A raíz de la alerta por el ingreso del Coronavirus en nuestro país, el ejecutivo ha obtenido ciertas llaves para controlar a la población, lo cual está bien.
Cuando se lanzaron las alertas iniciales, pidiendo a la gente que se mantuviera en sus casas evitando salir, casi nadie hizo caso y para el primer fin de semana, cuando aun no se habían anunciado casos, mucha gente se fue a la playa, pensando quiza que la sal del mar mataba el coronavirus.
Lo más probable es que ya mucha gente estuviera infectada y en esta dinámica deben haber infectado a muchos mas, de modo que las medidas tuvieron que ser más drásticas, con el estado de excepción conseguido de la Asamblea Legislativa, el gobierno pudo poner medidas de restricción sin tener que pedir la aprobación respectiva y así lo hizo decretando la cuarentena domiciliar en toda la nación.
Esto da a las fuerzas de seguridad la validez legal para efectuar detenciones cuando alguien no cumpla con las restricciones impuestas.
Lo malo es que dichas restricciones no han sido del todo claras y quedan al criterio de los aplicadores, incluso entre las autoridades hay contradicciones, por ejemplo el jefe de la PNC dice por un lado que se exige el uso de mascarilla, pero por otro lado el vice ministro de Salud dice que solo quien está enfermo debe usarla.
Esto ha llevado a que comiencen a circular videos de supuestos abusos cometidos por las autoridades, de otros casos me he enterado por testigos de primera mano, por ejemplo en Ilopango un señor fue remitido por acompañar a su esposa a comprar, posiblemente para ayudarle a cargar, pero al mismo tiempo me comentaban que del lado de Santa Elena hay gente que sale a pasear a sus perros y han visto parejas caminando juntos sin que nadie les haya dicho nada.
El problema es que como siempre, la gente más afectada por estos abusos es la más humilde, incluso circuló un video de un supuesto abuso que policías cometieron con un señor de edad.
No puedo negar ni avalar la veracidad de dichos videos pero si de los casos que me han comentado amigos, como el de el señor que se llevaron.
En el ambiente ya se siente la molestia de ver a una Policía Nacional con los desplantes que eran comunes en los años setenta, cuando la «autoridad» tenía libertad para suprimir la nuestra a su antojo, lo peor es que no hay criterios bien definidos, dependen del estado de ánimo y humor que tengan en el momento en que se le acercan a uno y he oído casos en que se ponen a pedir cosas que nadie ha dicho, como permiso del alcalde para andar en las calles de los municipios.
La gente anda con mucha molestia por algunas deciciones absurdas como lo que comenté ayer, con la prohibición de andar más de una persona por vehículo particular y sin embargo en la zona de Santa Elena, Merliót circulan muchos vehículos con dos y hasta con tres personas sin que nadie les diga nada, pero en Soyapango, Ilopango, Apopa, San Marcos, etc. si se ponen muy estrictos, lo cual habla muy mal de nuestros cuerpos de seguridad, de nuestras autoridades y del gobierno.
Las restricciones de la cuarentena deberían ser parejas para todos y dichas restricciones al menos deberían ser sensatas y comunicadas claramente a las autoridades para que no se cometan abusos por decisiones criteriadas, de otra manera nos enfrentamos a un regreso en el tiempo, con autoridades a las que les teníamos miedo, no respeto.