Durante el gobierno de Antonio Saca la derecha salvadoreña sufrió una profunda transformación económica. Quizás la mas importante desde la nacionalización de la banca, el comercio exterior y la reforma agraria en la década de los 80. Por segunda vez la oligarquía local había perdido el control (al perder la propiedad) de los instrumentos estratégicos de acumulación de la ganancia económica.
Por otra parte, había surgido un nuevo grupo de poder económico en torno al Presidente Saca, que obtenía cuantiosos recursos al ganar las más importantes licitaciones del Estado salvadoreño. Este grupo desplazaba de hecho al sector oligárquico tradicional, que era quien en el pasado ganaba estas licitaciones.
Además, las grandes empresas y consorcios internacionales que habían comprado en forma total o mayoritaria las empresas estratégicas salvadoreñas, eran virtualmente los nuevos dueños del país, pero al parecer no tenían plena conciencia de ello y sus particularidades le impedían ejercer una acción conjunta para conducir el país, que de hecho habían “comprado”.
La habilidad del Presidente Saca y su grupo de nuevos millonarios, estaba en que supieron sacarle provecho al vacío de poder que se generó con la compra venta de estas grandes empresas. La oligarquía tradicional ya no controlaba la economía real, y los nuevos dueños no tenían interés en llenar ese vacío. Entonces el nuevo grupo de Tony Saca hacía de las suyas sirviéndose con la cuchara más grande.
Además, tal como lo señalamos antes, el Presidente Saca controlaba en forma total el aparato partidario. Esto también representaba una transformación política profunda en el historial de la derecha salvadoreña. Por primera vez la oligarquía tradicional no controlaba el instrumento político para la reproducción formal del poder. Este había sido “tomado” por un sector emergente que crecía a costa de reducirle sus ganancias.
La oligarquía tradicional dio la pelea para recuperar el instrumento político. En primer lugar usando los medios de comunicación, especialmente los periódicos, que comenzaron a orientar la opinión pública para exigir cambio en ARENA. En esos días hay editoriales de El Diario de Hoy muy duros contra el equipo de gobierno que era al mismo tiempo el que conducía el partido, donde les exigían que lo entregaran, que no hacerlo era como buscar la reelección del mismo grupo en el poder del Estado.
En segundo lugar, la oligarquía tradicional entró a competir en las elecciones primarias presidenciales en ARENA. Al no tener control sobre el aparato territorial, las posibilidades de ganarlas eran inexistentes. Pero para ellos se volvía necesario expresar internamente su oposición. Además las presiones hacia el grupo del presidente Saca eran fuertes.
Cuando finalmente Saca se impuso en las primarias, el grupo oligárquico pasó al repliegue. Acrecentaron sus críticas en privado. Negaron apoyo económico para la campaña, desaparecieron de la escena política para no brindar apoyo a la fórmula presidencial. Buscaron sin éxito una renuncia honorable de Rodrigo Ávila. Pero a pesar de todo el grupo Saca consolido la fórmula presidencial y la mayoría de los candidatos a diputados.
Como ya lo hemos señalado antes el único momento en que aparecieron juntos fue después de la victoria de Norman Quijano en la Alcaldía de San Salvador. En ese momento vislumbraron una posibilidad de victoria y ello los juntó para una foto. Pero a los pocos días las encuestas privadas señalaban que la tendencia nacional continuaba favoreciendo a Funes.
A lo anterior hay que agregar los garrafales errores cometidos por el PCN cuando intentó quitar a la fuerza a su candidato presidencial para apoyar a Rodrigo Ávila, más el entramado de alianzas que fuerzas democráticas y de izquierda democrática hacían con el candidato Funes, elementos que lo ponían en la ruta de la victoria electoral.
Tenía que suceder un terremoto político para que Saca y su grupo perdieran el control del partido. Este terremoto sucedió el día de las elecciones presidenciales. Para el grupo oligárquico, en medio de la desgracia, la derrota representaba la oportunidad de recuperar el partido y liderar la oposición política. El grupo de Saca no tuvo más alternativa que abrir las puertas del partido, los detractores regresaron y en pocos meses habían recuperado su control. Ahora le pagaban a Saca con la misma moneda, la exclusión
Con todo lo antes expuesto queda demostrado que la división de la derecha se gestó mucho antes de la campaña electoral. Además, queda aclarado, que las diferencias no son fundamentalmente políticas, hay en ellas un alto contenido económico. La derrota electoral presidencial solo aceleró el proceso y le dio más dramatismo, pues se han dividido en su peor momento. Además queda claro que detrás de ARENA y de GANA hay grupos empresariales que tienen intereses contrapuestos y que buscan control político.
El punto es que tanto poder económico y político tienen y cómo se reflejará en las elecciones de 2012. Sobre esto podemos adelantar algunas hipótesis:
- Si bien el antiguo bloque oligárquico dominante ha perdido control sobre el eje de acumulación estratégico de la economía, todavía controla importantes áreas que constituirían una segunda línea de acumulación. Son accionistas minoritarios de importantes empresas, controlan el comercio, la exportación, la industria y la agricultura. Han recuperado el control del partido ARENA.
- El grupo empresarial que surgió en torno al ex presidente Saca, pierde peso al perder la posibilidad de usufructuar con los recursos públicos. Por tanto perdió su eje de acumulación. Ahora tendrán que enfrentarse al mercado sin el apoyo del Estado. Este grupo podría tener problemas de supervivencia en los próximos años y es difícil prever que crezca.
- Las empresas trasnacionales que son dueñas de las empresas que constituyen el eje de acumulación de la economía, por ser de diversas nacionalidades y con intereses diversos no se prevé que asuman una actitud conjunta de control sobre la economía y la política a la usanza del bloque oligárquico dominante. Intervendrán puntualmente cuando consideren que un interés es afectado y harán alianzas pragmáticas. Además están acostumbrados a competir y entienden las reglas del mercado y la democracia formal.
- Todo indica que, de ahora hasta las próximas elecciones del 2012, la división de la derecha y su forma de expresión política en dos partidos fundamentales, no tendrá retroceso. Cada bando buscará la hegemonía electoral sobre el otro. ARENA buscará que la suerte de GANA sea similar a las otras escisiones que tuvo. GANA buscará romper este mito.
Con esto culmino la tercera entrega de esta reflexión. Solo queda pendiente un documento anexo, que estoy trabajando donde explico la evolución del sistema financiero salvadoreño del año 2000 a la fecha y la participación de cuatro importantes dirigentes del partido ARENA durante la década de los noventa y los primeros años de este siglo en ese sector de la economía, para sustentar en lo económico la hipótesis de la existencia de un bloque oligárquico dominante y su control sobre la política salvadoreña.
Ayutuxtepeque, jueves, 22 de abril de 2010.
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