Algunas consideraciones sobre el socialismo. Parte I

I

Reconstruir un concepto puede resultar más espinoso que construir uno nuevo que lo sustituya, mucho más aun cuando ese «reconstruir» se plantea en medio de una confrontación de vida o muerte, tal como lo es la existente entre socialismo y capitalismo, entre ALBA y Tratados de Libre Comercio, entre libertad y esclavitud.
Hablar de un socialismo adjetivado es, en consecuencia, una reconstrucción del término; es decir, se plantea una transformación en el esquema del conocimiento que se tiene de la vieja noción de socialismo, por lo que otros elementos o nuevas relaciones entre los elementos configurativos de ese término deben replantearse sin manipulaciones y con una participación autónoma de cada individuo.
Vale la pena revisar algunos antecedentes significativos del socialismo. Al efecto, en 1864 nació en Londres la primera alianza obrera internacional conocida como la Primera Internacional Socialista. La masa obrera empieza a comprender que debe sobreponerse a la competencia intestina con los demás trabajadores a fin de oponer una eficaz resistencia a la explotación capitalista; es así como la clase obrera de los diferentes países deja de competir entre sí para cooperar unida contra la burguesía internacional y se despierta en el movimiento obrero un creciente entusiasmo emancipativo. Sin embargo, la circunstancia de superar la desunión no significaba por sí misma el triunfo.
Los obreros ingleses no tenían derechos sindicales ni políticos. El auge del capitalismo amenazaba, como ahora, los intereses de los trabajadores y, ante las demandas reivindicativas de éstos, el patrono pretendía importar obreros franceses y alemanes como signo de una competencia despiadada, de sometimiento y de esclavitud basada en el chantaje. Igual que ahora en América Latina, había crisis en la agricultura y una generalizada miseria, siendo ello lo que sacó a los obreros de su actitud contemplativa por lo que decidieron organizarse para actuar. Se unieron los diferentes gremios y reconocieron la necesidad de que las organizaciones sindicales abrazaran la lucha política. De ahí nació el gran mitin del 28 de septiembre de 1864 que dio nacimiento a la Primera Internacional. Ya poco antes se habían celebrado contactos de confraternidad entre obreros franceses e ingleses y la sublevación polaca de 1863 contribuyó a estrechar esos lazos, tal como la sublevación de Caracas en 1989 -el Caracazo- prendió en verde el semáforo de la conciencia venezolana.
Para entonces se emitieron documentos en los que se denunciaba que la desleal competencia del capital inglés era posible debido a la falta de unidad internacional entre los obreros de diferentes países. En París ocurrió un gran momento de agitación en talleres y en fábricas, por lo cual se decidió enviar una delegación de obreros a Londres, y para recibirlos se acordó el gran mitin en el cual se lanzó una proclama en la que se señalaba que la división del trabajo convertiría al hombre en máquina, en tanto que la libertad de comercio iba a engendrar una esclavitud industrial mucho más despiadada que la ya abolida por la revolución.

A ver, si podés refutarme eso...

Era necesario -se instaba- que los obreros de todos los países enfrentaran ese sistema criminal de explotación contra los trabajadores. Después de un candente debate la asamblea acordó nombrar un comité al que se otorgasen poderes para incorporar a nuevos miembros y redactar los estatutos de una asociación internacional que habría de regir provisionalmente hasta que en el próximo año decidieran definitivamente un congreso internacional que se celebraría en Bélgica. Ese comité estuvo integrado por Carlos Marx, entre otros. Hasta entonces, Marx no había tomado parte activa dentro del movimiento ya que él había sido invitado casualmente por un amigo francés para que interviniera en nombre de los obreros alemanes. Sucedió la feliz casualidad de que las circunstancias pusiesen en sus manos la dirección intelectual del comité elegido e integrado por los obreros ingleses, alemanes, franceses, italianos, polacos y suizos.
Cuando se decide integrar el comité de redacción de estatutos, Marx queda fuera de dicha comisión, pero después logró incorporarse e imponer sus brillantes ideas. Marx expone el hecho de que las miserias de la clase obrera no habían disminuido desde 1848 hasta 1864 pese a ser un período de amplio desarrollo industrial y florecimiento del comercio. Esgrimía pruebas documentales con estadísticas acerca de la miseria de la clase obrera inglesa a la par que se daba un monstruoso incremento de la riqueza obtenida en aquel período, la cual sólo era aprovechada por los ricos, y ese contraste se daba en el resto de los países.
El imponente incremento del poder y de la riqueza sólo favorecía, tal como ahora, a las clases acomodadas, y que en este momento equivalen a la inefable élite de los países latinoamericanos, y a la oligarquía económica estadounidense. Si había un pequeño contingente de obreros que percibían un jornal algo más elevado con respecto a los demás trabajadores, entonces el alza general de los precios actuaba restituyendo esas diferencias groseras, lo cual arrojaba luz acerca del porqué se agudizaban los conflictos sociales.
Hoy como ayer los trabajadores de todos los países se ven afectados por la vorágine capitalista y, para resolver esos conflictos, es imprescindible la unión y la cooperación solidaria en una dimensión de justicia y de libertad caracterizada por el socialismo militante, con acato al respeto a la disidencia, donde se privilegie la discusión por encima de cualquier consideración personalista.

Mikail Bakunin

Hagan lo que quieran...

La Internacional Socialista fracasa cuando a ella ingresan sujetos corrompidos, aparte de las insalvables diferencias entre quienes seguirían los criterios de Marx, que sostenía el principio de autoridad, y los otros que seguían el anarquismo pregonado por Bakunin; por eso quedó disuelta la organización y en 1869 se funda la II Internacional que agrupó a los obreros de Europa y América. Esta organización se disuelve en 1914 con los rigores de la primera guerra mundial, y en 1919, en Moscú, se forma la III Internacional Socialista que agrupa a los países «democráticos» del mundo. En 1943 se disuelve la Internacional debido al chantaje a que es sometida la política exterior de la URSS. La IV Internacional es fundada en 1938 por León Trostki.
Ninguno de estos antecedentes puede ser desestimado a la hora de replantear el socialismo latinoamericano. Los sacrificios de tantas luchas deben apuntalar las nuevas búsquedas que ahora proponemos, nuevas definiciones, entre ellas: la definición de ser humano, de sociedad, de política, de economía.
Creemos que nada está ahí definitivamente, que todo se está haciendo, todo lo que sabemos caduca cada cierto tiempo y las nuevas definiciones no tienen que ser contradictorias sino complementarias o, para mejor decirlo, elaboradas conjugablemente al pensamiento actual.

7 comments for “Algunas consideraciones sobre el socialismo. Parte I

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