Unas horas antes que el Tribunal Supremo Electoral iniciara el acto oficial de convocatoria a las elecciones presidenciales, el partido ARENA nuevamente denunció las posibilidades de fraude electoral. Este hecho obligó al Presidente del máximo organismo electoral a modificar su discurso, explicar los mecanismos de seguridad que garantizan la pureza del evento electoral e invitar a la dirigencia arenera a sostener una reunión para aclarar las dudas.
Unos meses atrás ARENA había expresado la misma denuncia y provocó diversas reacciones, tanto en el mundo político como en diversos sectores de la sociedad civil. Eso nos indica que en el seno del partido ARENA, que por veinte años detentó el poder político en el país, hay serios y graves temores.
El fundamento de las denuncias areneras está en el hecho que han perdido el control de instituciones que están ligadas al proceso electoral. En el pasado reciente ellos controlaban la Fiscalía General de la República, la Fiscalía Electoral, el Registro Nacional de las Personas Naturales y tenían un fuerte control en diversas áreas del TSE. Ahora ese control ha sido diezmado y surge entonces el temor.
El pensar que algo que no se controla está automáticamente en contra, es el primer síntoma de una visión autoritaria y antidemocrática. Considerar que solo lo que se controla es de confianza, es la base en la que se sustentan las dictaduras de todo tipo. La mejor prueba de ello es que durante los veinte años que controlaron la institucionalidad del país nunca hicieron este tipo de denuncias.
La pureza y la limpieza de un proceso electoral no deben estar basadas en el control que un determinado partido político tenga de la institucionalidad electoral. De hecho, muchos partidos que han participado en los distintos eventos electorales no han tenido ni siquiera presencia igualitaria en los organismos electorales y no han hecho semejantes denuncias.
Otra fuente del temor de ARENA podría estar en los resultados de las encuestas internas. Aunque anuncian que encabezan la intensión del voto popular, en realidad no podemos saber con certeza si esto es cierto. Los verdaderos resultados de estas solo son conocidos por un selecto grupo de dirigentes y estrategas de la campaña, los cuales no necesariamente coinciden con lo que anuncian públicamente.
La pérdida de control del aparataje institucional y las complicaciones que indican las encuestas, podrían ser los detonantes de las preocupaciones de los areneros. Los temores los empujan a realizar este tipo de denuncias públicas de fraude. Pero esto también puede ser un arma de doble filo. Las bases partidarias y los potenciales votantes, especialmente el denominado “voto blando” pueden desmoralizarse y abstenerse de participar o votar, con lo cual agravarían su situación.
ARENA debe entender que la mejor garantía de resultados electorales limpios está en el fortalecimiento de los organismos especializados en la vigilancia electoral, como la Junta de Vigilancia Electoral. Otra importante garantía es la participación y la auditoría ciudadana. Además juega un rol importante las misiones de observadores electorales, tanto nacionales como internacionales. Finalmente, los medios de comunicación están permanentemente observando e informando a la opinión pública y no van a ocultar las anomalías que observen.
ARENA debe entender que todos los procesos que ejecuta el TSE son públicos y es posible auditarlos. Los areneros tendrán presencia en todos los organismos electorales temporales como las Juntas Electorales Departamentales, Municipales y Receptoras de votos. Por ello el fraude tendría que hacerse en sus narices. ARENA conserva presencia importante en la estructura logística, administrativa y jurisdiccional del TSE. Han perdido control, pero mantienen una importante presencia.
En esencia, ARENA debe entender que los tiempos del control unipartidario y totalitario del Estado han comenzado a terminar. Que poco a poco la democracia va ganando espacio en nuestra sociedad. Que las nuevas garantías están en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, en un Estado no patrimonialista y promotor de bien común, y en la participación y auditoría ciudadana. Que en esta nueva realidad los ganadores serán aquellas fuerzas y sectores verdaderamente comprometidos con la democracia.
Ayutuxtepeque, martes, 24 de septiembre de 2013.
Juan José Martel.
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