexo, no para hacer el amor, programados nada más para consumir, no para alimentarse como seres humanos, programados nada más para escuchar basura musical, no para oír música arte, programados nada más para aprenderse algo de memoria y repetirlo mecánicamente, no para entenderlo y comprenderlo, programados nada más para trabajar, no para luchar por los derechos de todos los trabajadores explotados y reducidos a cenizas, programados nada más para emitir un voto no para elegir a sus gobernantes, programados nada más para escuchar y mirar a sus programadores y controladores y no para oír y ver los sufrimientos, los lamentos y las esperanzas de los miembros de sus propia clase social.
La programación y el control del comportamiento de todos los seres humanos de parte de los que tienen el poder económico y político por medio de la tecnología y de las redes sociales, se constituye en el siglo XXI, en una nueva forma de dictadura, con un control absoluto, que supera con creces, el control que asumieron y desarrollaron todos los gobiernos totalitarios en lo que va de la historia de la humanidad.
Esta nueva forma de dictadura, la digitalizada, que reduce a los seres humanos a organismos-máquinas, sin conciencia, sin sentimientos, y dominados por medio de la tecnología y por medio de las redes sociales, son una especie de cadáveres sociales, son vivos que están muertos. Estos cadáveres sociales, a que han sido, lamentablemente convertidos, la inmensa mayoría, son los que eligen alcaldes, diputados y presidentes.
Estos cadáveres sociales, contradictoriamente, en el día de los difuntos, se enfrentan a muertos que estando muertos continúan vivos y continúan dando más de si para las futuras generaciones y para la sociedad en su conjunto, que aquellos que, estando vivos biológicamente, están muertos.
En la sociedad planeada de Skinner, al reducir los programadores y controladores, a los seres humanos a organismos-máquinas, los convierten en cadáveres sociales, al servicio de controladores que los han programado clónicamente por medio de la redes sociales, dispuestos y disponibles para defender a sus programadores y atacar a todo aquel que intente convencerlos de que recuperen su conciencia, de que recuperen su naturaleza humana y de que se den cuenta que es urgente históricamente de que se emancipen de sus controladores y programadores.
Los cadáveres sociales que ni siquiera intenten emanciparse seguirán caminado en el valle de la muerte, creyendo cualquier dato o idea que su programador publique en alguna red social, se tendrá por tanto lamentablemente que decir, con palabras bíblicas, pero invertidas: “Por qué buscas entre los vivos a los que están muertos”, y no deberán ser los vivos-muertos quienes enfloren a los muertos-vivos, sino estos últimos a los primeros.
02/11/2019