"Mis expediciones a través de mis recuerdos ancestrales me enseñan muchas cosas. Las normas de conducta, ah, las normas de conducta. Los liberales fanáticos son los que más me preocupan.
Desconfío de los extremos. Escarba en un conservador, y encontrarás a un hombre que prefiere el pasado antes que el futuro. Escarba en un liberal, y hallarás a un aristócrata en ciernes. ¡Es así!
Los gobiernos liberales se convierten irremisiblemente en aristocracias. Las burocracias traicionan la verdadera intención de las personas que forman dichos gobiernos.
Desde el primer momento, los hombrecitos que formaron los gobiernos que prometieron equiparar las cargas sociales se hallaron inopinadamente en manos de aristocracias burocráticas.
Ya se sabe que todas la burocracias siguen esa pauta, pero qué hipocresía descubrirla incluso bajo una enseña comunizada. Ah… bien, si las pautas me enseñan alguna cosa, es que se repiten y se repiten incansablemente.
Mis congojas, en conjunto, no son más angustiosas que las de los demás, ya al menos yo enseño una lección nueva"
Los diarios robados – Dios emperador de Dune.
Frank Herbert hizo de la Saga Dune un estudio antropológico disfrazado de novela, en sus páginas uno encuentra reproducciones fieles de las realidades sociales, culturales y políticas vigentes en nuestro devenir histórico y expuestas de forma fácilmente asimilables a pesar de su complejidad.
Habrán muchos a quienes estas cosas molestan, sobre todo a los grandes representantes del pensamiento revolucionario, las grandes figuras históricas de la revolución son realmente muy poca cosa para nosotros los cínicos,
Farabundo, Martinez, Marcial, Duarte, Shafick, Dabuissón, y demás caudillos, han sido sobrevalorados, su real aporte fue saber utilizar la carne de cañon que tuvieron a mano o en algunos casos fueron simples víctimas de un extraño complejo de Mesías, su liderazgo fué producto de necesidades concretas en sectores específicos de la sociedad que les tocó vivir, lamentablemente, un pueblo que necesita caudillos está al nivel semi salvaje de los judíos saliendo en Egipto.
Nadie le ha apostado a la educación como sendero para salir de este agujero, todos necesitan a la masa gregaria, inculta, maleable para poder mantener intacta su ubicación en la compleja estructura aristocrática que han creado.
Por cierto, para los fans de la Saga de Herbert, yo encuentro mucho paralelismo entre Leto II y la vida de cierto revolucionario histórico que ha llevado a su pueblo por su muy particular “senda de oro”, en una aberrante mezcla de Tirano implacable con Papá Noel, que le ha ganado detractores acérrimos y seguidores a ultranza.
Pero el viejo debate de izquierdas y derechas se vuelve esteril ante las nuevas realidades sociales con el surgimiento de poderes emergentes de caracter criminal que se han afincado en la sociedad moderna, alimentando sus huestes de la exclusión y marginación social, utilizando la violencia, el soborno y el miedo como medios para adquirir mas poder que incluso los mismos gobiernos, como el caso de nuestro cercano vecino México y como lo estamos viendo en Centroamérica.
Necesitamos una revolución cultural, pero no como la China, sin embargo la pregunta de fondo en todo esto es:
¿Necesitamos un caudillo?
2 comments for “De revoluciones y aristocracias.”