De vida, justicia, muerte y otras inequidades

elduelo

Muchas veces los sucesos se mueven en tal dirección que uno se decepciona grandemente de la vida y piensa, que no solo es injusta, sino que es una desgraciada que se regodea castigando la virtud y premiando el pecado.

He vivido cerca de la muerte, me ha rozado varias veces y se ha llevado personas a mi lado, lo cual en su momento, me ha dolido mucho, pero de una u otra manera se asimila y se acepta como el orden natural de la vida, pero recientemente asistí en primera fila a la muerte accidental de un joven, al que prácticamente sentí morir en mis manos sin poder hacer absolutamente nada para evitarlo y únicamente limitarme a brindar los primeros auxilios que en estos casos se aconseja dar.

Era un joven, muy alegre, trabajador, muy humilde que se fue al otro mundo no por andar en malos pasos, no por sus vicios, ni por sus malas compañías; integrado a su comunidad religiosa, lleno de proyectos para el futuro, trabajando dignamente, ejemplo vivo del viejo cliché «pobre pero honrado» y en un lamentable descuido propio realizó una acción insegura bajo una condición insegura lo que derivó en un lamentable y fatal accidente.

Cuando uno compara el valor de este joven con el de otras personas que han vivido del dolor ajeno, se han aprovechado de la falta de maldad de su entorno, incluso han pasado aplastando a otros para poder tener dinero, poder y prestigio, el desbalance es tan grande que es evidente el hecho de que estos cabrones terminan debiéndole demasiado a la vida que sin inmutarse, parece perdonarles todo, pero no es de estas personas de quien quiero hablar.

Afortunadamente los familiares y demás seres queridos de este joven, encuentran, en el apoyo mutuo y en la fe religiosa, el consuelo para mitigar un poco su dolor, sintiendo el apoyo incondicional y total de una comunidad sencilla pero muy unida que es un gran soporte moral y espiritual para los dolientes.

Estoy en una edad en la que los mayores de nuestra generación (padres, tíos, etc.), están muy próximos a su fallecimiento, si es que no han muerto todavía, por eso, este año he asistido a múltiples funerales, demasiados, diría yo, pero casi todos de gente de avanzada edad que habían cumplido su parte en este mundo, que habían vivido plenamente su juventud, trabajado su adultez y descansado su senectud, por lo que morir tras una vida así, no era mas que la culminación de un ciclo natural al que se llega con plena resignación para todas las partes, pero la muerte anticipada de un joven con futuro, que apenas llegaba a los veinte años, casi la edad de mi hijo, es una verdadera tragedia.

Uno de joven se cree inmortal, invencible e indestructible, tendiendo a desestimar las precauciones, pero, las normas de seguridad industrial o de seguridad en general, se diseñan para mitigar la relación: Condición Insegura + Acción Insegura que es la causa de todo accidente, por favor jóvenes, cuídense y acaten todas las normas de seguridad que les dan, no son por gusto; uno lo aprende ya viejo, si logra sobrevivir, apréndanlo y asimílenlo jóvenes para llegar a contarlo.

 

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